El pasado 12 de Febrero The New York Times revelaba que el presidente norteamericano Barack Obama estaba furioso por el modo en que el Departamento de Estado había manejado las posiciones norteamericanas durante la crisis en Egipto que terminó con el gobierno de su antiguo aliado Hosni Mubarak. Según el Times, Obama no estaba en desacuerdo con las posiciones de la señora Clinton y su enviado a Egipto, Frank Wisner, al decir que Mubarak era indispensable en una transición, pero sí en haberlas dicho abiertamente, cosa que revelaría que Estados Unidos no tenía “sintonía total con los manifestantes”.