Resulta contradictorio que Estados Unidos, una nación “altamente preocupada” por el auge del crimen organizado internacional y sus peligrosas interconexiones con mafias terroristas, traficantes de drogas, armas, personas y cualquier tipo de mercancía ilícita, siga utilizando y manipulando a esos mismos delincuentes en planes de desestabilización y desprestigio contra enemigos políticos.