Dicen que el asesino siempre regresa al lugar del crimen y Baby Doc no iba a ser la excepción. A río revuelto ganancia de pescadores, pensó Jean Claude Duvalier, y desembarcó en Haití. Aunque el Departamento de Estado dijo sorprenderse por su decisión, no le faltaba lógica al exdictador que, al igual que su progenitor ensangrentó y esquilmó, con la complicidad de Estados Unidos, la nación caribeña. Tras su salida del poder en 1986 por una revuelta popular, Duvalier se marchó tranquilamente a Francia con la complicidad de Estados Unidos. Hasta hoy ni la cuna de la Declaración de los Derechos del Hombre ni el país norteño le han pedido cuentas por sus crímenes.