Ayer lo escuché cuando habló en la Universidad de Tucson, donde se rendía homenaje a las 6 personas asesinadas y las 14 heridas en la matanza de Arizona, de modo especial a la congresista demócrata por ese Estado, gravemente herida por un disparo en la cabeza.
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Como pieza literaria y elogio justo a los que lo merecían, se le puede otorgar un premio.
Como discurso político dejó mucho que desear.