Ayer analicé el atroz acto de violencia contra la congresista norteamericana Gabrielle Giffords, en el cual 18 personas fueron alcanzadas por las balas; seis murieron y otras 12 fueron heridas, varias de suma gravedad, entre ellas la congresista, con un balazo en la cabeza, dejando al equipo médico sin otra alternativa que tratar de preservarle la vida y evitar en lo posible las secuelas de la criminal acción.
La niña de nueve años que murió había nacido el mismo día que las Torres Gemelas fueron destruidas, y era destacada en su escuela. La madre declaró que había que poner fin a tanto odio.