Casi cuatro han pasado desde que Robert E. Jolicoeur, Director de la Oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduana de Estados Unidos (ICE) en El Paso, Texas, le dirigía al inmigrante ilegal Luis Posada Carriles, entonces detenido, una carta cuya claridad, en el contexto norteamericano, sigue asombrosa. El terrorista internacional se encontraba preso en el llamado Centro de procesamiento del ICE de esta localidad, esperando desde cerca de un año que sus abogados mafiosos y su tropa terrorista lo saquen de ahí. La decisión del jefe local de los servicios migratorios no fue la que esperaba.