“Sois benigno, Señor eterno, Dios nuestro, Rey del Mundo, que no me has hecho mujer…”. Cada mañana, numerosos judíos practicantes bendicen a Dios en su rezo del Adom Olam por haberles salvado de la esclavitud, por haber evitado que cayeran en la idolatría y poralejarlos del estigma de ser mujer, esos seres sometidos, cuya única misión sobre la tierra es engendrar nuevos hijos del pueblo elegido.