Comienza el 2011, y como siempre la llegada de un nuevo año es utilizada por los poderosos medios de comunicación del Occidente capitalista para intentar hacer un balance de lo más trascendente y curioso ocurrido en el año fenecido y, a la vez, presentar pronósticos sobre lo humano y lo divino para los próximos doce meses. Adivinadores, brujos, videntes y charlatanes encuentran espacio en esos medios para exponer lo que sucederá en el nuevo año.