Bajo fuerte presión política y social, la jefatura de la universidad estatal aceptó dar por recibidas las propuestas presentadas en noviembre por el liderato estudiantil y dialogar sobre el documento, no sin antes hacer en secreto un desesperado pedido de ayuda al partido oficialista para que active “francotiradores” que desacrediten a los estudiantes en huelga. Además, surgen aspectos preocupantes en las transacciones en la Universidad de Puerto Rico con el Banco Gubernamental de Fomento, así como informes y documentos polémicos sobre la Policía nacional.