No he dejado de recordar, durante esta semana, tan bellos versos de ese gran poeta de Cuba y de nuestra América llamado Nicolás Guillén. No he dejado de reflexionar en el sentimiento y el sentido que contienen cada una de sus palabras. El gran río que hace doce años nos trajera a Miraflores -el pasado lunes 6 de diciembre se cumplió un nuevo aniversario de la revolución hecha gobierno- es el mismo gran río de huesos, de sueños y de sangre, que ha vuelto a mostrar su caudalosa grandeza en este trance tan duro por el que estamos pasando.