Confieso con la mayor sinceridad que la celebración de los días dedicados a uno y otro sector y a los más disímiles asuntos habidos y por haber en este mundo me causa escozor. Es cierto que en nuestro caso favorecen el homenaje y el reconocimiento, pero es que por ser tan numerosos y hasta coincidentes, se diluyen en el marasmo de la repetición y pierden cada vez más interés, al menos informativamente.