El periodista y gerente Canal Capital, Hollman Morris le narró a la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia los seguimientos ilegales que sufrió él y su familia por parte de agentes del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) durante el año 2007.
En su intervención como testigo en el juicio que se adelanta contra el exdirector del organismo de inteligencia, Jorge Noguera Cotes, el periodista aseguró que su residencia y su lugar de trabajo fueron vigilados por agentes encubiertos que registraban todos los movimientos.
Igualmente sus hijos fueron motivo de seguimientos, los agentes de inteligencia recolectaron los horarios de clase, de colegio, de entrada de salida. ¿Cuál era el objeto de tener esa información”. Morris aseguró que tuvo acceso a toda esta información cuando se destapó este escándalo y las autoridades recolectaron esta información en el interior del DAS.
“Había sido declarado objetivo militar por parte del DAS, lo cual yo deduzco que esas personas (…) tenía pleno conocimiento de mis movimientos y hacían parte de esa funesta estructura conocida al interior del organismo de inteligencia como G3 que operó en los años 2003 hasta el 2005”, precisó.
En repetidas oportunidades recibió coronas fúnebres a su domicilio. “Se la entregaron a mi hija menor, a la nana de mi hijo menor que tenía unos meses de nacido”, explicó el periodista quien aseguró que varios integrantes del grupo del programa Contravía fueron víctimas de estos seguimientos. “En la carpeta denominada Puerto Asis estaba minuto a minuto de mi recorrido en esos días y la producción en esos días en San José de Apartadó”.
Igualmente señaló que debido a las amenazas que recibió en contra de su vida e integridad personal le fue asignado un equipo de seguridad, sin embargo los miembros de este se convirtieron en “parte instrumental” del DAS, y su misión esencial era espiarlos “”no para cuidarnos, no para garantizar nuestras vidas, ni la de mi familia”.
Morris citó una entrevista en la Jorge Noguera Cotes aseguraba que “se vanagloriaba” por toda la información recolectada en contra del periodista. “´Es que podíamos escuchar hasta sus ronquidos’. Y en efecto podían escuchar hasta nuestros ronquidos, las peleas de familia, totalmente documentados por ese esquema de seguridad”.