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General: PDF] LA EDUCACIÓN EN CUBA
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Réponse  Message 1 de 11 de ce thème 
De: Ruben1919  (message original) Envoyé: 28/10/2013 13:36
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LA EDUCACIÓN EN CUBA

www.alammi.info/revista/numero2/la0_0002.pdf
 
LA EDUCACIÓN EN CUBA. Cuba fue la última colonia de España en América Latina en alcanzar su independencia. Los siglos del yugo colonial fueron un ...


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Réponse  Message 2 de 11 de ce thème 
De: Ruben1919 Envoyé: 28/10/2013 13:44
Reflexiones del compañero Fidel

 

Tomado de Cubadebate

 

La educación en Cuba

Parecería ser nuestro país el que más problemas de educación tiene en el mundo. Todas las noticias cablegráficas que llegan divulgan información sobre muchos y difíciles retos: déficit de más de 8 000 maestros, groserías y malos hábitos de estudiantes, insuficiente preparación; problemas, en fin, de todo tipo.

No creo, en primer lugar, que estemos tan mal. Ningún país desarrollado posee en este campo nuestros índices de escolaridad y las posibilidades educacionales de todos los ciudadanos, a pesar del bloqueo injusto y el robo descarado de brazos, músculos y cerebros que sufre Cuba.

Estados Unidos y otros países ricos no pueden siquiera equipararse con el nuestro. Tienen, eso sí, muchos más automóviles, gastan más gasolina, consumen muchas más drogas, compran más bisutería y se benefician con el saqueo de nuestros pueblos, como lo hicieron durante siglos.

El imperialismo aspira a que las mujeres cubanas vuelvan a ser mercancías, objetos de placer y sirvientas de los ricos. No perdonan la lucha por la liberación de los pueblos. Añoran los años en que la entrada de los cubanos negros a los centros de recreación estaba prohibida. Muchos ciudadanos carecían de empleo, seguridad social y asistencia médica.

Para Martí la libertad era cara, había que pagarla por su precio o resignarse a vivir sin ella. Ese es el dilema que deben plantearse todos los cubanos cada día.

¿Cuánto hay de cierto en las esperanzas de nuestros enemigos? Sólo en nosotros mismos está la respuesta. ¿O es que en la educación podemos igualmente preguntarnos si se utiliza el método burocrático de impartir ciencia sin conciencia? No creo que hayamos involucionado tanto. De todas formas, es indispensable que cada cual se haga la pregunta para evitar que se escupa sobre nuestra dignidad. No esperemos perdón de nuestros enemigos.

Hay decenas de miles de personas que piensan, hablan, actúan y toman decisiones. En manos de todos ellos están las medidas que se adoptan cada día.

Prestemos atención a nuestros enemigos y hagamos todo lo contrario de lo que desean de nosotros para seguir siendo lo que somos.

Se apela a nuestras conciencias. La Revolución nos exige a todos, con razón, trabajar más, es decir, ¡trabajar! Hemos resistido 50 años. Las nuevas generaciones están mucho mejor preparadas; tenemos derecho a esperar de ellas mucho más. No nos desalentemos con las noticias de los enemigos, que tergiversan el sentido de nuestras palabras y presentan nuestras autocríticas como tragedias. ¡El manantial de la ética revolucionaria es inagotable!

Fidel Castro Ruz
Julio 19 de 2008
12 y 14 p.m.

A continuación publicamos las palabras de homenaje de Fidel a Nelson Mandela:

Mensaje para Nelson Mandela en su 90º aniversario

¡Gloria a ti, Nelson, que desde 25 años de cárcel solitaria defendiste la dignidad humana! Nada pudieron contra el acero de tu resistencia la calumnia y el odio. Supiste resistir y, sin saberlo ni buscarlo, te convertiste en símbolo de lo más noble de la humanidad. Vivirás en el recuerdo de las futuras generaciones, y contigo los cubanos que cayeron defendiendo la libertad de sus hermanos en otras tierras del mundo.

Fidel Castro Ruz
Julio 18 de 2008


Réponse  Message 3 de 11 de ce thème 
De: Ruben1919 Envoyé: 28/10/2013 13:47
La educación, Cuba y el socialismo: ¿comparamos los modelos educativos español y cubano?
Jueves, 09 de Mayo de 2013
 

Cuba Va.- Con motivo de la huelga general en enseñanza, Cuba Va (boletín de la Coordinadora Estatal de Solidaridad con Cuba-Madrid), edita un número especial sobre la educación en Cuba. En la actualidad, la educación está en las primeras planas de los medios de comunicación, pues desde hace unos años vivimos la mercantilización y privatización progresiva de la educación pública en nuestro país.

Como consecuencia de ello, se han sucedido las movilizaciones tanto de los y las estudiantes como de los y las trabajadores/as del sector, habiendo vivido ya una primera huelga general educativa.

El sistema capitalista, mediante sus gestores en el gobierno, inmerso en una profunda crisis, busca sacar tajada de lo público para recuperar sus ganancias. De esta forma, tanto la sanidad como la educación se encuentran en su punto de mira.

Como amigos de Cuba, no podemos dejar de mirar el sistema educativo cubano y comparar un Estado como el nuestro, que considera la educación un negocio con quien la considera un derecho.

Desde los primeros momentos de la Revolución, Cuba se propuso cumplir precisamente esto: que la educación fuera derecho efectivo, no simplemente consagrado en el papel, sino una realidad que se extendiese al conjunto del pueblo. La primera prueba del empeño de la joven Revolución por extender la cultura, fue la campaña con la que en muy poco tiempo consiguió erradicar el analfabetismo.

Pero para hablar de educación en Cuba, es inevitable aportar datos. Uno de los más reveladores es el porcentaje del PIB invertido por el estado cubano en educación, que alcanza el 9,3% frente al 4,5% de España (o la media del 5,5% de la Unión Europea). Esta, es una cifra que supera el porcentaje de los siempre citados países nórdicos. Asimismo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Cuba ocupa el lugar 16 entre más de 120 estados en el Índice de Desarrollo de la Educación para todos (IDE). Cuba, dentro de sus limitaciones y sometido a un feroz bloqueo económico, comercial y financiero, tiene índices en la educación que están por encima de los llamados países desarrollados.

Pero en Cuba la educación no solo se mide por la inversión que realiza el Estado en ella. También hay un importante factor de diferencia cualitativa. En España, con la LOMCE en la educación secundaria, y el Plan Bolonia primero y la Estrategia Universidad 2015 en la actualidad, en las universidades se está orientando la educación hacia las necesidades de la patronal, de los grandes empresarios y banqueros. Se esta construyendo una educación elitista donde solo unos pocos puedan acceder a los niveles superiores de enseñanza, y donde la gran mayoría de la población se verá arrojada a un nivel educativo deficiente. En resumidas cuentas, se trata de crear trabajadores con baja cualificación para un mercado laboral basura.

En Cuba por el contrario, se propone una diversidad en la educación para todos/as, es decir, democrática. Se asegura la gratuidad en todos los niveles de enseñanza, y se implementan también por ejemplo, una extensa red de centros para personas con necesidades educativas especiales, universidades populares para adultos, o centros donde los/as trabajadores/as pueden compatibilizar su jornada laboral con la profundización en sus estudios.

Es una educación comprometida con su sociedad y no sometida a los grandes monopolios económicos como ocurre aquí. Mientras nuestro sistema educativo esta cada vez más orientado hacia valores como el individualismo o el culto al éxito, en Cuba, además de las elevadas competencias profesionales, se promueven las más altruistas convicciones revolucionarias. Un ejemplo de este espíritu podemos comprobarlo en los programas de alfabetización de personas adultas que desarrolla Cuba en todo el mundo (“Yo, sí puedo”), y que incluso ha llegado a ciudades españolas, como Sevilla, el envío de contingentes de enseñanza a países de escasos recursos, o los miles de jóvenes de todo el mundo, incluso de los EEUU, que se forman gratuitamente en Cuba.

El sistema socialista cubano, ni en el Periodo especial, ni tampoco durante periodos económicos difíciles, ha dejado de considerar la educación como lo que es: un derecho universal. Por ello Cuba debe servirnos como ejemplo para aquellos que luchamos por una educación publica, gratuita y de calidad.


Réponse  Message 4 de 11 de ce thème 
De: Ruben1919 Envoyé: 28/10/2013 13:52

El Modelo de Educacion de Cuba como ejemplo (1ª Parte)

kaosenlared.net/.../8157-el-modelo-de-educacion-de-cuba-como-ejempl...
 
16/02/2012 - En estos tiempos que vivimos de recortes, Cuba nuevamente nos muestra el camino de una Educacion de calidad y gratuita para toda la ...

Réponse  Message 5 de 11 de ce thème 
De: Ruben1919 Envoyé: 28/10/2013 13:53
El Modelo de Educacion de Cuba como ejemplo (1ª Parte)
Destacado por Roberock
Jueves, 16 de Febrero de 2012 18:05
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El Modelo de Educacion de Cuba como ejemplo (1ª Parte)
 
En estos tiempos que vivimos de recortes, Cuba nuevamente nos muestra el camino de una Educacion de calidad y gratuita para toda la población es posible.

“Educar es depositar en el hombre toda la obra humana que le ha antecedido; es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, [...] ponerlo al nivel de su tiempo [...] prepararlo para la vida”.  “Educar es dar al hombre las llaves del mundo, que son la independencia y el amor, y prepararle las fuerzas para que lo recorra por sí, con el paso alegre de los hombres naturales y libres”.

                                                                                                                                                   Jose Marti

Si bien, Jose Marti es conocido mas en la historia como un revolucionario y escritor, Marti fue maestro y sus ideas plasman los fines y propósitos de la educación cubana, la preparación del hombre para la vida sin descuidar su espiritualidad, con educación como sentimiento y no solo como instrucción.

El sistema de educación cubana se usa como ejemplo de educación por organizaciones internacionales como  OCDE, UNESCO o el Banco Mundial, quienes se muestran complacidos por las estadísticas en Educacion de Cuba.

Las estadísticas positivas no son por Casualidad

Desde el primer minuto de la Revolucion Cubana en 1959, después de la caída del régimen pro-imperialista de Batista, para el nuevo gobierno la prioridad era dar educación a todos y cada uno de los ciudadanos cubanos.

La primera medida fue la de abolir todas las escuelas y universidades cubanas y pasaran a manos del Estado. Por tanto el Ministerio de Educacion recupera el control total de las escuelas y universidades de la Isla, lo que se interpreta como un “La educación no es un negocio ni un privilegio”.

El primer plan estratégico consistía en eliminar el analfabetismo heredado del anterior sistema Pro-Capitalista, el gobierno de Fidel Castro organizo a los intelectuales, estudiantes, amas de casa, jóvenes y ejercito para que encontrasen hasta el ultimo analfabeto o analfabeta de la isla y el resultado fue un éxito ya que salvo algunos algunos ancianos, todo cubano aprendio a Leer y Escribir.

Pero esta tarea ya se estaba realizando antes de la victoria, el Sierra Maestra los barbudos ya estaban concienciados en la importancia de la educación, no obstante guerrilleros como Raul Castro (Estudiante de Ciencias Sociales), Camilo Cienfuegos (Estudiante de Bellas Artes), Ernesto Guevara (Graduado en Medicina), Fidel Castro (Doctor en derecho civil y diplomático), tenían carreras o las habían iniciado, casos como el de Camilo Cienfuegos que debio abandonar los estudios ya que carecia de medios económicos para continuarnos nos da una idea de la diferencia entre la educación socialista y la capitalista, en la capitalista la cultura y el saber se pagan caro. El caso es que nuestros barbudos daban clase a sus propios guerrilleros para que aprendiesen ha valerse por si mismos, y es un ejemplo mas de que el primer objetivo de la revolución era dar cultura a un pueblo al que se le ponía difícil el acceso a la educación.

El inicio de la educación revolucionaria

La Educacion Cubana anterior a la revolución estaba completamente deteriorada con un 58% de analfabetismo, como se puede comprobar en los escritos, como el de Enrique Jose Varona, Pedagogo el cual decia sobre la educación que :

“Se carecían de aulas, mobiliarios y más escuelas; a pesar que se instauró un sistema de educación primaria pública, gratuita y obligatoria. Sin embargo, hacia 1953, con una población de 6,5 millones de habitantes, había en Cuba medio millón de niños sin escuelas, un millón de analfabetos, una enseñanza primaria que llegaba sólo a la mitad de la población escolar, una enseñanza media y superior que llegaba sólo a la población urbana y 10 mil maestros sin trabajo.”

La siguiente tarea del Socialismo no fue otra que la de la construcción de escuelas y aulas suficientes como para que todos los niños de edad de Primaria y Secundaria pudieran no solo asistir a clase, si no además alimentarse y desarrollar su físico en condiciones, aprender técnicas de producción agrícola o el respeto por la patria y por las personas.

Hacia finales del 59, en Cuba se construyeron aproximadamente  10.000 aulas y la escolarización se elevo hasta el 90% en edades de 6 a 12 años. Se reutilizaron instalaciones militares para dar servicio educativo a cerca de 40.000 estudiantes. En ese mismo año se declaraba La Reforma Integral de la enseñanza determinando que el objetivo era el Pleno desarrollo humano, se crearon contingentes de Maestros Voluntarios con cerca de 3000 miembros para educar a los campesinos que vivian en zonas remotas.

Incluso se construyen internados donde niños y niñas podían pasar todo el año y donde esta claro se poseían servicios médicos y deportivos para los jóvenes internos.

En 1961 se dicta la Ley de Nacionalizacion de la Enseñanza que suprimia la educación privada y los antiguos métodos de enseñanza, estableciendo una educación Revolucionaria.

 El gobierno socialista establece además la obligatoriedad en la educación primaria y secundaria. Por lo que desde ese momento se considera delito el que los padres de familia no envíen a sus hijos a la escuela están castigado incluso con cárcel.

Políticas Educativas: Constitución Política

“Todos tienen derecho a la educación”

 Este derecho dice que tanto niños, jóvenes, adultos, mujeres o hombres, tienen el derecho a la educación, becas, gratuidad del material escolar sea cual sea su situación económica, en todos los tipos y niveles de enseñanza y de modo gratuito.

“Todos tienen derecho a la educación gratuita en todos los niveles”

El derecho dice que el estado mantiene un amplio sistema de becas para todos los estudiantes y proporciona prioridades de estudio a los trabajadores con el único fin de alcanzar la universalización de la enseñanza. La ley precisa la obligatoriedad de estudiar y define la preparación general básica que, como mínimo, debe adquirir todo ciudadano.  

“Todos tienen derechos a la educación física, el deporte y la recreación.”

Se garantiza el derecho de disfrute por la inclusión de la practica de educación física y el deporte dentro de los planes de estudio. Y por la amplitud de la instrucción y los mediospuestos a disposición del pueblo que facilitan la práctica masiva del deporte y la recreación

Dado lo extenso que es el tema me veo obligado a dividir esta nota en varias partes, mañana seguire con la siguiente parte, pero no me podría despedir sin dejar un video del Che Guevara dando animos al pueblo Cubano para estudiar y desarrollarse intelectualmente.

 

El Modelo de Educacion de Cuba como ejemplo (2ª Parte)

http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/8269-el-modelo-de-educacion-de-cuba-como-ejemplo-2%C2%AA-parte.html

El Modelo de Educación de Cuba como ejemplo (3ªParte-Final)

http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/8575-el-modelo-de-educaci%C3%B3n-de-cuba-como-ejemplo-3%C2%AAparte-final.html

 
Ultima modificacion el Jueves, 23 de Febrero de 2012 18:41

Video relacionado

 
Ernesto Guevara Sobre la Educacion

Réponse  Message 6 de 11 de ce thème 
De: Ruben1919 Envoyé: 28/10/2013 19:00

La educación en Cuba es un ejemplo del que debemos aprender

Miércoles, 6 de Febrero y 2013 (10:55 am)
 
 
 
 

"La educación infantil y la atención al infante en Cuba es un ejemplo del que debemos aprender todos los países y del que nosotros, los que trabajamos en Latinoamérica, nos sentimos profundamente orgullosos".

Así se pronunció el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Álvaro Marchesi Ullastres, en su conferencia magistral "Calidad de la Educación Infantil", ofrecida este martes en el Palacio de Convenciones de La Habana, en la segunda jornada de sesiones del Congreso Pedagogía 2013.

En otro momento de su intervención el conferencista señaló que "educar a las nuevas generaciones es una opción ética y moral, que garantiza el quehacer de los profesores y que da mayor valor ante la sociedad".

En el marco de la cita internacional, Marchesi destacó además los excelentes resultados alcanzados con la implementación del Programa cubano Educa a tu Hijo en otras naciones de la región, y señaló que constituye un modelo acertado para garantizar la atención integral a la primera infancia con la participación de la familia y la comunidad.

Convencido de que "no hay mejor inversión que invertir en la primera infancia", reconoció que en muchas regiones la infancia está poco cuidada porque no constituye una prioridad en la distribución del gasto público, situación que se traduce en carencias y desigualdades en el aprendizaje de los jóvenes.

Con la participación de cerca de tres mil delegados, nacionales y extranjeros, que continúan en el debate e intercambio de experiencias sobre este y otros desafíos de la educación en la actualidad, la cita multinacional acoge entre los invitados a representantes de organizaciones internacionales, autoridades académicas, pedagogos, funcionarios del sector y estudiantes.

Fuente: Periódico Granma

Réponse  Message 7 de 11 de ce thème 
De: Ruben1919 Envoyé: 28/10/2013 19:03

Para una sociología de la educación

Graziella Pogolotti • La Habana, Cuba
 
 
 
 
 

Aquí y allá, en Europa y en América Latina, se multiplican las protestas estudiantiles. La confrontación entre el sector público y el privado, el alto costo de los créditos bancarios que hipotecan el futuro de las nuevas promociones de profesionales, laceran en términos concretos la igualdad de oportunidades para el acceso a una formación adecuada, lo cual adquiere ribetes dramáticos en un panorama de crisis económica. Es la punta del iceberg de un problema que tiene raíces aún más profundas.

El proyecto de una escuela pública, laica y gratuita emergió de la revolución francesa cuando el capitalismo industrial requería fuerza de trabajo cada vez más calificada. Napoleón Bonaparte institucionalizó un sistema con una pirámide de ancha base social que concentraba en la cima la preparación de élites pensantes —la celebérrima Escuela Normal Superior—, técnicas —Politécnica, Escuela Central de Ingenieros, de Aguas y Bosques, etc.—. Se garantizaba de ese modo la reserva de cuadros para los altos cargos de la administración y de las diversas ramas de la actividad económica. Los hijos de familias pudientes concurrían a prestigiosos liceos públicos —Henry IV, Louis le Grand, Jeanson de Sailly—, donde podían coincidir con muchachos de origen más humilde. Sistema similar se aplicaba en territorios coloniales. Parecía un ejemplo de aplicación de la más perfecta racionalidad.

Sin embargo, el proceso descolonizador de los 60 del pasado siglo reveló las fisuras enmascaradas y condujo a un enfoque sociológico del problema de la educación. Se hizo evidente que los niños de procedencia árabe no dominaban el francés como lengua materna primordial. Los hijos de colonos disponían de una ventaja en el rendimiento escolar. Ante las dificultades en el manejo de la lengua oficial, los colonizados caían en la repitencia y el abandono prematuro de la escuela. También en el territorio metropolitano el rasero clasista intervenía de manera dramática por dos razones fundamentales. Una de ellas, de orden económico, imponía la prematura incorporación al mundo laboral. La otra, tenía un fundamento cultural. El entorno familiar favorecía a los hijos de la burguesía en el dominio de las sutilezas del idioma, en la riqueza de información adquirida en la habitual conversación hogareña, ámbito donde el uso del libro formaba parte del quehacer cotidiano. Por implacable selección natural, solo los muy talentosos lograban salvar esos escollos.

Los modelos educativos se han conformado sucesivamente, a través de la historia atendiendo a demandas de la sociedad y de la ideología. Así, por ejemplo, en las 13 colonias norteamericanas, el puritanismo establecía, como principio de dogma, la lectura directa de la Biblia, prescindiendo de la mediación sacerdotal, por parte de los creyentes. Al mismo tiempo, para combatir el paganismo, prohibió el uso del tambor, con lo cual se cortaba de raíz la preservación del imaginario cultural para los esclavos de origen africano. En cambio, España edificó un sistema jerárquico. A diferencia de los vecinos del norte, en la América hispana las universidades se fundaron en fecha temprana, mientras la enseñanza elemental fue tardía y precaria. La fe se propagó con cierto grado de permisividad que favoreció la expansión de expresiones sincréticas.

En el mundo contemporáneo, el problema de la educación alcanza una complejidad sin precedentes históricos. Los problemas reales se enmascaran tras el empleo de una retórica asumida generalmente en términos de verdad absoluta. A diestra y siniestra se proclama la democratización del saber. Es cierto que escuelas y universidades se han multiplicado. Pero, los menos favorecidos socialmente, campesinos, obreros y marginales, tienen que vencer obstáculos cada vez mayores. Uno de ellos, evidente, es de carácter económico.

Las causas económicas y culturales se convierten en muros cada vez más insalvables que frenan la movilidad social y socavan cualquier intento de democratización verdadera. Los préstamos bancarios son paliativos ilusorios, cada vez más costosos que hipotecan el futuro de los estudiantes. En un contexto de globalización y de rápidas transformaciones tecnológicas, la situación augura un porvenir nefasto para la humanidad. Ya es palpable la erosión de las capas medias de la sociedad. La polarización progresiva del mercado laboral requiere, por una parte, una minoría con preparación sofisticada y amplias mayorías de trabajadores manuales para tareas rutinarias de baja calificación.

En estas circunstancias, los modelos pedagógicos, sin desentenderse de las exigencias de la inmediatez, tienen que proyectarse con vistas a un largo plazo. Tomando como referente básico un diseño social y humano, su elaboración requiere un análisis autocrítico con participación interdisciplinaria que supere la estrechez de los modelos y enfoques metodológicos tradicionales. Hemos padecido acercamientos conducentes a la instrumentalización del educando, dirigido hacia un ámbito laboral limitado, prescindiendo de la permanente movilidad de un universo sometido a cambios tecnológicos y económicos. El pensamiento pedagógico de orientación conductista está contaminado de una sutil influencia del pragmatismo. Para subsanar errores y definir conceptos de manera integral, es indispensable contar con la colaboración de científicos sociales y de profesionales impregnados de una esencial formación humanista. La cultura es el alma de la nación y debe constituir el hilo conductor de un programa perdurable de formación de las nuevas generaciones, dotadas de conciencia ciudadana, responsabilidad social, imaginación y creatividad.

El desarrollo humano no es resultante mecánica del crecimiento económico a nivel macro. Por el contrario, aunque parezca paradójico, la concepción económica está al servicio de un proyecto orientado a alcanzar progresivamente la plenitud de oportunidades para los hombres que están naciendo y habrán de nacer. La historia cercana ofrece numerosos ejemplos de ello. Entre los más recientes se encuentran los estallidos sociales en la Argentina y a consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales.

La experiencia cubana merece una reflexión profunda y problematizadora que rebase los habituales referentes estadísticos. Irrepetible por las circunstancias excepcionales que la propiciaron, la campaña de alfabetización colocó la necesidad de responder a una injusticia histórica por encima de los criterios técnicos. Una modesta cartilla en manos de muchachos que, en muchos casos no habían llegado a la adolescencia, abrió la posibilidad de leer y escribir a los marginados de siempre.

Fue un acontecimiento de alcance humano al devolver la dignidad a hombres y mujeres incapacitados del ejercicio de sus derechos por su condición de iletrados. Con ello se ofrecieron oportunidades reales de acceso a una movilidad social sin precedentes. Sentó las bases para el desarrollo de un capital humano capacitado para participar activamente en planes de crecimiento económico del país. Fue un choque de culturas enriquecedor para maestros y discípulos. Los primeros descubrieron la dimensión dramática del subdesarrollo. Los hombres y mujeres curtidos en miseria y en el duro bregar se incorporaron al proceso de modernización de costumbres, formas de vida y mejorías de las prácticas sanitarias. El otro extremo, la Universidad, se reformaba. Desde el punto de vista social, el sistema de becas garantizaba la real igualdad de oportunidades, a la vez que se establecían los fundamentos de una auténtica soberanía en el universo de los conocimientos con el énfasis en el estudio de las ciencias básicas y la renovación en el campo de las humanidades.

El crecimiento acelerado de las matrículas en todos los niveles de la enseñanza, unido al salto demográfico de los años 60, precipitó una crisis en la disponibilidad de maestros y de instalaciones escolares. Como habría de ocurrir en otros momentos, hubo que aplicar medidas rápidas y de efectividad inmediata. Se construyeron escuelas en el campo y se concedió prioridad absoluta a la retención y a la promoción. Todo ello favoreció la multiplicación de técnicos y profesionales que requería el país.

Sin embargo, inscrita en una permanente dinámica social y humana, toda medida entraña la aparición de nuevos problemas. El control estadístico de los resultados carecía del indispensable análisis cualitativo. Una obra de teatro, escrita por Rafael González y llevada a la escena por el grupo Escambray a principios de la década del 80, alertaba acerca de algunas dificultades que comenzaban a manifestarse. Con una recepción entusiasta por parte del público, Molinos de viento apuntaba hacia el quebrantamiento de algunos valores, mostraba el substrato institucional del fraude y la despreocupación por el rigor en el estudio al traspasarse la responsabilidad de la promoción de los alumnos a los profesores.

Aparejado a este proceso, se fue debilitando la articulación entre el pensamiento y la investigación pedagógicas y el aparato institucional. Se impuso un involuntario pragmatismo y se cercenó el diálogo entre el mundo de la pedagogía y el de las ciencias sociales afines, sociología y sicología, sin descartar la filosofía y la valoración de la tradición pedagógica cubana de la que pueden derivarse, todavía hoy, como sucede con toda perspectiva histórica, útiles enseñanzas. En ese panorama, los procedimientos metodológicos se convirtieron en dogma. A partir de la crisis económica de los 90 se colocó en primer plano la impostergable necesidad de resistir y preservar las esencias del proyecto, entre ellas el acceso universal y gratuito a la enseñanza.

Se trata ahora de emprender el diseño de estrategias atenidas a las demandas del siglo XXI. No es ejercicio gratuito en esta circunstancia particular del análisis la extraordinaria experiencia cubana en el tiempo transcurrido desde el triunfo de la Revolución hasta finales de los 80 del pasado siglo. Pudo haber en ella errores tácticos, pero nunca se perdió la proyección hacia el desarrollo humano, sustentada en interrogantes de permanente validez: dónde estamos, qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. En el punto de partida estuvo la conciencia del subdesarrollo, de la pertenencia a un tercer mundo requerido de auténtica emancipación.

En Cuba, la conciencia de sí se fue configurando a través de la obra de intelectuales que comprendieron, desde fecha temprana, antes de que cristalizara la idea de nación, la geografía peculiar de la Isla, pequeña, pero situada en un importante cruce de caminos. Era, por ende, objeto de los apetitos de quienes, a ambos lados del Atlántico, comenzaban a construir las bases del capitalismo y de la modernidad. De ahí la paradoja que siempre nos ha acompañado, marcada por la desmesura entre la propia endeblez y el papel que nos ha correspondido en el plano internacional. Para diseñar destino propio y sobrevivir a las contingencias, era indispensable formular una plataforma ideológica apegada a las realidades concretas y tomar de todas partes los elementos de un pensamiento renovador. Hemos optado por un eclecticismo renuente a tentaciones dogmáticas, tendencia reconocible en los extremos más distantes de un ancho espectro político e histórico. El punto de partida, en Arango y Parreño, en Martí y en la Revolución cubana se revela siempre en una clara definición de dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos. Las intermitencias en esta línea de desarrollo, cuando las hubo, respondieron a situaciones coyunturales. Pero, vista la historia como un proceso de larga duración, la continuidad parece evidente.

Hoy, el planeta empequeñecido es cada vez más interdependiente, mientras numerosas señales anuncian el peligro de un exterminio total. El apetito descomunal de un poder hegemónico exige un consumo gigantesco de materias primas no renovables, incluidos petróleo y agua. De esa necesidad dimana una filosofía que preconiza el goce del instante pasajero, anula la búsqueda de sentido de la vida y propone, de manera implícita, la edificación de una colmena universal, de estratificación inamovible, con su ubérrima abeja reina, sus zánganos y sus obreras.

El desafío es inmenso. Exige una batalla decisiva en el ámbito de las ideas y en el del conocimiento. A pesar de errores, Cuba demostró cuánto podía hacerse en este sentido. Partiendo de su endeblez y de sus reservas históricas, pudo disponer, apenas un cuarto de siglo después de la campaña de alfabetización, de un capital científico capacitado para alcanzar logros en la biotecnología y ofrecer colaboración calificada a numerosos países, todo lo cual se ha revertido en beneficios económicos y ha demostrado cuánto puede hacerse a partir de una clara definición política. Tales resultados son la mejor respuesta a las concepciones tecnocráticas de inspiración neoliberal. Sin embargo, la crisis económica que se abate sobre el mundo, repercute en nosotros e impone un análisis realista de nuestras propias dificultades, reclama el protagonismo de un pensamiento lúcido, orientado al rescate de las esencias de una tradición humanista y a la participación activa de educadores y científicos sociales, junto con todos aquellos que, en sus campos respectivos hayan acumulado un saber y una experiencia valiosa.

En el análisis propuesto, habrá de considerarse un conjunto de factores. Uno de ellos, que constituye referencia indispensable concierne a la valoración de la historia de la pedagogía cubana, así como la que corresponde a las bases estratégicas, originales y efectivas, del proyecto impulsado por la Revolución. Otro elemento a tener en cuenta, constantemente reajustado a las dinámicas de la realidad concreta, se orienta hacia las demandas de la sociedad, nunca limitadas a los requerimientos inmediatos del mercado laboral, dado que esta perspectiva reduccionista desconoce fluctuaciones y, lo más grave, desconoce las diferencias impuestas por los ritmos relativos de transformación. En efecto, los resultados de la educación se advierten en plazos que superan al decenio, mientras las modificaciones en el campo del trabajo se producen con rapidez, sujetas con frecuencia a la maduración rápida de las inversiones, al ingreso de nuevas tecnologías y a variables del comercio internacional.

Las premisas antedichas deben conducir a modificaciones sustanciales de los modelos pedagógicos existentes. La educación desempeña un papel fundamental en la formación de valores articulados a una visión del mundo humanista y afincada en las mejores tradiciones patrias. Despojada de paternalismo, tiene que contribuir a garantizar una real igualdad de oportunidades. A pesar de la positiva dinámica social impulsada por la Revolución en sus tres décadas iniciales, subsistieron desigualdades sociales de distinta índole agravadas por la crisis económica posterior. Las causas de este problema son varias, todas ellas de raíz histórica. A pesar de las medidas que se tomaron al respecto, no pudieron subsanarse las disparidades entre los territorios, definidas por Juan Pérez de la Riva como Cuba A y Cuba B. Sin duda atenuado, persistió el dramático legado de la esclavitud, remanente en términos culturales por desventajas en el entorno familiar, acentuadas por los rescoldos del racismo. Son obstáculos objetivos y subjetivos, por cuanto generan el círculo vicioso constitutivo de la denominada “cultura de la pobreza”.

Por último, urge emprender la revisión a fondo de los objetivos y métodos de enseñanza, derivados en buena medida de una concepción conductista y que se traduce en la práctica al empleo del mecanismo estímulo-respuesta carente de visión integradora.

Congruente con la aspiración emancipadora que nos anima, interviene la necesidad de sustentar una concepción educativa dirigida al desarrollo de la persona, al estímulo de capacidades latentes de creatividad, imaginación y aptitud para construir, con mirada crítica, una cosmovisión. Es la vía que favorece la construcción de un sujeto participativo, responsable y apto para integrar conocimientos mediante la interacción del ejercicio intelectual, la práctica cotidiana y las vivencias. De tal manera, puede contrarrestarse la acrecentada tendencia universal a la instrumentalización del educando y su correlato inevitable, la estrechez de miras y la fragmentada percepción del mundo. Para afrontar el reto, la ciencia pedagógica requiere la asunción de una perspectiva cultural y el apoyo de las corrientes sicológicas orientadas a los temas de desarrollo de la personalidad, estudio de niños y adolescentes y relaciones de los procesos de formación con el entorno social.

Parece utópico plantear un abordaje complejo, de alta exigencia intelectual entre tantos y tan abrumadores problemas impuestos por las precariedades de la inmediatez. Sin embargo, cuando pesaba sobre nosotros el legado del analfabetismo, Fidel señaló que nuestro futuro sería el de hombres de ciencia, sin embargo, el propósito se cumplió porque el ser humano crece ante los grandes desafíos, incentivado por el deseo de romper con la rutina del pesar. Aún cuando estamos en presencia de una contemporaneidad diseñada por el poder hegemónico del capital, ciertas señales apuntan hacia oportunidades que deben ser aprovechadas. Después del estruendoso fracaso de los tecnócratas neoliberales, en América Latina comienza a instaurarse una nueva retórica. Palabras descartadas desde la toma del poder por las dictaduras recobran sentido. Es un primer paso en un panorama todavía confuso e inestable, como lo muestran los casos de Paraguay y Honduras, donde tímidas reformas se castraron con el empleo de las viejas prácticas de los golpes de estado. Las alianzas son todavía endebles y formales. Pero la idea integracionista adquiere credibilidad. El proceso será lento y difícil, aunque en muchos terrenos se percibe la posibilidad de unir fuerzas, validar experiencias, intercambiar conocimientos, realizar programas conjuntos y articular —como lo intuyera Martí— los aportes de la ciencia de nuestros días con saberes tradicionales que han conquistado en los años más recientes una visibilidad que ilumina la redefinición de lo que somos. A esas culturas debemos en la actualidad el respeto por la madre tierra y una noción de felicidad ajustada a la plenitud del ser, posible al margen de consumismos depredadores. Porque se trata de reconfigurar un perfil humano, la clave fundamental habrá de encontrarse en la cultura.

En lo concerniente a la educación y la cultura, pobre en lo material, Cuba tiene un rico capital de experiencias e ideas. Su participación en este ámbito con vistas a la integración latinoamericana puede ser decisiva. Para que resulte verdaderamente efectiva, se requiere un intenso trabajo renovador hacia dentro, conducente a separar el grano de la paja y a reformular planteamientos ya periclitados. Contradictorio con lo que suele pensarse, solo la perspectiva de largo plazo permite viabilizar soluciones para las dificultades de la inmediatez. Postergar la formulación del horizonte estratégico implica someter los mejores logros al desgaste inexorable del tiempo y comprometer el futuro de las generaciones que están naciendo. Hay que provocar un hervidero de ideas, romper compartimentos estancos, abolir prejuicios y rescatar el prestigio de las utopías. Con distinto nombre, ellas han marcado su impronta en la historia y animaron las luchas por la independencia y por la emancipación humana.


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De: Ruben1919 Envoyé: 28/10/2013 19:18

Para una sociología de la educación

Graziella Pogolotti • La Habana, Cuba
 
 
 
 
 

Aquí y allá, en Europa y en América Latina, se multiplican las protestas estudiantiles. La confrontación entre el sector público y el privado, el alto costo de los créditos bancarios que hipotecan el futuro de las nuevas promociones de profesionales, laceran en términos concretos la igualdad de oportunidades para el acceso a una formación adecuada, lo cual adquiere ribetes dramáticos en un panorama de crisis económica. Es la punta del iceberg de un problema que tiene raíces aún más profundas.

El proyecto de una escuela pública, laica y gratuita emergió de la revolución francesa cuando el capitalismo industrial requería fuerza de trabajo cada vez más calificada. Napoleón Bonaparte institucionalizó un sistema con una pirámide de ancha base social que concentraba en la cima la preparación de élites pensantes —la celebérrima Escuela Normal Superior—, técnicas —Politécnica, Escuela Central de Ingenieros, de Aguas y Bosques, etc.—. Se garantizaba de ese modo la reserva de cuadros para los altos cargos de la administración y de las diversas ramas de la actividad económica. Los hijos de familias pudientes concurrían a prestigiosos liceos públicos —Henry IV, Louis le Grand, Jeanson de Sailly—, donde podían coincidir con muchachos de origen más humilde. Sistema similar se aplicaba en territorios coloniales. Parecía un ejemplo de aplicación de la más perfecta racionalidad.

Sin embargo, el proceso descolonizador de los 60 del pasado siglo reveló las fisuras enmascaradas y condujo a un enfoque sociológico del problema de la educación. Se hizo evidente que los niños de procedencia árabe no dominaban el francés como lengua materna primordial. Los hijos de colonos disponían de una ventaja en el rendimiento escolar. Ante las dificultades en el manejo de la lengua oficial, los colonizados caían en la repitencia y el abandono prematuro de la escuela. También en el territorio metropolitano el rasero clasista intervenía de manera dramática por dos razones fundamentales. Una de ellas, de orden económico, imponía la prematura incorporación al mundo laboral. La otra, tenía un fundamento cultural. El entorno familiar favorecía a los hijos de la burguesía en el dominio de las sutilezas del idioma, en la riqueza de información adquirida en la habitual conversación hogareña, ámbito donde el uso del libro formaba parte del quehacer cotidiano. Por implacable selección natural, solo los muy talentosos lograban salvar esos escollos.

Los modelos educativos se han conformado sucesivamente, a través de la historia atendiendo a demandas de la sociedad y de la ideología. Así, por ejemplo, en las 13 colonias norteamericanas, el puritanismo establecía, como principio de dogma, la lectura directa de la Biblia, prescindiendo de la mediación sacerdotal, por parte de los creyentes. Al mismo tiempo, para combatir el paganismo, prohibió el uso del tambor, con lo cual se cortaba de raíz la preservación del imaginario cultural para los esclavos de origen africano. En cambio, España edificó un sistema jerárquico. A diferencia de los vecinos del norte, en la América hispana las universidades se fundaron en fecha temprana, mientras la enseñanza elemental fue tardía y precaria. La fe se propagó con cierto grado de permisividad que favoreció la expansión de expresiones sincréticas.

En el mundo contemporáneo, el problema de la educación alcanza una complejidad sin precedentes históricos. Los problemas reales se enmascaran tras el empleo de una retórica asumida generalmente en términos de verdad absoluta. A diestra y siniestra se proclama la democratización del saber. Es cierto que escuelas y universidades se han multiplicado. Pero, los menos favorecidos socialmente, campesinos, obreros y marginales, tienen que vencer obstáculos cada vez mayores. Uno de ellos, evidente, es de carácter económico.

Las causas económicas y culturales se convierten en muros cada vez más insalvables que frenan la movilidad social y socavan cualquier intento de democratización verdadera. Los préstamos bancarios son paliativos ilusorios, cada vez más costosos que hipotecan el futuro de los estudiantes. En un contexto de globalización y de rápidas transformaciones tecnológicas, la situación augura un porvenir nefasto para la humanidad. Ya es palpable la erosión de las capas medias de la sociedad. La polarización progresiva del mercado laboral requiere, por una parte, una minoría con preparación sofisticada y amplias mayorías de trabajadores manuales para tareas rutinarias de baja calificación.

En estas circunstancias, los modelos pedagógicos, sin desentenderse de las exigencias de la inmediatez, tienen que proyectarse con vistas a un largo plazo. Tomando como referente básico un diseño social y humano, su elaboración requiere un análisis autocrítico con participación interdisciplinaria que supere la estrechez de los modelos y enfoques metodológicos tradicionales. Hemos padecido acercamientos conducentes a la instrumentalización del educando, dirigido hacia un ámbito laboral limitado, prescindiendo de la permanente movilidad de un universo sometido a cambios tecnológicos y económicos. El pensamiento pedagógico de orientación conductista está contaminado de una sutil influencia del pragmatismo. Para subsanar errores y definir conceptos de manera integral, es indispensable contar con la colaboración de científicos sociales y de profesionales impregnados de una esencial formación humanista. La cultura es el alma de la nación y debe constituir el hilo conductor de un programa perdurable de formación de las nuevas generaciones, dotadas de conciencia ciudadana, responsabilidad social, imaginación y creatividad.

El desarrollo humano no es resultante mecánica del crecimiento económico a nivel macro. Por el contrario, aunque parezca paradójico, la concepción económica está al servicio de un proyecto orientado a alcanzar progresivamente la plenitud de oportunidades para los hombres que están naciendo y habrán de nacer. La historia cercana ofrece numerosos ejemplos de ello. Entre los más recientes se encuentran los estallidos sociales en la Argentina y a consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales.

La experiencia cubana merece una reflexión profunda y problematizadora que rebase los habituales referentes estadísticos. Irrepetible por las circunstancias excepcionales que la propiciaron, la campaña de alfabetización colocó la necesidad de responder a una injusticia histórica por encima de los criterios técnicos. Una modesta cartilla en manos de muchachos que, en muchos casos no habían llegado a la adolescencia, abrió la posibilidad de leer y escribir a los marginados de siempre.

Fue un acontecimiento de alcance humano al devolver la dignidad a hombres y mujeres incapacitados del ejercicio de sus derechos por su condición de iletrados. Con ello se ofrecieron oportunidades reales de acceso a una movilidad social sin precedentes. Sentó las bases para el desarrollo de un capital humano capacitado para participar activamente en planes de crecimiento económico del país. Fue un choque de culturas enriquecedor para maestros y discípulos. Los primeros descubrieron la dimensión dramática del subdesarrollo. Los hombres y mujeres curtidos en miseria y en el duro bregar se incorporaron al proceso de modernización de costumbres, formas de vida y mejorías de las prácticas sanitarias. El otro extremo, la Universidad, se reformaba. Desde el punto de vista social, el sistema de becas garantizaba la real igualdad de oportunidades, a la vez que se establecían los fundamentos de una auténtica soberanía en el universo de los conocimientos con el énfasis en el estudio de las ciencias básicas y la renovación en el campo de las humanidades.

El crecimiento acelerado de las matrículas en todos los niveles de la enseñanza, unido al salto demográfico de los años 60, precipitó una crisis en la disponibilidad de maestros y de instalaciones escolares. Como habría de ocurrir en otros momentos, hubo que aplicar medidas rápidas y de efectividad inmediata. Se construyeron escuelas en el campo y se concedió prioridad absoluta a la retención y a la promoción. Todo ello favoreció la multiplicación de técnicos y profesionales que requería el país.

Sin embargo, inscrita en una permanente dinámica social y humana, toda medida entraña la aparición de nuevos problemas. El control estadístico de los resultados carecía del indispensable análisis cualitativo. Una obra de teatro, escrita por Rafael González y llevada a la escena por el grupo Escambray a principios de la década del 80, alertaba acerca de algunas dificultades que comenzaban a manifestarse. Con una recepción entusiasta por parte del público, Molinos de viento apuntaba hacia el quebrantamiento de algunos valores, mostraba el substrato institucional del fraude y la despreocupación por el rigor en el estudio al traspasarse la responsabilidad de la promoción de los alumnos a los profesores.

Aparejado a este proceso, se fue debilitando la articulación entre el pensamiento y la investigación pedagógicas y el aparato institucional. Se impuso un involuntario pragmatismo y se cercenó el diálogo entre el mundo de la pedagogía y el de las ciencias sociales afines, sociología y sicología, sin descartar la filosofía y la valoración de la tradición pedagógica cubana de la que pueden derivarse, todavía hoy, como sucede con toda perspectiva histórica, útiles enseñanzas. En ese panorama, los procedimientos metodológicos se convirtieron en dogma. A partir de la crisis económica de los 90 se colocó en primer plano la impostergable necesidad de resistir y preservar las esencias del proyecto, entre ellas el acceso universal y gratuito a la enseñanza.

Se trata ahora de emprender el diseño de estrategias atenidas a las demandas del siglo XXI. No es ejercicio gratuito en esta circunstancia particular del análisis la extraordinaria experiencia cubana en el tiempo transcurrido desde el triunfo de la Revolución hasta finales de los 80 del pasado siglo. Pudo haber en ella errores tácticos, pero nunca se perdió la proyección hacia el desarrollo humano, sustentada en interrogantes de permanente validez: dónde estamos, qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. En el punto de partida estuvo la conciencia del subdesarrollo, de la pertenencia a un tercer mundo requerido de auténtica emancipación.

En Cuba, la conciencia de sí se fue configurando a través de la obra de intelectuales que comprendieron, desde fecha temprana, antes de que cristalizara la idea de nación, la geografía peculiar de la Isla, pequeña, pero situada en un importante cruce de caminos. Era, por ende, objeto de los apetitos de quienes, a ambos lados del Atlántico, comenzaban a construir las bases del capitalismo y de la modernidad. De ahí la paradoja que siempre nos ha acompañado, marcada por la desmesura entre la propia endeblez y el papel que nos ha correspondido en el plano internacional. Para diseñar destino propio y sobrevivir a las contingencias, era indispensable formular una plataforma ideológica apegada a las realidades concretas y tomar de todas partes los elementos de un pensamiento renovador. Hemos optado por un eclecticismo renuente a tentaciones dogmáticas, tendencia reconocible en los extremos más distantes de un ancho espectro político e histórico. El punto de partida, en Arango y Parreño, en Martí y en la Revolución cubana se revela siempre en una clara definición de dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos. Las intermitencias en esta línea de desarrollo, cuando las hubo, respondieron a situaciones coyunturales. Pero, vista la historia como un proceso de larga duración, la continuidad parece evidente.

Hoy, el planeta empequeñecido es cada vez más interdependiente, mientras numerosas señales anuncian el peligro de un exterminio total. El apetito descomunal de un poder hegemónico exige un consumo gigantesco de materias primas no renovables, incluidos petróleo y agua. De esa necesidad dimana una filosofía que preconiza el goce del instante pasajero, anula la búsqueda de sentido de la vida y propone, de manera implícita, la edificación de una colmena universal, de estratificación inamovible, con su ubérrima abeja reina, sus zánganos y sus obreras.

El desafío es inmenso. Exige una batalla decisiva en el ámbito de las ideas y en el del conocimiento. A pesar de errores, Cuba demostró cuánto podía hacerse en este sentido. Partiendo de su endeblez y de sus reservas históricas, pudo disponer, apenas un cuarto de siglo después de la campaña de alfabetización, de un capital científico capacitado para alcanzar logros en la biotecnología y ofrecer colaboración calificada a numerosos países, todo lo cual se ha revertido en beneficios económicos y ha demostrado cuánto puede hacerse a partir de una clara definición política. Tales resultados son la mejor respuesta a las concepciones tecnocráticas de inspiración neoliberal. Sin embargo, la crisis económica que se abate sobre el mundo, repercute en nosotros e impone un análisis realista de nuestras propias dificultades, reclama el protagonismo de un pensamiento lúcido, orientado al rescate de las esencias de una tradición humanista y a la participación activa de educadores y científicos sociales, junto con todos aquellos que, en sus campos respectivos hayan acumulado un saber y una experiencia valiosa.

En el análisis propuesto, habrá de considerarse un conjunto de factores. Uno de ellos, que constituye referencia indispensable concierne a la valoración de la historia de la pedagogía cubana, así como la que corresponde a las bases estratégicas, originales y efectivas, del proyecto impulsado por la Revolución. Otro elemento a tener en cuenta, constantemente reajustado a las dinámicas de la realidad concreta, se orienta hacia las demandas de la sociedad, nunca limitadas a los requerimientos inmediatos del mercado laboral, dado que esta perspectiva reduccionista desconoce fluctuaciones y, lo más grave, desconoce las diferencias impuestas por los ritmos relativos de transformación. En efecto, los resultados de la educación se advierten en plazos que superan al decenio, mientras las modificaciones en el campo del trabajo se producen con rapidez, sujetas con frecuencia a la maduración rápida de las inversiones, al ingreso de nuevas tecnologías y a variables del comercio internacional.

Las premisas antedichas deben conducir a modificaciones sustanciales de los modelos pedagógicos existentes. La educación desempeña un papel fundamental en la formación de valores articulados a una visión del mundo humanista y afincada en las mejores tradiciones patrias. Despojada de paternalismo, tiene que contribuir a garantizar una real igualdad de oportunidades. A pesar de la positiva dinámica social impulsada por la Revolución en sus tres décadas iniciales, subsistieron desigualdades sociales de distinta índole agravadas por la crisis económica posterior. Las causas de este problema son varias, todas ellas de raíz histórica. A pesar de las medidas que se tomaron al respecto, no pudieron subsanarse las disparidades entre los territorios, definidas por Juan Pérez de la Riva como Cuba A y Cuba B. Sin duda atenuado, persistió el dramático legado de la esclavitud, remanente en términos culturales por desventajas en el entorno familiar, acentuadas por los rescoldos del racismo. Son obstáculos objetivos y subjetivos, por cuanto generan el círculo vicioso constitutivo de la denominada “cultura de la pobreza”.

Por último, urge emprender la revisión a fondo de los objetivos y métodos de enseñanza, derivados en buena medida de una concepción conductista y que se traduce en la práctica al empleo del mecanismo estímulo-respuesta carente de visión integradora.

Congruente con la aspiración emancipadora que nos anima, interviene la necesidad de sustentar una concepción educativa dirigida al desarrollo de la persona, al estímulo de capacidades latentes de creatividad, imaginación y aptitud para construir, con mirada crítica, una cosmovisión. Es la vía que favorece la construcción de un sujeto participativo, responsable y apto para integrar conocimientos mediante la interacción del ejercicio intelectual, la práctica cotidiana y las vivencias. De tal manera, puede contrarrestarse la acrecentada tendencia universal a la instrumentalización del educando y su correlato inevitable, la estrechez de miras y la fragmentada percepción del mundo. Para afrontar el reto, la ciencia pedagógica requiere la asunción de una perspectiva cultural y el apoyo de las corrientes sicológicas orientadas a los temas de desarrollo de la personalidad, estudio de niños y adolescentes y relaciones de los procesos de formación con el entorno social.

Parece utópico plantear un abordaje complejo, de alta exigencia intelectual entre tantos y tan abrumadores problemas impuestos por las precariedades de la inmediatez. Sin embargo, cuando pesaba sobre nosotros el legado del analfabetismo, Fidel señaló que nuestro futuro sería el de hombres de ciencia, sin embargo, el propósito se cumplió porque el ser humano crece ante los grandes desafíos, incentivado por el deseo de romper con la rutina del pesar. Aún cuando estamos en presencia de una contemporaneidad diseñada por el poder hegemónico del capital, ciertas señales apuntan hacia oportunidades que deben ser aprovechadas. Después del estruendoso fracaso de los tecnócratas neoliberales, en América Latina comienza a instaurarse una nueva retórica. Palabras descartadas desde la toma del poder por las dictaduras recobran sentido. Es un primer paso en un panorama todavía confuso e inestable, como lo muestran los casos de Paraguay y Honduras, donde tímidas reformas se castraron con el empleo de las viejas prácticas de los golpes de estado. Las alianzas son todavía endebles y formales. Pero la idea integracionista adquiere credibilidad. El proceso será lento y difícil, aunque en muchos terrenos se percibe la posibilidad de unir fuerzas, validar experiencias, intercambiar conocimientos, realizar programas conjuntos y articular —como lo intuyera Martí— los aportes de la ciencia de nuestros días con saberes tradicionales que han conquistado en los años más recientes una visibilidad que ilumina la redefinición de lo que somos. A esas culturas debemos en la actualidad el respeto por la madre tierra y una noción de felicidad ajustada a la plenitud del ser, posible al margen de consumismos depredadores. Porque se trata de reconfigurar un perfil humano, la clave fundamental habrá de encontrarse en la cultura.

En lo concerniente a la educación y la cultura, pobre en lo material, Cuba tiene un rico capital de experiencias e ideas. Su participación en este ámbito con vistas a la integración latinoamericana puede ser decisiva. Para que resulte verdaderamente efectiva, se requiere un intenso trabajo renovador hacia dentro, conducente a separar el grano de la paja y a reformular planteamientos ya periclitados. Contradictorio con lo que suele pensarse, solo la perspectiva de largo plazo permite viabilizar soluciones para las dificultades de la inmediatez. Postergar la formulación del horizonte estratégico implica someter los mejores logros al desgaste inexorable del tiempo y comprometer el futuro de las generaciones que están naciendo. Hay que provocar un hervidero de ideas, romper compartimentos estancos, abolir prejuicios y rescatar el prestigio de las utopías. Con distinto nombre, ellas han marcado su impronta en la historia y animaron las luchas por la independencia y por la emancipación humana.


Réponse  Message 9 de 11 de ce thème 
De: Ruben1919 Envoyé: 25/04/2014 07:49

25 de abril de 2014, 00:50La Habana, 25 abr (PL) Con unas melodías flamencas que recuerdan inevitablemente al magistral Paco de Lucía (1947-2014), el joven guitarrista español Javier Conde conquistó al público habanero en su primer gran concierto en Cuba.


Réponse  Message 10 de 11 de ce thème 
De: Ruben1919 Envoyé: 01/05/2014 09:38

MINREX logo01 de mayo de 2014, 00:35La Habana, 1 may (PL) Cuba afirmó hoy de manera resuelta que su territorio nunca ha sido utilizado ni se usará para acoger a terroristas de ningún origen, ni para organizar, financiar o perpetrar actos de terrorismo.


Réponse  Message 11 de 11 de ce thème 
De: Ruben1919 Envoyé: 14/05/2014 10:21

Se alista el curso escolar 2014-2015

Hasta el día 15 sesiona el seminario de preparación, en el que participan metodólogos y directivos nacionales y provinciales de Educación

Autor: | internet@granma.cu

13 de mayo de 2014 23:05:20

Foto: Alberto Borrego
Foto: Alberto Borrego

La elevación de la calidad del proceso do­cente educativo a partir de la formación de un ciudadano que ante todo conozca, ame y cui­de a su Patria, será uno de los principales objetivos del próximo periodo docente, tema que será discutido durante el Seminario Nacional de Preparación del curso escolar 2014-2015, iniciado este martes en La Haba­na y presidido por Miguel Díaz-Canel Ber­múdez, miembro del Buró Político y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Ena Elsa Velázquez, ministra de Educa­ción, explicó, entre otros aspectos, la flexibilización del horario escolar en todos los niveles de enseñanza a partir del próximo septiembre, lo cual no significa que la doble sesión desaparezca, sino que los alumnos concluirán la parte docente más temprano, con el fin de que dediquen la mayor parte de la tarde a las actividades extracurriculares, como sesiones de deporte, talleres de instructores de arte, círculos de interés, etcétera.

Según informó la AIN, Margarita McPher­son, viceministra del MINED, apuntó que la flexibilización de los horarios aportará a que los maestros tengan más contacto con instituciones de su localidad (museos, casas de cultura, centros de trabajo), además de tributar a su superación profesional.

El análisis de las principales transformaciones que necesita el sistema educacional para el próximo periodo lectivo, así como la contribución a la preparación de los principales cuadros con vistas a ayudar a alcanzar las metas propuestas, serán otros de los temas a discutir durante el Seminario.



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