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HONDURAS: SEGUNDO GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS
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2do Golpe de Estado en Honduras
Fabricio Estrada
El domingo amanece al mismo ritmo del 28 de junio. Los helicópteros baten la luz tranparentemente engañosa. Por la madrugada, los golpistas de la Alcaldía Municipal han lanzado una quema de pólvora para "iniciar la fiesta".
Se comienzan a recibir las transmisiones y los periodistas del golpe visten sus frases con trajes de satre bien cortados y florecitas elegantes en el pecho. Rodrigo Won Arévalo, el siniestro personaje de Abriendo Brecha y Canal 10 es de los primeros en aparecer dando sus votos de fidelidad al Golpe de Estado. Sin césar, los reporteros repiten que esto es histórico y que la afluencia es masiva, sin embargo, las tomas dicen otra cosa: la gente que llega a los centros de votación que se muestran, son los típicos "blanquitos" que enajenan a la opinión pública, y es por eso que las transmisiones se dan desde lugares de clase media alta.
La población del voto duro eterno se dirige a cuenta gotas hacia las escuelas e institutos dispuestos y a pesar de ello no parecen ser suficientes como para saciar las necesidades básicas de los golpistas, seres extrañamente lejanos que siguen gritando a viva voz una alegría desproporcionada para lo que realmente sucede.
Desde el interior de la República siguen llegando las noticias de la masiva militarización y de la intimidación galopante a medida que transcurren las horas. Hay aldeas y pueblos que han sido cercados con la intención inversa de impedir que la Resistencia salga a las calles.
A pesar de ello, en San Pedro Sula no se amilanan y lograr organizar una marcha que es precedida por 34 cruces simbólicas rematadas por los nombres de la víctimas de esta dicatdura. Salen del Campo Dandy y se dirigen valientemente hacia la Plaza Central donde se encuentran compañeros en huelga de hambre desde hace dos días. Marchan las consignas, marcha esa Resistencia declarada muerta por los medios golpistas.
Al acercarse a la Plaza Central comienza la represión y de nuevo la brutalidad sin tregua. Vuelven las nubes cargadas de la tormenta lacrimógena, los golpes de tolete a las mujeres y la saña indiscriminada contra todo lo que se mueva, incluidos periodistas extranjeros.
Concluida esta tarea, los gorilas se dirigen a la ciudad de Choloma, al norte de San Pedro Sula y persiguen a los mlitantes de la Resistencia lanzando gases dentro de las casas. Las imágenes se alternan con tomas de señoronas riendo y caciques políticos felicitando al pueblo hondureño libre y democrático. El día de ayer, la libertad y la democracia hondureña ha desarrollado sus mecanismos preventivos y ha apresado a cientos de compañeros en todo el territorio nacional. Ha secuestrado, ha cateado. Las amenzas de los gorilas ponen en vilo a los y las jueces de ejecución que intentan liberar a los prisioneros sin justificantes legales.
En Tegucigalpa, anoche la cacería ha sido selectiva en muchos puntos y la policía apalea a quien encuentre con afiches llamando a no votar. Esto sucede en todo el país.
En una muestra de fraude en marcha, el TSE anuncia que se ha acabado la tinta para marcar el dedo después del voto pero alientan a continuar el teatro "se reconocerá el voto sin marca en el dedo y se prorroga por dos horas más el cierre de los centros de votación". . .
El segundo Golpe de Estado para Honduras ha sucedido. |
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De: Quico º (Mensaje original) |
Enviado: 06/01/2014 03:45 |
Particularmente de acuerdo: en negrita en rojo
Augusto Klappenbach Filósofo y escritor
Cuando vemos a Nicolás Maduro tratando a un pajarillo como la reencarnación de Chávez o reverenciando su imagen en la mancha de humedad de una pared muchos sentimos la misma incomodidad que cuando su jefe y maestro enarbolaba un rosario invocando el favor divino para su gobierno. Algo similar sucede con gestos y discursos de este tipo que protagonizan otros gobernantes en América Latina. Y esta incomodidad es legítima. Creo que disimular esta crítica con un pretendido respeto a la sensibilidad popular no es otra cosa que asumir una actitud paternalista. En nada ayuda a un proceso político fomentar supersticiones como si el pueblo necesitara acudir a la magia para resolver sus problemas. Creo que se pueden y se deben criticar estos recursos que tratan a los ciudadanos como menores de edad.
Pero mucho peor que ese paternalismo comprensivo es el intento de descalificar todas las políticas de los gobiernos llamados populistas (¿qué significa populismo?) aduciendo como razón estos episodios pintorescos. Lo cierto es que mientras en Europa –como en tantos otros lugares- no se atisba ninguna señal de que se cuestionen los dogmas neoliberales que rigen la vida económica, en varios países de América Latina, en muy distinta medida, se están rompiendo las reglas de juego que colocaron a esa región entre las más subdesarrolladas del planeta. Las recetas del Fondo Monetario, que redujeron su “ayuda” a los países latinoamericanos a exigirles la reducción del déficit y el control de la inflación, ya no son obedecidas ciegamente. Se están desarrollando tratados comerciales que no dependen de las políticas impuestas por Estados Unidos, aunque todavía estén en fase embrionaria y compitan entre sí. Muchas nacionalizaciones de empresas esenciales están mermando la influencia y el expolio que ejercieron grandes multinacionales en la región. Mientras en Europa las desigualdades entre los que tienen más y menos ingresos han crecido considerablemente durante la crisis, Latinoamérica es uno de los pocos lugares donde esa desigualdad disminuyó. En los últimos años, varios de esos países han reducido la pobreza extrema y el analfabetismo en una proporción significativa. Y, quizás lo más importante, proliferan en la región iniciativas populares de solidaridad y proyectos de integración de comunidades marginadas en zonas deprimidas. Lo cual no significa, por supuesto, que hayan resuelto sus problemas: las desigualdades y la miseria no han desaparecido, los conflictos entre las naciones latinoamericanas frenan la integración de la zona, el autoritarismo sigue vigente, los problemas de financiación son un obstáculo para el crecimiento, la inseguridad es muy alta, la corrupción no ha sido eliminada.
Decía Max Weber que la legitimación del poder político puede ser de tres tipos distintos. El primero es el tradicional, el que se basa en la fuerza de un pasado que no se cuestiona, como las monarquías hereditarias; el segundo es el carismático, que se fundamenta en los atributos personales de un líder al que el pueblo entrega su confianza; el tercero es el legal-racional, hijo de la razón ilustrada y que se apoya en la ley. Los Estados modernos surgen de este tercer criterio, que asume la democracia representativa como forma de gobierno. Pero el sistema capitalista, que rige la vida económica de estos Estados, entra claramente en contradicción con esa democracia representativa, sobre todo en la medida en que aumenta el peso de los sectores financieros en su gestión, ya que la supuesta voluntad popular que se expresa por medio de sus representantes pierde poder día a día, reemplazada por el que surge de anónimos despachos que dictan las condiciones de la gestión política. El precario estado de bienestar por el que habíamos optado en Europa requiere financiación y si esa financiación depende de las decisiones de quienes no representan a los ciudadanos y ni siquiera pueden ser controlados por los poderes públicos, el concepto mismo de democracia se ve cuestionado. Si aceptamos que es necesario un cambio de paradigma político y económico a riesgo de poner en peligro el mismo sistema democrático y el estado de bienestar, estos débiles signos que aparecen en algunos países de América Latina son los únicos que se dirigen a cuestionar el poder de los mercados financieros y a recuperar al menos una parte del control democrático de la economía. En cualquier caso, más de lo que se puede ver en Europa.
La superación de este estado de cosas difícilmente se puede hacer siguiendo la lógica interna y el curso normal de los procedimientos de ese paradigma legal-racional de que hablaba Weber, que ha generado gobiernos (y oposiciones) sujetos a reglas de funcionamiento que privilegian la estabilidad del sistema, sin que sus gestores tengan demasiado interés en provocar situaciones que podrían poner el peligro sus carreras políticas. ¿Qué gobernante se atrevería a desafiar a los mismos poderes que hacen posible su estabilidad en el cargo, llegar al cual le ha costado años de buena conducta dentro del partido? Probablemente sea necesaria la intervención de líderes carismáticos para romper esa normalidad. Recordando, eso sí, que no faltan ejemplos de tales líderes, como Hitler y Mussolini, que llevaron sus pueblos al desastre. Pero recordando también que no se puede demonizar el papel del liderazgo carismático; tampoco faltan ejemplos, como Gandhi y Mandela, que pudieron superar regímenes totalitarios utilizando métodos poco convencionales, sin necesidad de atenerse a los procedimientos formales convencionales. En cualquier caso, la irrupción de esos líderes que rompen la estabilidad y se atreven a lanzar mensajes políticamente incorrectos con el apoyo de sectores importantes de la población constituye quizás la única manera de abrir un espacio en el que se comiencen a discutir las reglas de juego que rigen la práctica política y económica de nuestros tiempos y no solo la aplicación de cambios cosméticos. Aunque la prensa políticamente correcta (y no solo de derechas) pretenda identificar ese liderazgo carismático con un inoperante populismo demagógico.
Como siempre, la historia es impura, y resulta fácil descalificar en bloque regímenes políticos apoyándose en anécdotas más o menos pintorescas de sus líderes. Que por otra parte, y a diferencia de lo que sucedía hace poco tiempo en la época de los golpes de Estado, actúan dentro de la democracia representativa, con todos los matices que se quieran aducir. Los sistemas que dependen del carisma de sus líderes tienen sus riesgos, por supuesto. Como la tentación de sustituir medidas eficaces por soflamas revolucionarias, tomar decisiones precipitadas que provoquen lo contrario de lo que se pretende, asumir compromisos imposibles de cumplir, dividir más de lo necesario a los ciudadanos. Los resultados los dirá el tiempo. En cualquier caso, creo que los movimientos más o menos carismáticos que están apareciendo en América Latina constituyen uno de los pocos intentos de poner en cuestión los principios neoliberales sobre los que se basa la estructura económica actual. Una posibilidad que no se vislumbra en Europa, donde, por supuesto, se cuida mucho mejor la corrección del lenguaje y las formas protocolarias aunque nos lleven al fracaso.
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De: Quico º (Mensaje original) |
Enviado: 04/01/2014 18:13 |
- Argentina, con Cristina Fernández de Kirchner, del Frente para la Victoria
- Bolivia, con Evo Morales, del Movimiento al Socialismo (socialismo democrático, bolivarianismo, indigenismo)
- Brasil, con Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (socialdemocracia, sindicalismo)
- Cuba, con Raúl Castro, del Partido Comunista de Cuba (Antiimperialismo, Socialismo de Estado, Marxismo-Leninismo)
- Ecuador, con Rafael Correa, del Movimiento PAIS (socialdemocracia)
- El Salvador, con Mauricio Funes, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (socialismo democrático, izquierda)
- Guatemala, con Álvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (centro-izquierda, socialdemocracia)
- Haití, con René Préval del Frente de la Esperanza (socialismo democrático)
- Nicaragua, con Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (socialdemocracia, laborismo)
- Paraguay, con Fernando Lugo, de la Alianza Patriótica para el Cambio (socialdemocracia)
- Uruguay, con José Mujica del Frente Amplio (centroizquierda, socialdemocracia, progresismo)
- Venezuela, con Hugo Chávez, del Partido Socialista Unido de Venezuela (socialdemocracia, bolivarianismo, nacionalismo, antiimperialismo)
Si tenemos en cuenta el esquema que nos trae aquí el ínclito, “de lo dicho, no hay ná”
¿Quién en su sano juicio puede pretender que Cristina Fernández es de izquierdas, cuando ella misma propicia el capitalismo? Humano, eso sí, pero capitalismo que va de la mano del peor enemigo del pueblo; MONSANTO
Dilma Rouseff dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón. Efectivamente Dilma fue guerrillera: FUÉ. Pretender que la socialdemocracia es de izquierdas es querer rizar el rizo. Hoy la economía del país está controlada totalmente por manos del capital. Humanismo, no es socialismo y alguien que no gobierne a favor del pueblo, por muy humanista que sea, no es de izquierdas.
Rafael Correa podría ser de izquierdas si no hiciera una política que aunque dirigida a una buena parte de la población, no cambia en absoluto el poder del capital.
De Mauricio Funes y Álvaro Colom, mejor dejarlo estar
Donde ya es para desternillarse es al leer el nombre de René Préval de Haití ¿En qué cuento habrán leído que este personaje es de izquierdas?
Daniel Ortega el Sandinista. Como mucho laborista. Ni chicha ni limoná. Hay que reconocerle no obstante su línea antiimperialista.
Fernando Lugo, ya sabemos cómo ha ido la cosa. En su tiempo de Presidente prácticamente nada o nada cambió.
Pepe Mujica, un buen hombre, pero de tan bueno y a pesar de su paso por la dirección de la guerrilla, la derecha sigue manteniendo exactamente los mismos recursos.
Los únicos que aquí se libran son, en Cuba Castro, en Bolivia, Evo y En Venezuela Chávez sin Chávez
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De: Quico º (Mensaje original) |
Enviado: 04/01/2014 16:56 |
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De: Quico º |
Enviado: 02/01/2014 16:38 |
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De: Quico º (Mensaje original) |
Enviado: 26/12/2013 17:07 |
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