3. PRINCIPALES AMENAZAS PARA EL DIBUJO RUPESTRE CUBANO
El registro primigenio del Archipiélago Cubano, como manifestación de la ideología y psicología de nuestros antepasados, aparece en menor o mayor cuantía en casi todas las provincias del país, su datación nunca ha sido realizada por métodos absolutos, sin embargo la mayoría de los investigadores consideran que existen en nuestro archipiélago representaciones rupestres que pertenecen a los grupos pretribales con antigüedades superiores a los 4000 años AP. hasta representaciones ejecutadas por las sociedades tribales que poblaban las Antillas mayores a la llegada del almirante Cristóbal Colón en 1492, o aquellas adjudicables a los esclavos africanos introducidos durante los siglos XVII, XVIII y XIX.
Dando por aceptada esta premisa debemos admitir que los materiales, herramientas e instrumental utilizados por nuestros antepasados en la creación de este patrimonio, fueron al menos genéricamente similares y en muchos casos iguales a los utilizados por toda la humanidad en el trance desde el paleolítico hacia la neolitización; de ahí que el dibujo rupestre en Cuba esté sujeto a los mismos problemas de agresión y/o destrucción descritos para otras partes del mundo.
En general los rupestrólogos consideran que existen tres grandes grupos de afectaciones para esta manifestación universal y las han denominado por su tipo en amenazas:
- naturales
- industriales
- antrópicas
Para algunos especialistas – con mucha razón- las afectaciones industriales deberían estar incluidas dentro de las antrópicas, esta línea de pensamiento, sin embargo no se ajusta a nuestra voluntad de diferenciar marcadamente aquellas amenazas que a pesar de tener su origen en el actuar del hombre sobre el medio geográfico, repercuten en el arte rupestre de forma indirecta en contraposición con aquellas causas o afectaciones antrópicas que son producto de la ineficiente interacción directa hombre – arte rupestre.
En este sentido quisiéramos introducir al lector en las particularidades que definen a cada una de ellas y sus relaciones con la realidad cubana.
Amenazas Naturales.
Quizás uno de los problemas más importantes a que se enfrentan los rupestrólogos es la necesidad de poder definir cuándo los daños son ocasionados por las personas o cuando los daños ocurren solos, sin intervención humana; igualmente es saludable saber en que medida pueden ser evitados o pueden ser corregidos sin causar peores daños como en los casos referidos con anterioridad.
Aunque estas amenazas son el resultado de procesos naturales como consecuencia de las alteraciones geológicas, carsológicas, biológicas o climáticas, los cambios que se originan en las estaciones son considerados también como daños, puesto que de todas maneras afectan, o pueden afectar, una estación a la que ya se le reconocen unas determinadas características.
Desde el punto de vista de la categorización de las amenazas naturales se pueden citar las siguientes categorías o tipos:
Geológicas
En este grupo se encuentran los daños producidos por la formación de depósitos de carbonatos sobre las áreas donde aparecen representaciones gráficas. Los nuevos depósitos traen por consecuencia la formación de pátinas y pústulas que van cubriendo lentamente el arte parietal; en Cuba, es muy conocido el caso de la Cueva de García Robiou en La Habana, donde muchas de sus pictografías han sido parcialmente cubiertas por nuevas capas de carbonatos que cubren todo el mural del Salón de la Rana.
También en este grupo se encuentran aquellos desprendimientos o derrumbes de bloques o fragmentos de rocas como resultado del propio ajuste estructural de las localidades, en algunos casos estos desprendimientos logran impactar sobre el dibujo rupestre y dañarlo considerablemente.
Lamentablemente, la mayoría de los casos de caída de piedras y concreciones que conocemos y que han provocado el daño a manifestaciones rupestres, no han sido de origen natural, sino propiciadas por la pobre previsión humana en el desarrollo industrial, tema que veremos mas adelante.
Otro caso peculiar, es el conocido en la literatura como desestabilización por fragmentación que ocurre cuando las pinturas o los petroglifos, localizados en zonas muy fracturadas, sufren cambios como consecuencia del aumento de esa facturación o de los movimientos de los bloques en que se encuentran, lo que conlleva a rupturas en la composición rupestre por la caída de los fragmentos, sean grandes o pequeños. La continuidad del proceso natural de formación y desarrollo de muchas cavidades es el que provoca el origen del aumento de esa facturación. También en este orden aparece la fisuración o escamado que no es más que el "daño" que ocurre cuando hay agrietamiento o saltan pequeñas partes del soporte que contiene a la gráfica por las mismas causas que la fragmentación. Es a esas pequeñas partes -a veces muy pequeñas- a las que se les llama escamas, y al fenómeno se le denomina regularmente descamación; en Cuba el ejemplo más conocido es el de la Cueva No. 1 de Punta del Este, Isla de la Juventud.
Biológicas
En este grupo se incluyen los daños ocasionados por el crecimiento natural de hongos, líquenes, musgos, algas y otros vegetales, sobre los soportes o sustratos en los cuales se realizó la grafica rupestre, (ver figura No. 1). Este fenómeno sumamente común es un serio problema para la conservación del patrimonio, principalmente si se trata de estaciones ubicadas dentro de cuevas húmedas y donde penetran los rayos del sol, sea de frente a la entrada o a través de las claraboyas. En Cuba, dada nuestra ubicación en el trópico, su consecuente exuberancia y prolífica biodiversidad(5), el crecimiento de líquenes, musgos y otros vegetales, como los helechos, siempre será una amenaza imposible de erradicar, a lo sumo lo más que puede lograrse es evitar la deforestación en torno a las cuevas, de manera que pueda mantenerse el ambiente más sombrío posible y evitar la penetración de los rayos del sol hasta las paredes cargadas de humedad; de esporas o semillas, evitando así el desarrollo y crecimiento de la vegetación oportunista -que con sus raíces penetran en la roca y produce reacciones químicas de los microorganismos- este tipo de afectación en un grado u otro esta presente en más del 50 % de las estaciones rupestres cubanas, siendo significativos los casos de la Cueva Pluma en Matanzas y de Matías en Camagüey.
También en este grupo se incluyen el daño que sufre el dibujo rupestre por otros fenómenos biológicos como son la caída sobre él de eyecciones fecales de murciélagos, roedores, aves y otros habitantes permanentes o eventuales de las estaciones, este es un fenómeno común que se observa en gran cantidad de sitios, siendo particularmente llamativo el caso de la Cueva de los Bichos en la Caverna de la Patana, donde varios petroglifos presentan signos de erosión bioquímica producto del guano de murciélago que cae sobre ellos.
Finalmente, se encuentran aquellas obras rupestre que han sido dañadas por la acción de algunos animales, al caminar sobre las mismas como pueden ser los insectos y hasta los mamíferos; por ejemplo los daños presentes en las pictografías de la Solapa del Quemado en Pinar del Rió, por el desplazamiento sobre las pinturas de especies de moluscos de sierra endémicos de la región y también los provocados por las Jutías (Capromys Sp.) al caminar sobre los dibujos de la Cueva de los Perros Jíbaros en la Habana.
Figura No. 1. Las flechas señalan las áreas donde han comenzado a desarrollarse musgos o algas;
sobre los dibujos de la Cueva No. 1 de Punta del Este, Isla de la Juventud, Cuba.
Climáticas
Como es conocido la humanidad esta asistiendo a un verdadero cambio climático universal, al que no escapan las cavernas, cuevas y solapas que albergan mas del 99 % del registro gráfico rupestre cubano; sin embargo, el clima de una caverna es el conjunto de un importante número de variables altamente sensibles a cualquier cambio de su estructura interna y/o entorno; pero no es necesario esperar por los cambios climáticos globales, para que el microclima subterráneo sufra alteraciones que de manera negativa influyen en la conservación de los diseños distribuidos en estas cavidades.
Dentro de este grupo de amenazas o daños climáticos esta la erosión eolica, la cual afecta directamente a las estaciones a la intemperie como solapas y abrigos rocosos.
Esto representa un serio problema que a su debido tiempo debemos enfrentar los rupestrólogos. Aunque no es común este peligro para el arte rupestre en condiciones subterráneas, si se han detectado estaciones que al ser afectadas por derrumbes naturales, incendios forestales, etc., han cambiado sus sistemas de flujo y ventilación provocando nuevas corrientes de aire que han afectado o afectan directamente los motivos y diseños.
El ejemplo más conocido internacionalmente de este tipo de daño, es del Salón de los “Policromos” de la Caverna de Altamira, en Santillana del Mar, España, donde una grieta que se abre contigua al cuello de la gran cierva ha provocado la pérdida de color de las zonas aledañas (Beltrán 1990:20). O más recientemente la propagación de un hongo, blanco como la nieve, con el nombre de Fusarium solani que se está adueñando rápidamente de las paredes y suelo de las siete galerías que conforman la Cueva de Lascaux, en Francia, motivado por la instalación en el 2001 de un sistema de climatización con el ánimo de mantener constante los parámetros de temperatura y humedad de sus galerías (Le?o 2006:1).
Lamentablemente en Cuba, estos fenómenos generalmente también están asociados a la intervención inadecuada e irresponsable del hombre como es el caso de la Cueva Mural, en la costa norte de Matanzas, donde la tala indiscriminada del bosque existente en la dolina de acceso a la estación provocó un reajuste climático de la cavidad. Esto afecto sensiblemente sus grafías en apenas 4 años; pero este ejemplo lo desarrollaremos detenidamente más adelante.
Otros fenómenos climáticos que afectan considerablemente a las estaciones pictográficas son los producidos por los cambios de la humedad -tanto relativa como absoluta- en los ambientes hipogeos, así como la evaporación, la condensación, la presión de CO2, la oxidación y otras numerosas variables microclimáticas que conforman la estabilidad en la oxidación y despigmentación de la gráfica rupestre; estas variaciones también están relacionadas con otros fenómenos producidos en el área circundante a la cavidad, como pueden ser la sequía extrema, intensa actividad de lluvia, los huracanes y otras.
En ocasiones, por razones ajenas a la cavidad, las aguas de infiltración llegan a la misma transportando partículas de diversos materiales y con variaciones en su composición química provocando cambios en el Ph de las aguas de goteo subterráneo.
No son pocos los casos en que el escurrimiento toca o cae sobre las manifestaciones y provoca concreciones, el lavado de las mismas o velos que las cubren con un daño generalmente significativo lo que en no pocas ocasiones ha culminado con la perdida parcial o total de los dibujos en el zona donde se produce.
Amenazas Industriales
El crecimiento industrial en nuestro planeta ha ocasionado numerosos daños -a veces irreversibles- prácticamente en todos los ecosistemas conocidos por el hombre. Hasta hace muy poco se pensaba que los casquetes polares se encontraban a salvo de esta situación, sin embargo, en la actualidad ha quedado claro que no han escapado a esta triste realidad.
Desde el punto de vista de la categorización de los daños de tipo industrial se pueden citar las siguientes categorías o tipos:
Minería
Son virtualmente reconocidas las afectaciones por la expansión de canteras, las que llegan en ocasiones a destruir totalmente las estaciones rupestres como es el caso de la estación conocida como Cueva Grande de Santa Isabel, en la Isla de la Juventud, la que fue casi totalmente destruida por la explotación minera de la Sierra de Casas.
También se presentan las afectaciones producidas por las emanaciones de smog, otros gases y aerosoles residuales al medio ambiente y por consiguiente al interior de abrigos y cuevas afectando de manera irreversible los pigmentos de las pictografías. Esto provoca reacciones químicas en los soportes y sustratos, además de cambios en el microclima subterráneo. El ejemplo más ilustrativo en nuestro país es el de la Caverna de las Cinco Cuevas, en la provincia Habana. La zona de Boca de Jaruco, donde se ubica la estación, es pródiga en yacimientos de petróleo por lo que su explotación se inició en la década de los años 80 de la pasada centuria.
Una de las características que distingue a la extracción del oro negro del área es que viene acompañado con un gas que posee un alto componente de sulfídrico, este al escapar a la atmósfera ha entrado en reacción con la roca caliza del entorno provocando su descalcificación y con ello de descamación de las pictografías que se localizaban en el salón de entrada.
Aquí, no debemos olvidar las afectaciones provocadas por las voladuras producidas durante el proceso minero, las que dañan mantenidamente las estructuras de muchas de las estaciones rupestres colindantes. Estas provocan la fractura y desprendimiento de la roca estructural así como la caída de fragmentos de rocas -en el mejor de los casos- que sirven de soporte a petroglifos y pictografías.
Constructivas
El desarrollo industrial está asociado a otros fenómenos relacionados con la construcción de carreteras. Estas provocan vibraciones permanentes por el paso de vehículos pesados que afectan sostenidamente las estructuras naturales de las estaciones rupestres. Además, se debe considerar que el aumento de la circulación vial en áreas de patrimonio rupestrológico contribuye a la formación de lluvias ácidas las que a mediano plazo afectarán al mismo por las causas explicadas anteriormente.
Por su parte la construcción de presas ha ocasionado grandes pérdidas al registro gráfico rupestre universal desde que en 1969 se puso en marcha la presa de Krasnojarsk sobre el río Yenisei, creando una retención de aproximadamente 400 Km. sumergiendo varios centenares de figuras rupestres en la cuenca de Abakan-Minusink en Rusia y Kahkasia. Mucho más reciente está el polémico incidente por la construcción del complejo hidráulico en el Valle de Guadiana en Portugal que movilizó a equipos de científicos de numerosos países y organizaciones internacionales dedicadas al estudio de la gráfica rupestre, para lograr el registro y documentación de las estaciones antes de que fueran cubiertas por las aguas. En nuestra área geográfica el caso más lamentable es el de la construcción de la Presa de Hatillo, en Maimón, entre Bonao y Cotuí en la República Dominicana, donde quedó sepultada bajo las aguas la Cueva del Peñón de la Sabana, con numerosos petroglifos.
Aún cuando hasta el presente, en Cuba solo se conoce el posible caso de la construcción del Embalse Carlos Manuel de Céspedes, en Contramaestre, Santiago de Cuba, el que en un principio se pensó que podría haber cubierto con sus aguas, el área donde fuera encontrado en 1963 el famoso petroglifo del Maffo, esto en la actualidad ha sido desechado, pues las coordenadas del sitio del hallazgo han sido ubicadas con precisión en los últimos años y las mismas quedan fuera de los limites del embalse(6). Sin embargo hoy no sabemos si en el entorno remoto de ese descubrimiento podría haber existido otras manifestaciones de la grafica rupestre, que si podrían haberse perdido para siempre. Por otra parte hasta hoy no tenemos que lamentar en el país un hecho similar, que se conozca, pero la experiencia internacional debe ser tomada en consideración permanentemente.
Figura No. 2. (A) Pictografía de la Solapa del Arquero como se podía observar en
1999 y (B) como se observa en la actualidad, el daño acelerado de esta estación
parece estar relacionado con la deforestación del entorno.
Vinculados a la construcción se encuentran las áreas adaptadas para el almacenaje de sustancias químicas, tóxicas e hidrocarburos. Estos almacenes construidos específicamente sobre el carso y en los cuales en no pocas ocasiones se producen derrames eventuales o sostenidos han sido los responsables del daño de numerosas estaciones del arte rupestre universal.
Agropecuarias.
En este tipo están las relacionadas con el desarrollo agropecuario y que agreden a las estaciones rupestres como puede ser el relleno de las cavidades con piedras, desechos industriales y de las cosechas, basura doméstica, carsolitos etc., que son retirados de los campos a roturar y de múltiples actividades que se realizan en las empresas agropecuarias y poblados cercanos donde habitan sus trabajadores.
Ya hemos mencionado los cambios microclimáticos que se produce en las estaciones producto de la deforestación y/o reducción de la capa edáfica en el entorno de las cuevas o abrigos rocosos como sucedió en la importante Cueva de Matías en la Sierra de Cubitas, Camagüey, donde se desmontaron los árboles inmediatos a la entrada del sitio -donde permanecen las pictografías- para prolongar el área de cultivo de viandas. Esta acción dejó a merced de las corrientes de aire y la incidencia directa de los rayos solares, durante un prolongado período del día, los murales pictográficos con efectos devastadores (ver figura No.3).
Otro problema es el que ocasiona la cría de ganado (vacuno, porcino, etc.) que comienza a penetrar en las áreas de luz y penumbra de las estaciones rupestre estableciendo campamentos y espacios de habitación y al frotar su cuerpo contra las paredes, inciden en el desgaste de las pictografías o petroglifos además de provocar cambios climáticos y microbiológicos que a mediano y largo plazo afectan al dibujo rupestre.
Figura No. 3.- A la izquierda pictografía de la Cueva de Matías como se podía observar en 1972 y
A la derecha como se observa en la actualidad después de talado el bosquecillo
que protegía la entrada de la estación.