Una calurosa noche de verano ciclonera sin los medios habituales de ambientación artificial y habitando recintos concebidos para otras latitudes o forzados para sobrehabitación puede conducir a un verdadero estado de tensión ambiental por un calor sofocante. También puede motivar razonamientos con las lógicas más diáfanas, las que no se influyen por circunstancias ocasionales o la moda predominante.