La creciente presión que EE.UU. ha ejercido sobre las compañías tecnológicas china empezó en 2018, cuando el presidente Donald Trump prohibió a sus departamentos gubernamentales utilizar equipos fabricados por Huawei y otro fabricante chino ZTE. Las posteriores acusaciones contra esta empresa por espionaje industrial, fraude y otros delitos —que Pekín niega rotundamente— desembocaron este 15 de mayo en la firma de una orden ejecutiva que prohíbe el uso en territorio estadounidense de equipos de telecomunicaciones fabricados por compañías consideradas como "una amenaza para la seguridad nacional", entre ellas, Huawei y sus 70 empresas afiliadas.
Acto seguido, varias compañías del país norteamericano rompieron sus relaciones comerciales con la empresa china. La repercusión más grave para los usuarios de Huawei ha sido la decisión de Google de cortar su cooperación con la compañía china, que usa su sistema operativo Android, entre otros servicios. A pesar de todo, Huawei asegura que hará todo lo posible para contrarrestar las consecuencias negativas de esta decisión de EE.UU.