El 20 de mayo de 1998 se suicidó Alfredo Yabrán. Hay algunas similitudes pero, sobre todo, diferencias notables entre aquel episodio y el de la muerte de Alberto Nisman. Reparar en ambos aspectos puede ser un buen conducto analítico para evaluar las circunstancias actuales y permitirse después ciertas preguntas o afirmaciones que, además de interpelar a sectores políticos y judiciales, lo hagan con nosotros mismos. La sociedad no es un todo homogéneo, desde ya. Estamos hablando de la sociedad interesada en el tema o de la que se manifiesta como tal.
Dicho genéricamente, nadie creyó que Yabrán podía haberse suicidado pero tampoco que lo hubieran asesinado. La certeza popular consistía en que el cadáver era de otro, y que el mafioso estaba a buen resguardo en algún lugar que jamás se revelaría. Aún hoy, a pesar de la certificación absoluta de que el muerto era él por obra de suicidio, hay gente creída de que el tipo anda por ahí, con otro rostro, disfrutando de una fortuna calculada en 600 millones de dólares. Son esos mitos y leyendas urbanas que siempre existirán, no sólo por la necesidad de funcionar como entretenimiento sino también porque suele no confiarse en el desquicio total de poderosos gigantescos. Una similitud con el caso de Nisman es que la duda central –o, quizá, mejor dicho, la propagada– pasa por el cómo. Cuando Yabrán, se trataba de adivinar con quiénes y de qué forma se las había arreglado para montar semejante simulación. Con el fiscal, es lo mismo pero aplicado a terceros. ¿Cómo lo hicieron? Pero una de las diferencias sustanciales es el porqué. Yabrán estaba mediáticamente cercado y a punto de ser detenido por ordenar el asesinato de José Luis Cabezas. No había ninguna duda sobre los motivos de su accionar, cualquiera hubiere sido. El porqué de la hasta ahora “muerte dudosa” de Nisman, en cambio, abre un abanico de hipótesis entre el suicidio a secas, el inducido y el asesinato. Sin embargo, hay una diferencia más grande todavía. En los primeros momentos y días posteriores a la muerte de Yabrán, debe admitirse que cualquier especulación tenía su dosis de lógica. O de alguna verosimilitud. Pero respecto del fiscal, es inconcebible desprender que alguien del Gobierno manda matar a un hombre que a las pocas horas declararía en contra del oficialismo, nada menos que en el Congreso Nacional y para producir el hecho del que casi toda la prensa estaba pendiente. Ese raciocinio va incluso más allá de que las pruebas a presentar por Nisman eran y son un mamarracho inclasificable, del que dieron cuenta con su mutismo los propios juristas de la oposición. No se escuchó ni leyó que alguno de ellos saliera en defensa del escrito del fiscal, porque profesionalmente es imposible hacer eso con un documento que copia y pega testimonios incapaces de aportar una sola prueba.
Este comentarista no tiene intenciones de sumar sospechas a las incontables que circulan. No quiere hacerlo ni en cuanto a sus presunciones personales ni en torno de las que le surgen por las fuentes que maneja. Le interesa muchísimo menos agregar o reforzar datos y deducciones periciales, incluyendo las más básicas que brotan de la causa. Esto no es solamente porque ya tenemos demasiado con la montaña de basura, relatos novelados, pseudoespecialistas y operadores que fluyen a toda hora. Por cierto, hay también quienes encaran el tema con seriedad técnica. Muy pocos, si es que hablamos del seguimiento periodístico de la causa propiamente dicha. Algunos colegas de este diario, La Nación y Tiempo Argentino. Unos más en la radio; en algún blog. Se hace difícil encontrar quién en la televisión, pero tal vez es el prejuicio por el agotamiento y el rechazo que genera ese medio porque en él, y en los foros de las redes, queda concentrado lo peor de lo peor. Tenemos que hablar puramente de política, entonces, porque todo el resto es jugar al detective tocando de oído o simplemente admitir que hay esos pocos, mejores que uno, para adentrarse en los vericuetos investigativos. O en las internas del mundo judicial. Abordar sólo la política significa aplicarse a la data impresionantemente obvia que emana de los hechos comprobados, porque es lo que permite discernir quiénes juegan a qué en medio de esta tragedia. Ha debido ser la mismísima exesposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, quien rogó en el Senado contra la sobreexposición mediática del tema. Y lo hizo en una audiencia pública convocada por la oposición, a la que le extendió las generales de la ley por su manejo del suceso. Todavía no se sabe quiénes habrán tomado nota de su pedido entre la dirigencia política, pero es seguro que hubo oídos sordos en su comandancia mediática. En una columna de hace pocos días, uno de los editorialistas de Clarín empleó un promedio de tres potenciales por párrafo para especular sobre cómo el Gobierno empioja las cosas. No resistiría un examen básico en un periódico de barrio. Pero esto no es periodismo. Contra ese tipo de negocio, político, arremetió la madre de los hijos de Nisman. Y en cotejo contra actitudes como la de Jorge Capitanich, al romper un diario frente a cámaras, hay una lista extensa de perversiones mucho más profundas, que demuestran con objetividad aquello de quiénes juegan a qué.
Alberto Nisman reportaba directamente a los servicios secretos de Estados Unidos e Israel, a través de sus embajadas aquí y de la franja de los espías locales encabezada por Antonio “Jaime” Stiuso. Las pruebas son abrumadoras y están publicadas en el Argenleaks de Santiago O’Donnell, si es que no bastaba –y claro que no debía bastar– con que sus relaciones eran conocidas y comentadas en voz alta entre el mundillo político y diplomático. Las órdenes directas a Nisman eran no investigar la pista siria ni la conexión local, y dar por cierta la culpabilidad iraní. Llegó a corregir un dictamen por exigencia de La Embajada, a la que le anticipaba sus decisiones y a la que agotó con sus pedidos de disculpas por no advertir que pediría la captura de Carlos Menem. Un fiscal que respondía a una potencia extranjera para que, hoy, otro grupo de fiscales, algunos de los cuales afrontan denuncias y sumarios en causas que incluyen el encubrimiento del atentado a la AMIA, convoque a una marcha en asqueante nombre de la Justicia independiente y del esclarecimiento del crimen. Ni siquiera hace falta recurrir a la chicana fácil de que a los convocantes se adosaron Luis Barrionuevo y Cecilia Pando, o un arco opositor prácticamente completo que, a sabiendas de cómo operaba Nisman, jamás se escandalizó. Por supuesto que el Gobierno también sabía y dejó correr, hasta que el memorándum de entendimiento con Irán empezó a pudrir el escenario –digamos– con la línea Stiuso que dirigía a Nisman. En lo sustancial, ése fue el umbral de los carpetazos serviciales y operaciones de prensa que comenzaron a sucederse contra el kirchnerismo. Lo novedoso no fue eso, sino la frecuencia y origen preciso de los ataques. Cristina terminó por descabezar la cúpula de los servicios y encarar una reforma de su funcionamiento, cuyo debate fue rehuido por la oposición. Su lugar no es el Congreso. Ni la calle, salvo espasmódicamente. Son los medios.
Fue falso que el memo con Irán contemplara precondiciones de impunidad y fue comprobadamente ridículo que se tratara de conseguir petróleo. Fue falso que se incrementaran las exportaciones con destino a ese país, en curva descendente desde 2010. Fue falso que la Argentina solicitara la caída de las alertas rojas para beneficiar a los iraníes acusados, según confirmó Interpol. Fue falso que Sergio Berni hubiera llegado antes que nadie a la escena del crimen. Fue falso que hubieran pertenecido a la SI los dos supuestos agentes denunciados en la denuncia de Nisman. Lo más agotador no es esta lista incompleta de falsedades, sino el modo abierto en que se es capaz de ignorarlas hasta el extremo de que otro fiscal opositor redobla la apuesta. Gerardo Pollicita fue secretario del fiscal provincial Raúl Pleé, uno de los convocantes a la manifestación del miércoles próximo y acusado por el CELS y Memoria Activa de cajonear la citación de los imputados por encubrimiento del ataque a la AMIA (la conexión local). Es el mismo Pollicita quien cerró la causa de Gustavo Beliz contra Stiuso. Su pedido de investigación, bien que no imputación, era movida única. No podía hacer otra cosa so pena de que el panfleto de Nisman se cayera. La lectura política no es ésa, sino que la operación viene de atrás. Podrá ser ya un lugar común pero es muy difícil, a esta altura, resistirse a pensar en la plena marcha de un golpe judicial, encabezado formalmente por la parte de la Justicia, que afirma estar viviendo en una dictadura que la maniata. El golpe mediático es aún más obvio. Y al económico tuvieron que dejarlo para más adelante, porque el Gobierno contragolpeó bien, porque no les dio el piné y porque, en todo caso, les resulta más funcional operar desde Comodoro Py.
La opinión del firmante es que la frase de la Presidenta sobre la convocatoria para el miércoles fue desafortunada, dado el muerto que hay mediante. Pero, por fuera de la circunstancia, cabe acordar con que convocan al silencio porque no tienen nada que decir, o porque no pueden decir lo que verdaderamente piensan. ¿A qué llaman? ¿A que la Justicia actúe con las manos libres? ¿Más todavía? El fiscal Ricardo Sáenz, uno de los convocantes, es el jefe de Viviana Fein, quien lleva adelante la causa. ¿Marcha para pedirse justicia a sí mismo? No es el esclarecimiento de la muerte de Nisman lo que hay de por medio. Es otro golpe de una derecha insaciable. Inorgánico, pero golpe al fin. Alberto Nisman es la pantalla de una acción que se pretende desgastante, y que sólo podría parangonarse con la rebelión gauchócrata. El Gobierno superó aquel intento de 2008 con una iniciativa política y capacidad de movilización que también trascendieron a la derrota de 2009. El escenario actual le sugiere la misma receta.
En tres oportunidades el fiscal se mostró de acuerdo con la idea
Cuando Nisman estaba a favor de un memorándum con Irán
“La recibe con beneplácito y la encuentra altamente positiva”, respondía Nisman sobre la idea de un acuerdo cuando lo proponía Interpol. Después, pese a que fue aprobado por el Congreso, pasó a considerarlo un delito.
Nisman después denunció a CFK y a Timerman por el memorándum. Imagen: Arnaldo Pampillon
La secretaría general de Interpol propuso en 2008 la formación de una Comité Jurídico Mixto argentino-iraní “que pudiera resolver las ambigüedades y malos entendidos que rodean la instrucción de la causa. Tal Comité podría trazar una hoja de ruta o acordar un Memorándum de Entendimiento para avanzar en la resolución del caso”. La propuesta fue trasladada al fiscal Alberto Nisman quien contestó tres veces “que toda medida que implique cooperación que tenga por finalidad materializar y dar respuesta eficaz a los requerimientos, la recibe esta Unidad Fiscal con beneplácito y la encuentra altamente positiva”. La documentación demuestra que lo que para Nisman era altamente positivo no sólo se convirtió después en negativo sino incluso en un delito, pese a que el Memorandum del que se hablaba en ese diálogo con Irán y con Interpol se convirtió después en una ley votada por las dos cámaras del Congreso. El fiscal Gerardo Pollicita prepara a las apuradas y para meterlo en tiempos electorales el pedido de indagatoria para la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ex canciller Héctor Timerman porque lo que Nisman vio como altamente positivo es calificado ahora como un encubrimiento y hasta un acto de traición a la patria.
La secuencia documental empezó en febrero de 2008 cuando la Policía Federal, que es la sección argentina de Interpol, le informó al ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, de la existencia de una comunicación de Interpol. El 8 de febrero de 2008, con la firma del comisario Néstor Valleca, la Federal le señaló al ministro que la secretaría general de Interpol recibió una propuesta de Irán para iniciar un diálogo en el marco de la organización internacional de policía sobre la causa AMIA. En concreto lo que se propone es “discutir la cooperación de ambos países” en el expediente del atentado.
A lo largo de los años, desde que la justicia argentina imputó a los ciudadanos iraníes por el atentado, Interpol buscó algún tipo de acercamiento. Es que se trata de un caso atípico. Interpol normalmente busca prófugos en causas de narcotráfico o de organización criminal. En esos casos los Estados no respaldan a los prófugos. En la causa AMIA existe –según Interpol– un conflicto entre dos Estados que son miembros y por eso la actitud siempre fue buscarle una solución negociada.
Después que Aníbal Fernández recibió aquella primera nota de la Policía Federal, le trasladó la cuestión a quien estaba encargado de la investigación, el fiscal Nisman. La nota del entonces ministro tiene fecha del 20 de febrero de 2008. Nisman contestó a la notificación de Aníbal Fernández señalando que “que toda medida que implique futura cooperación la recibe la fiscalía con beneplácito y la encuentra altamente constructiva”. Firman la respuesta el propio Nisman y su secretario Fernando Scorpaniti.
El 1º de abril de 2008 la gestión sale de la órbita policial y se afina la propuesta a través de una carta que el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino le envía a Nisman. La Cancillería transmite las precisiones a partir de un diálogo mantenido en Irán por la representación diplomática argentina en Teherán.
En concreto lo que se propone es lo siguiente:
Irán pregunta por la disponibilidad argentina para constituir “un Comité Mixto” de juristas.
Ese Comité podría trazar una hoja de ruta o “acordar la firma de un Memorandum de Entendimiento” que podría avanzar concretamente en la resolución del caso.
La nota está firmada por la directora de asistencia jurídica de la Cancillería, María Seoane de Chiodi. Además, se acompaña un texto del Encargado de Negocios de Argentina en Irán, Mario Quinteros, quien además detalla que las autoridades de Teherán proponen la visita del juez Rodolfo Canicoba Corral, el fiscal Nisman y la defensora oficial para que se avance en las tratativas. Quinteros menciona la idea de que Irán incluso estaría dispuesto a redactar un texto–borrador del eventual acuerdo.
Nisman vuelve a contestar el 8 de abril de 2008 con un oficio muy similar al anterior. Toda iniciativa de cooperación es “recibida con beneplácito y resulta altamente constructiva”. No es que el fiscal pusiera alguna condición o sugiriera que no se puede negociar nada que no sea la presencia en la Argentina de los sospechosos o que no corresponde ninguna comisión mixta. Nisman y su secretario vuelven a contestar, por segunda vez, que es positiva la búsqueda de cooperación con Irán, aún cuando ya está claro que se habla de Memorándum y de Comisión Jurídica Mixta. El texto se adjunta a la causa y, además, se realiza una transcripción en forma de respuesta a la Cancillería. O sea, hay tres aceptaciones de Nisman respecto de avanzar en la cooperación con Irán para buscar algún camino e incluso firmar un Memorándum.
Es público y notorio que los sucesivos cancilleres argentinos, por instrucciones de Néstor y Cristina Kirchner, siempre buscaron alternativas. La idea de hacer un juicio en un tercer país se barajó varias veces, incluso se mencionó a Marruecos como posible sede. La intención fue pública y replicaba lo ocurrido con el atentado de Lockerbie cuando el Reino Unido y Libia acordaron hacer el juicio a los dos supuestos terroristas en una base norteamericana en Holanda. En aquella oportunidad el mediador fue nada menos que Nelson Mandela.
Después de firmado el Memorandum, en enero de 2013, el texto pasó por el juez, luego por la Cámara Federal, por el Congreso, después nuevamente por el juez Daniel Rafecas, otra vez la Cámara y luego la Casación lo declaró inconstitucional. En todo el proceso, ni siquiera los que se opusieron, los que votaron en contra ni los que declararon la inconstitucionalidad sostuvieron que podría tratarse de un delito. Y como se ve, hasta Nisman dio su visto bueno en 2008.
Nueve años después, lo que prima es la alianza mediática-política-judicial, con sede en Comodoro Py, que no sólo tiene un eje electoral y, más allá de los comicios, busca desesperadamente una condena a la ex presidenta y al ex canciller. Sólo eso explica el pedido de indagatoria que prepara el fiscal.
Diego Lagomarsino, eje de la embestida de Arroyo Salgado. Fue quien le prestó el arma a Nisman. Para la jueza, esconde información. Foto: Cedoc
Luego de que el miércoles pasado, la Corte Suprema de Justicia rechazara el último pedido de la defensa de Diego Lagomarsino para frenar la conformación de una junta interdisciplinaria que investigue la muerte de Alberto Nisman, la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal publicó todos los recursos que el ex empleado de Nisman utilizó para cuestionar y demorar la realización de dicha junta, a los miembros encargados de hacerla y a los jueces federales de las distintas instancias que deben intervenir en la causa.
Integrada por los jueces Gustavo M. Hornos (presidente) y Mariano Hernán Borinsky, la Sala resolvió:
1) Con fecha 29 de marzo de 2017, la Sala IV resolvió no hacer lugar a la queja interpuesta por la defensa de Lagomarsino contra la decisión de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que confirmó el rechazo del planteo de nulidad deducido por la defensacontra el dictamen del Fiscal Federal Taiano (en quién se encuentra delegada la investigación) que dispuso la convocatoria de la junta interdisciplinaria a cargo de la Dirección de Criminalística y Estudios Forenses de la Gendarmería Nacional Argentina, para establecer las causas de la muerte de Nisman.
3) Con fecha 31 de julio de 2017, la Sala IV resolvió no hacer lugar a la queja interpuesta por la defensa de Lagomarsino contra la decisión de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que confirmó el rechazo del pedido de recusación del perito tecnológico, Ingeniero Presman, propuesto por las hijas del fiscal Nisman.
4) Con fecha 13 de septiembre de 2017, la Sala IV resolvió denegar la vía extraordinaria a la Corte Suprema de Justicia de la Nación solicitada por la defensa de Diego Ángel Lagomarsino.
5) Con fecha 24 de agosto de 2017, la Sala IV resolvió no hacer lugar a la queja interpuesta por la defensa de Lagomarsino contra la decisión de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que rechazó un recurso de queja, por apelación denegada, contra la decisión del juez federal que no hizo lugar al pedido de recusación de los peritos de Gendarmería Nacional designados para intervenir en la pericia.
6) Con fecha 24 de agosto de 2017, la Sala IV resolvió no hacer lugar a la queja interpuesta por la defensa de Lagomarsino contra la decisión de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que confirmó el rechazo del pedido de nulidad solicitado por esa parte contra un punto del dictamen fiscal que no convocó a declaración testimonial de los peritos que realizaron la pericia psicológica.
7) Con fecha 13 de septiembre de 2017, la Sala IV resolvió no hacer lugar a la queja interpuesta por la defensa de Diego Lagomarsino contra la decisión de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que había confirmado el rechazo “in limine” de la recusación solicitada por esa parte respecto del juez federal Ercolini.
En el Gobierno nacional crece la sospecha sobre Diego Lagomarsino como posible autor o partícipe del asesinato del ex fiscal de la AMIA Alberto Nisman, y por eso se dispuso un mecanismo discreto de vigilancia para evitar que se fugue, si la causa avanza.
El operativo de monitoreo a Lagomarsino se efectúa con efectivos de fuerzas de seguridad vestidos de civil y en forma muy discreta para evitar que el técnico informático pueda esconderse, según publicó el diario La Nación..
En la Casa Rosada descuentan que el juez Ercolini podría tener que llamarlo a declaración indagatoria. Sobre todo, después de que se trascendiera el peritaje de Gendarmería que sostiene que a Nisman lo asesinaron.
Si bien hoy Lagomarsino no está imputado y no tiene prohibición de salir del país, las fuerzas de seguridad que lo monitorean: observan sus movimientos para que, en el caso de que existan sospechas, los efectivos den aviso inmediato al fiscal Eduardo Taiano para que tome las medidas correspondientes.
El técnico informático tiene su domicilio en la localidad bonaerense de Martínez.
"Los efectivos están de civil, lo monitorean a distancia prudencial, no es algo oficial ni pedido por el juzgado, pero es algo que hay que hacer para prevenir una eventual fuga", dijo a LA NACION un funcionario que está al tanto de esas decisiones en la Casa Rosada. "Esa es una obligación de las fuerzas de seguridad", señaló ese informante.
"Es un discreto trabajo de apoyo a la tarea del fiscal. Sólo averiguar y ver", señalan en el gobierno de Macri.
Si no tiene una orden judicial que le prohíba salir del país, Lagomarsino podría tomar la decisión de viajar sin el permiso de la Justicia. En teoría, ninguna fuerza de seguridad lo podría detener antes de embarcarse o de cruzar una frontera. Sin embargo, en las esferas oficiales aclararon: "Si vemos que está por irse, se le avisa al fiscal para que dé las ordenes pertinentes". Los funcionarios admiten que ante cualquier compra de pasajes o decisión tendiente a viajar por parte de Lagomarsino, existen maneras de obtener esa información a tiempo para evitar una fuga.
La Cámara Federal reclamó que se investiguen las cuentas en el exterior a nombre de la madre y la hermana del fiscal
Alberto Nisman y el lavado de dinero: La causa que Comodoro Py nunca quiso investigar
Los camaristas exigieron que se investigue el presunto lavado de dinero detectado a partir de una cuenta con más de 600 mil dólares que el fallecido Alberto Nisman tenía en Estados Unidos.
La Cámara Federal puso en palabras lo que hace rato era evidente: la causa por presunto lavado de dinero que se abrió con el hallazgo de una cuenta con más de 600 mil dólares que el fallecido Alberto Nisman tenía en Estados Unidos a nombre de su hermana Sandra Nisman, su madre Sara Garfunkel y el técnico informático Diego Lagomarsino, está en la nada, tal como la dejó el fallecido juez Claudio Bonadio. Nisman sólo figuraba como apoderado, lo que en un comienzo había duplicado las sospechas de que podría haberla utilizado para mandar allí dinero que no podía explicar. Los camaristas Mariano Llorens y los reincorporados por un tiempo Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia señalaron en un recurso de otro de los imputados, el empresario Claudio Picón, que "a la luz de la demora que exhibe el trámite del presente legajo, se torna necesario instar al juez de la anterior instancia a arbitrar los medios necesarios para que se avance en la pesquisa con la mayor celeridad que la investigación lo permita".
En marzo de 2015, dos meses después de la muerte del fiscal, su ex esposa, la jueza Sandra Arroyo Salgado, sorprendió cuando se presentó a declarar ante la fiscal Viviana Fein e informó que Nisman y Lagomarsino --quien como es sabido es el dueño del arma de la que salió el disparo mortal-- tenían una cuenta en el banco Merrill Lynch de Nueva York. El dato, en rigor, venía de la hermana de Nisman, que quería acceder a la cuenta y no tenía la contraseña y en el banco le dijeron que la tenía Lagomarsino. A partir de esta situación se abrió una investigación en Comodoro Py, que en un comienzo estuvo a cargo del juez Rodolfo Canicoba Corral y del fiscal Juan Pedro Zoni, luego deportado de los tribunales de Retiro por el procurador interino, Eduardo Casal. Según se pudo constatar entonces, la cuenta tuvo movimientos entre septiembre de 2012 y agosto de 2014 por lo menos. La AFIP reportó que no era una cuenta declarada. Algunas de las transferencias sospechosas que figuran son de una empresa en Hong Kong, Rodfa Limited, por 134 mil dólares, hay otra del financista Damián Stefanini por 150 mil dólares y el empresario Picón aparece con 72 mil dólares. Stefanini desapareció de la faz de la tierra tres meses antes de que Nisman apareciera muerto. Nunca se supo más nada de él.
Tanto Sandra Nisman, como Garfunkel, Lagomarsino y Picón fueron imputados y llamados a indagatoria por el fiscal Zoni y el ex juez Canicoba Corral. El informático dijo que Nisman le había pedido que figurara su nombre, como una suerte de testaferro, porque él era una persona expuesta y no podía por su cargo. Canicoba dijo públicamente que estaba convencido de la hipótesis del lavado y fue apartado de la causa por la Cámara Federal. Ahí fue cuando el caso pasó a manos de Bonadio, que dejó el expediente en el freezer. En la mayoría de los despachos de Comodoro Py hubo resistencias a avanzar con este expediente porque dejaba a la vista los posibles niveles de corrupción de Nisman, cuya muerte y figura fue utilizada para atacar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, tal como fogoneaba el macrismo. Además, es factible que el dinero negro estuviera vinculado a organizaciones de la derecha de Estados Unidos y de Israel, interesados en financiar las acusaciones. De hecho, alguno de los movimientos de la cuenta en cuestión estarían vinculados a un banco israelí.
Lo cierto es que la causa está en punto muerto, con la excusa de que hay recursos de los imputados pendientes de respuesta en la Corte Suprema. Pero además, hasta el juez actual, Marcelo Martínez de Giorgi, a comienzos de año y tras la muerte de Bonadio intentó mandar la causa al fuero penal económico, pero se la devolvieron. El único fiscal que avanzó fue Zoni. Luego lo sucedieron Gerardo Pollicita y Eduardo Taiano y no hubo grandes movimientos. Además de la cuenta en Nueva York, en la causa también hay datos sobre otra cuenta en Uruguay y varias propiedades en ese país.
Lo que resolvió la Cámara se desprende de una presentación de Picón, que figura como el dueño del auto de alta gama Audi que utilizaba Nisman. Picón reclama sus legajos del Registro Automotor de los vehículos de su empresa Palermopack SA. La Cámara decidió darle la razón y devolverle los papeles, en este fallo que destaca que en nada avanzó la investigación. Para hablar de la demora primero los camaristas aludieron al recurso de Picón: "Si bien pudo haber sido razonable requerir la documentación en cuestión en aquella oportunidad, el tiempo transcurrido desde la incorporación de los legajos al expediente, la ausencia de un concreto avance en el sentido de la hipótesis investigada, se presentan como factores suficientes para restar sustento al rechazo ahora cuestionado" (que venía de primera instancia).
Cuando Zoni, cinco años atrás, pidió las indagatorias que quedaron en el aire, dijo que los imputados habían logrado "con su accionar que se introduzcan fondos de origen espurio en el circuito legal”. "Se ha logrado establecer --afirmaba-- la existencia de distintos bienes y fondos, que a pesar de aparecer vinculados a distintas personas que actuaran como testaferros, en realidad eran propiedad de Natalio Alberto Nisman”.
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