Fue una mañana histórica la del 29 de diciembre, cuando Argentina empezó su campaña de vacunación contra el COVID-19, luego de un operativo épico para traer desde Rusia y distribuir en todo el territorio antes de que terminara 2020 las primeras vacunas Sputnik V, desarrolladas por el Centro de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya.
Pozzati comentó que ella y sus compañeros estuvieron al frente de la reestructuración del laboratorio de biología molecular donde se realizan los diagnósticos de COVID-19, por lo que manipulan muestras respiratorias permanentemente.
"Fue un año durísimo, pasamos a trabajar 14 horas diarias, se terminaron los días de fiesta y los fines de semana. Usamos todas las medidas para protegernos y de hecho hasta el momento ninguno de nosotros se contagió. Estoy cansadísima pero feliz, con esperanza. Era importante dar el puntapié inicial como ejemplo para todos los demás", dijo.
El ministerio de Salud argentino reportó que solo 1% de los vacunados presentaron efectos adversos menores, como fiebre, cefalea o mialgias. De acuerdo al esquema de vacunación previsto por el Gobierno, las primeras 300.000 dosis están destinadas únicamente a personal de salud.
Según el contrato firmado con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), otras 5 millones de dosis llegarán al país en los primeros días de enero y una tercera tanda de 14,7 millones arribaría en febrero.Los primeros en inmunizarse fueron médicos, enfermeros, camilleros y personal de laboratorios, entre algunos funcionarios que se inscribieron previamente como Axel Kicillof, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, distrito donde vive un tercio de la población nacional y donde se comenzó a vacunar en 110 hospitales de 89 municipios.
"Está empezando el principio del final"
"El día anterior estaba de guardia y aproveché para preguntar y pude anotarme, con mucha seguridad porque no tengo dudas sobre la efectividad de la vacuna. Fundamentalmente, la sensación es de alivio, de que está empezando el principio del final", dijo a Sputnik Fabiana Geliberti, médica clínica, geriatra y especialista en cuidados paliativos a pacientes inmunodeprimidos.
Geliberti comentó que al iniciar la pandemia, se extendieron las áreas dentro de los hospitales destinadas a captar pacientes con COVID-19, además de las terapias intensivas. Hace alrededor de un mes y medio comenzaron a bajar los casos y a desocuparse algunos de estos espacios, pero recientemente registraron un nuevo incremento en los números y volvieron a ocuparse algunas de esas camas.
"Nunca pensé que la vacuna iba a estar tan pronto, la verdad que ganamos mucho. Es muy importante lo que pudimos reconstruir, veníamos de tener un Ministerio de Salud rebajado a secretaría con el Gobierno anterior. Soy optimista, espero que nos sigamos cuidando, que podamos sostener un poquito más, a veces es difícil adoptar nuevos hábitos pero creo que hay cosas que llegaron para quedarse, ya tenemos un horizonte para pensar que las cosas van a estar mejor", mencionó.
El Ministerio de Salud informó el 4 de enero que 43% de los nuevos contagios ocurre entre personas de entre 20 y 39 años. Si bien no hubo aún anuncios oficiales, la prensa local informó que el presidente, Alberto Fernández, analiza la posibilidad de establecer mayores controles en la aglomeración de personas, que sucede como consecuencia del inicio de la temporada de vacaciones, incluida la posibilidad de un "toque de queda sanitario" o volver a una cuarentena estricta.
El país sudamericano acumula más de 1,6 millones de casos de COVID-19 y registra más de 43.000 muertes con esa enfermedad respiratoria, con una población de 45,4 millones de habitantes. Las camas de terapia intensiva están ocupadas en 53% a nivel nacional y 57% en el Área Metropolitana de Buenos Aires, capital nacional.
"Si bien la cifra de fallecidos te pone la piel de gallina y se sufre por todas esas familias, muchas que no pudieron despedir a sus seres queridos, pienso que es un esfuerzo necesario; si no hubiera habido cuarentena, creo que acá hubiera pasado lo que pasó en Italia, cuando los médicos tenían que decidir a quién le daban camas a partir de quién tenía más posibilidades de salvarse. Eso por suerte no sucedió porque pudimos recomponer el diezmado sistema de salud", remarcó Geliberti.