El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este martes que Brasil “está quebrado” y él no puede hacer nada para remediarlo, en declaraciones en las que llegó a acusar a la prensa de agravar la crisis generada por la COVID-19 al “magnificar” los efectos de la pandemia.
“Brasil está quebrado. Yo no consigo hacer nada. Quería modificar la tabla del impuesto de renta, pero no pude”, dijo el político ultraderechista en declaraciones que concedió a un grupo de seguidores frente al portón del Palacio de la Alvorada, la residencia de la Presidencia brasileña.
El mandatario hizo las declaraciones en medio de los cuestionamientos de distintos sectores del país sudamericano por el cese de las ayudas especiales otorgadas a 68 millones de personas y el aumento de la cifra de familias hundidas en la miseria.
Bolsonaro, quien en reiteradas oportunidades minimizó el impacto de la pandemia y se burló de las medidas de prevención para hacerle frente, admitió que el país está quebrado pero no asumió responsabilidad alguna, alegando que su Gobierno quería cambiar las categorías del impuesto a las ganancias (iniciativa postergada por la llegada de la pandemia) y en cambio apuntó a la prensa
“Yo quería cambiar las categorías del impuesto a las ganancias, vino el virus, potenciado por estos medios de comunicación que tenemos. Esta prensa sin carácter. Hacen un trabajo incesante de desgaste para sacarnos de aquí (del Gobierno) y atender intereses que no pueden revelar”, dijo el mandatario.
Las excusas del presidente llegaron después de que el Gobierno decidiera no renovar los subsidios dados a las empresas para pagar parte de los salarios a cambio de mantener empleos y el auxilio de emergencia de 120 dólares mensuales que había aprobado el Congreso, que en el tercer trimestre del año redujo a niveles de 1980 los índices de pobreza.
Según el Ministerio de la Ciudadanía, la suspensión de la ayuda de emergencia en diciembre potenció la crisis económica y elevó el desempleo al 14.3%, empujando a miles de personas a la miseria.
El número de familias que piden ayuda del Estado no para de crecer desde 2016, tras la megacrisis económica y política que desembocó en la destitución de la presidenta constitucional Dilma Rousseff.
De acuerdo con las cifras oficiales, en octubre de 2020 casi 40 millones de personas (39.9) se encontraban en la miseria en Brasil, viviendo con 89 reales mensuales (16 dólares).
En febrero de 2016, las familias en situación de miseria eran 11 898 567 y en octubre de 2020 pasaron a ser 14 058 673. Desde que asumió Bolsonaro, otros 1.3 millones de familias cayeron en la miseria.
El presidente Bolsonaro declaró “quebrado” el país en medio de la campaña para que el “Centrao”, alianza de partidos tradicionales de la derecha, gane la elección para presidir la Cámara de Diputados con Arthur Lira, del Partido Progresista (PP).
Su rival, Baleia Rossi, del Movimiento de la Democracia Brasileña, un aliado del expresidente Michel Temer, reunió a toda la oposición a Bolsonaro, inclusive al Partido de los Trabajadores y otras fuerzas de izquierda como el laborismo de Ciro Gomes.
El PT apareció dividido ante la disyuntiva pero aclaró que no será aliado de la agenda económica de la derecha aunque si Rossi venciera, tendrá parte en las decisiones del Legislativo.
El año recién concluido, Bolsonaro sufrió un duro revés en las elecciones municipales, en las que prácticamente todos sus candidatos fueron derrotados. Tuvieron especial relevancia las derrotas en Sao Paulo y en Río de Janeiro, donde su gran aliado, Marcelo Crivella, no obtuvo la reelección y, poco después, fue detenido por corrupción.
(Con información de Página 12 y EFE)