Ni Pekín ni Washington: "Un tercer jugador podría ganar la guerra económica entre EE.UU. y China"
Publicado: 17 ago 2017 20:35 GMT
El estratega de la Casa Blanca afirma que la confrontación económica entre China y EE.UU. podría acabar con una derrota para el último, mientras que Pekín contesta que "en una guerra comercial no hay un ganador". ¿Qué opinan los expertos?
Reuters
Síguenos en Facebook
A inicios de semana, Donald Trump autorizó una investigación contra China por supuestos casos de robo de propiedad intelectual. Su consejero y jefe de estrategia aseveró que la "guerra económica" podría acabar con una derrota para EE.UU., mientras que Pekín contestó que "en una guerra comercial no hay un ganador". ¿Qué opinan los expertos?
EE.UU.: "Uno de los dos asumirá la hegemonía"
Washington se encuentra en plena "guerra económica" con Pekín y no es de descartar que ello podría acabar para EE.UU. en una derrota de la cual no sería capaz de recuperarse, afirmó Stephen Bannon, alto consejero y jefe de estrategia del presidente estadounidense Donald Trump.
En una entrevista con la revista 'The American Prospect' Bannon aseveró que "uno de los dos asumirá la hegemonía en 25 o 30 años, y si seguimos por este camino, van a ser ellos".
Reuters
Aquel a quienes algunos llaman 'el verdadero amo de la Casa Blanca' dejó claro que, para él, la guerra económica con Pekín "lo es todo". "Tenemos que estar maníacamente centrados en ella. Si seguimos perdiéndola, estaremos a cinco años de distancia, diez años como máximo, de llegar a un punto de inflexión del que nunca podremos recuperarnos", advirtió Bannon.
China: "En una guerra comercial no hay un ganador"
En respuesta a estos comentarios, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del gigante asiático, Hua Chunying, ha asegurado este jueves que "en una guerra comercial no hay un ganador" y ha llamado al diálogo para "preservar el crecimiento sólido y continuado de las relaciones entre China y EE.UU.".
Asimismo, Hua ha expresado su esperanza en que "las personas pertinentes eviten abordar un problema del siglo XXI con una mentalidad del siglo XIX o XX".
Expertos: "Podría ganar un tercero"
Por su parte, el politólogo ruso y director general del Centro de Información Política Alexéi Mujin señala a RT que ya hay en marcha una guerra comercial entre Washington y Pekín.
Reuters
"Tan pronto como China designó el yuan como una moneda de libre uso, y anunció en el último foro de Davos sus ambiciones políticas y económicas, comenzó una confrontación comercial abierta con EE.UU.", opina el experto, quien explica que Washington "es muy sensible" acerca de cualquier intento de cuestionar su papel de "país que decide los principios del comercio internacional".
El politólogo califica de "muy vagas" las perspectivas de confrontación entre los dos países, ya que por un lado son competidores, pero por el otro son como "vasos comunicantes" en el sentido económico. "Por lo tanto, China y EE.UU. están condenados a llegar a un acuerdo", estima el analista añadiendo que "la pregunta es en qué medida van a ser capaces de hacer concesiones uno al otro a la hora de repartir los mercados mundiales".
A su vez, el miembro de la Asociación de expertos y consultores políticos Kirill Kóktysh pronostica en declaraciones a RT que si la guerra económica se prolonga, "un tercero, por ejemplo, la India", podría beneficiarse de la confrontación entre las dos potencias.
Este analista detalla que en un choque entre "dos agentes económicos, cada uno de los cuales es lo suficientemente experimentado, sofisticado y prudente", gana "un tercer jugador", que no está involucrado en la confrontación y se queda aparte para luego "ocupar el espacio" vacíoo que dejará la colisión.
Wall Street sigue hundiéndose ante la crisis del coronavirus y las elecciones presidenciales en EEUU que son solo unos de los factores. Según el economista estadounidense Peter Schiff, la Reserva Federal de Estados Unidos había creado una burbuja y el problema es que cada burbuja explote.
El índice industrial Dow Jones alcanzó su nivel más bajo en cuatro meses. Su desplome en un 3,4% del 28 de octubre fue la peor caída de la noche a la mañana desde el 11 de junio, señala Business Insider.
Con respecto al cierre del 23 de octubre, el Dow Jones cayó alrededor de un 6% mientras que el S&P 500 bajó un 5%.
"Por supuesto, si todas las personas que se quedan en casa y compran, nunca vuelven a trabajar y el único dinero que tienen para gastar es el que la Reserva Federal crea de la nada, el dólar va a colapsar", comentó Peter Schiff en su podcast.
Otro factor es el nerviosismo en torno a las elecciones presidenciales en EEUU. Los mercados están preocupados de que se produzca su peor escenario: un estancamiento. Esto ocurriría si Biden ganara pero el Partido Republicado tuviera el control del Senado.
Schiff señaló que este sería probablemente el mejor resultado para la economía en general, puesto que probablemente significaría menos estímulo, menos préstamos y menos dinero impreso. Pero el estímulo es exactamente lo que quieren los mercados, independientemente del efecto sobre el dólar y la economía real.
Es decir, a Wall Street no le gusta la posibilidad de que los republicanos mantengan el control del Senado.
Según el economista, los mercados están tratando de convencer a todos de que una victoria de Biden es buena para la economía, a pesar de la probabilidad de impuestos más altos. Se compensaría lo negativo de los impuestos más altos con lo positivo de más estímulo.
"Pero recuerden, más estímulo viene con un Gobierno más grande. Un Gobierno más grande no es una receta para el éxito económico y no es una receta para el éxito del mercado de valores", subrayó Schiff.
La atención se ha centrado casi exclusivamente en el estímulo porque la gente y las empresas necesitan ayuda, pero la pregunta que nadie se hace es: ¿por qué la gente está en tan graves apuros?
La mayoría de la gente está culpando a la pandemia. Pero Schiff recordó que el mundo había lidiado con otras grandes perturbaciones de la economía sin un montón de estímulos del Gobierno, incluida la Segunda Guerra Mundial, cuando la economía no estaba completamente apoyada en la deuda al entrar en la crisis.
"El hecho de que no estábamos preparados [para la pandemia del COVID-19] en absoluto es el problema del que nadie quiere hablar. ¿Por qué los estadounidenses están cargados de deudas y viven de sueldo en sueldo? ¿Por qué pasa lo mismo con tantos negocios? ¿Por qué las pérdidas de crédito ahora van a ser horribles? Porque la Reserva Federal mantuvo los tipos de interés tan bajos durante tanto tiempo que la gente y las empresas fueron capaces de pedir prestado mucho más dinero de lo que nunca habrían sido capaces de pedir en un entorno de préstamo normal", explicó el economista.
Por lo tanto, Schiff aseguró que es debido a la Reserva Federal que la sociedad y EEUU están tan vulnerables.
"Por eso todos necesitan tanta ayuda. Porque el Gobierno paralizó a todo el mundo con sus políticas monetarias, y también las políticas fiscales, y ahora, por supuesto, no podemos caminar, por lo que necesitamos más muletas del Gobierno para poder cojear sin darnos cuenta de que todo lo que se está haciendo es exacerbar los problemas que ya existen".
El economista opinó que había que centrarse en las fuerzas del mercado.
"Si hubiéramos permitido que las fuerzas del mercado operaran, hubiéramos tenido una economía mucho más saludable entrando en COVID-19 en lugar de una burbuja. Y el problema con las burbujas es que tarde o temprano, siempre encuentran su clavija", concluyó Peter Schiff
En el momento justo, cuando tenía lugar la cumbre de los líderes de las principales economías capitalistas (G7) en Biarritz, China anunció una nueva ronda de aranceles por valor de 75.000 millones de dólares para las mercancías importadas de Estados Unidos. Una represalia ante la nueva ronda de aranceles a los productos chinos que los […]
En el momento justo, cuando tenía lugar la cumbre de los líderes de las principales economías capitalistas (G7) en Biarritz, China anunció una nueva ronda de aranceles por valor de 75.000 millones de dólares para las mercancías importadas de Estados Unidos. Una represalia ante la nueva ronda de aranceles a los productos chinos que los EE.UU. tienen prevista para diciembre. El presidente de EE.UU. Trump reaccionó con enojo e inmediatamente anunció que iba a aumentar los aranceles ya existentes en 250.000 millones de dólares para los productos chinos e imponer más aranceles por valor de 350.000 millones de dólares a las importaciones de China.
El presidente de Estados Unidos también dijo que ordenaba a las compañías de Estados Unidos buscar la manera de abandonar sus operaciones en China. «No necesitamos a China y, francamente, sería mucho mejor sin ella», escribió Trump. «Ordeno, por lo tanto, a nuestros grandes empresas estadounidenses comenzar inmediatamente a buscar una alternativa a China, incluyendo cómo traer de vuelta a casa sus empresas y fabricar sus productos en los EE.UU.».
Esta intensificación de la guerra comercial, naturalmente, dañó a los mercados financieros; el mercado de valores de EE.UU. cayó fuertemente, los precios de los bonos subieron, con los inversores buscando «refugios seguros» en los títulos públicos; y el precio del crudo cayó mientras China se prepara para una reducción de las importaciones de petróleo de Estados Unidos.
Estos acontecimientos se produjeron sólo un día después de que los últimos datos sobre el estado de las principales economías capitalistas revelaran una desaceleración significativa. El índice de la actividad manufacturera de Estados Unidos (PMI) para agosto estuvo por debajo de 50 por primera vez desde el final de la Gran Recesión en 2009.
De hecho, los índices de EE.UU., la zona euro y Japón están por debajo de 50, lo que indica que estamos ya en una recesión manufacturera real. Y el de ‘nuevos pedidos’ para cada región ha sido aún peor, así que el índice de las manufacturas caerá aún más. Hasta ahora, los sectores de servicios de las principales economías han estado aguantando, evitando así los índices de una depresión económica en toda regla. «Este descenso aumenta el riesgo de que la debilidad del sector manufacturero pueda haber comenzado a extenderse a los servicios, un riesgo que podría generar un debilitamiento mayor al esperado en los mercados de trabajo estadounidense y global». (JPM). En general, JP Morgan estima que la economía mundial está creciendo a un ritmo anual de apenas un 2,4%, cerca de los niveles considerados como ‘perdida de velocidad’ antes de una auténtica recesión.
A pesar de todas sus bravatas acerca de lo bien que va la economía de Estados Unidos, Trump está preocupado. Además de atacar a China, también se lanzó a criticar al presidente de la Reserva federal de EE.UU., Jay Powell, por no recortar las tasas de interés para impulsar la economía, afirmando que Powell es un «enemigo» de la economía de Estados Unidos, ¡tan peligroso como China!
Powell acababa de hablar en la reunión anual de verano de los banqueros centrales del mundo en Jackson Hole, Wyoming. En su discurso, básicamente dijo que la política monetaria solo podía hacer lo que podía. Las guerras comerciales y otros ‘choques’ globales no pueden superarse solo con políticas monetarias. El comité de política monetaria de Powell está dividido sobre qué hacer. Algunos quieren mantener las tasas de interés donde están porque tienen miedo de que unas tasas de interés demasiado bajas (y en todas partes son negativas) impulsarán un crecimiento insostenible del crédito y estallará la burbuja. Otros quieren recortar las tasas, como Trump exige, para resistir las fuerzas recesivas que descienden sobre la economía. Powell aseguró que «Estamos examinando los instrumentos de política monetaria que hemos utilizado tanto en tiempos de calma como de crisis, y nos preguntamos si debemos ampliar nuestra caja de herramientas».
Muchos de los trabajos académicos presentados a los banqueros centrales en Jackson Hole están marcados por el pesimismo. Uno argumenta que los banqueros necesitan coordinar la política monetaria en torno a una «tasa natural de interés mundial» para todos. El problema es que «existe una considerable incertidumbre acerca de cuál es esa tasa neutral precisamente» en cada país, y mucho más a nivel mundial. Como dijo un orador: «Soy prudente a la hora de utilizar este concepto imposible de medir para estimar el grado de divergencia política en todo el mundo (o incluso sólo el G4)». ¡Así están los fundamentos de la política monetaria de la mayoría de los bancos centrales de los últimos diez años!
Otro papel señala que «la divergencia en políticas monetarias vis-a-vis los EE.UU. tiene efectos indirectos más importantes en los mercados emergentes que en las economías avanzadas. «Por lo tanto, la transmisión de la política monetaria interna es imperfecta, y en consecuencia, las medidas de política monetaria de los mercados emergentes diseñadas para limitar la volatilidad del tipo de cambio pueden ser contraproducente». En otras palabras, el impacto de la tasa de política de la Reserva Federal y del dólar en las economías más débiles es tan grande que los bancos centrales más pequeños no pueden hacer nada con su política monetaria, ¡excepto empeorar las cosas!
No es de extrañar que el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, aprovechase la oportunidad en su discurso antes de abandonar su puesto para sugerir que la respuesta debía ser poner fin a la hegemonía del dólar en los mercados comerciales y financieros. Los EE.UU. suponen sólo el 10 por ciento del comercio mundial y el 15 por ciento del PIB mundial, pero asimismo la mitad de las facturas comerciales y dos tercios de la emisión de valores a nivel global, según el gobernador del Banco de Inglaterra. Por ello, «mientras que la economía mundial está siendo restructurada, el dólar sigue siendo tan importante como cuando se derrumbó en 1971 el sistema de Bretton Woods. Causa demasiados desequilibrios en la economía mundial y es un peligro para las economías emergentes más débiles, que no pueden obtener suficientes dólares. Ha llegado la hora de un fondo mundial de protección contra la fuga de capitales y más tarde de un sistema monetario mundial ¡con una moneda mundial! ¡Qué ilusiones! Pero es una muestra de la desesperación de los bancos centrales.
La inminente recesión global también ha concentrado las mentes de la teoría económica dominante. Hay división de opiniones entre los economistas ortodoxos sobre que política económica hay que adoptar para evitar una nueva recesión global. El ortodoxo keynesiano, Larry Summers, exsecretario del Tesoro de Estados Unidos con Clinton y profesor de Harvard, ha argumentado que las economías capitalistas están en ‘estancamiento secular’. Así que él cree que la flexibilización monetaria, ya sea convencional o no, no funcionará. Se necesitan estímulos fiscales.
Por otra parte Stanley Fischer, exgobernador adjunto de la Reserva Federal de Estados Unidos, y ahora ejecutivo del megafondo de inversión Blackrock, reconoce que los estímulos fiscales no funcionarán porque no son ‘suficientemente ágiles’, es decir tardan demasiado tiempo en tener efecto. Además se corre el riesgo de que aumente la deuda pública y los intereses hasta niveles insostenibles. Por lo tanto, las medidas monetarias son mejores.
Pero en mi opinión, ni los ‘monetaristas’ ni los keynesianos/TMM tienen razón. Ni una mayor flexibilización monetaria ni estímulos fiscales podrán detener la recesión que se aproxima. Esto se debe a que no tiene que ver con la débil ‘demanda agregada’. El consumo de los hogares en la mayoría de las economías es relativamente fuerte porque la gente sigue gastando más, en parte, a través de un mayor endeudamiento a tasas muy bajas de interés. La otra parte de la ‘demanda agregada’, la inversión empresarial es cada vez más débil. Pero eso es debido a la baja rentabilidad y ahora más en el último año, debido a la caída de las beneficios en los EE.UU. y en otros lugares. De hecho, los márgenes de beneficio empresarial en los Estados Unidos (beneficios como porcentaje del PIB) se han reducido (desde su nivel récord) durante más de cuatro años, la mayor contracción de postguerra.
Los keynesianos, postkeynesianos (y los partidarios de la TMM) creen que los estímulos fiscales a través de más gasto público y el aumento de los déficits presupuestarios de los gobiernos es la manera de poner fin a la Larga Depresión y evitar una nueva recesión. Pero nunca ha habido la menor prueba de que tales medidas de gasto fiscal funcionen,excepto en la economía de guerra de 1940, cuando el grueso de la inversión fue pública o dirigida por el Gobierno, y la capacidad de decisión sobre la inversión industrial arrebatada a las empresas capitalistas.
La ironía es que el mayor gasto fiscal a nivel mundial ha sido el de Japón, que ha tenido déficits presupuestarios durante 20 años, con poco éxito a la hora de conseguir un crecimiento económico por encima del 1% anual desde el final de la Gran Recesión; y el de los EE.UU de Trump, con sus recortes y exenciones de impuestos corporativos en 2017. La economía de Estados Unidos se está desacelerando rápidamente y Trump está hablando de hacer más recortes de impuestos y exigiendo a Powell que recorte las tasas de interés. En Europa el Banco Central Europeo está preparando una nueva ronda de medidas de flexibilización monetaria. E incluso el Gobierno alemán juega con la idea de aumentar el gasto público mediante el déficit fiscal.
Michael Roberts es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Una amplia valoración de Ignacio Ramonet sobre la actual situación mundial, publicado en simultáneo por las ediciones de España, Argentina y Chile de Le Monde Diplomatique, Cubadebate, La Jornada (México), NODAL (Argentina) y ‘Mémoire des luttes’
Una ambulancia cruza la calle 42 Este, casi vacía, bajo fuertes lluvias y vientos en Manhattan durante el brote de la COVID-19 en Nueva York. Foto: Mike Segar/Reuters.
A Tony Martínez
Un hecho social total
Todo está yendo muy rápido. Ninguna pandemia fue nunca tan fulminante y de tal magnitud. Surgido hace apenas cien días en una lejana ciudad desconocida, un virus ha recorrido ya todo el planeta, y ha obligado a encerrarse en sus hogares a miles de millones de personas. Algo sólo imaginable en las ficciones post-apocalípticas…
A estas alturas, ya nadie ignora que la pandemia no es sólo una crisis sanitaria. Es lo que las ciencias sociales califican de « hecho social total », en el sentido de que convulsa el conjunto de las relaciones sociales, y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de los valores.
La humanidad está viviendo -con miedo, sufrimiento y perplejidad- una experiencia inaugural. Verificando concretamente que aquella teoría del « fin de la historia » es una falacia… Descubriendo que la historia, en realidad, es impredecible. Nos hallamos ante una situación enigmática. Sin precedentes[1]. Nadie sabe interpretar y clarificar este extraño momento de tanta opacidad, cuando nuestras sociedades siguen temblando sobre sus bases como sacudidas por un cataclismo cósmico. Y no existen señales que nos ayuden a orientarnos… Un mundo se derrumba. Cuando todo termine la vida ya no será igual.
Hace apenas unas semanas, decenas de protestas populares se habían generalizado a escala planetaria, de Hong Kong a Santiago de Chile, pasando por Teherán, Bagdad, Beirut, Argel, París, Barcelona y Bogotá. El nuevo coronavirus las ha ido apagando una a una a medida que se extendía, rápido y furioso, por el mundo… A las escenas de masas festivas ocupando calles y plazas, suceden las insólitas imágenes de avenidas vacías, mudas, espectrales. Emblemas silenciosos que marcarán para siempre el recuerdo de este extraño momento.
Estamos padeciendo en nuestra propia existencia el famoso ‘efecto mariposa’ : alguien, al otro lado del planeta, se come un extraño animal y tres meses después, media humanidad se encuentra en cuarentena… Prueba de que el mundo es un sistema en el que todo elemento que lo compone, por insignificante que parezca, interactúa con otros y acaba por influenciar el conjunto.
Angustiados, los ciudadanos vuelven sus ojos hacia la ciencia y los científicos -como antaño hacia la religión- implorando el descubrimiento de una vacuna salvadora cuyo proceso requerirá largos meses. Porque el sistema inmunitario humano necesita tiempo para producir anticuerpos, y algunos efectos secundarios peligrosos pueden tardar en manifestarse…
La gente busca también refugio y protección en el Estado que, tras la pandemia, podría regresar con fuerza en detrimento del Mercado. En general, el miedo colectivo cuanto más traumático más aviva el deseo de Estado, de Autoridad, de Orientación. En cambio, las organizaciones internacionales y multilaterales de todo tipo (ONU, Cruz Roja Internacional, G7, G20, FMI, OTAN, Banco Mundial, OEA, OMC, etc.) no han estado a la altura de la tragedia, por su silencio o por su incongruencia. El planeta descubre, estupefacto, que no hay comandante a bordo… Desacreditada por su complicidad estructural con las multinacionales farmacéuticas[2], la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha carecido de suficiente autoridad para asumir, como le correspondía, la conducción de la lucha global contra la nueva plaga.
Mientras tanto, los Gobiernos asisten impotentes a la irrefrenable diseminación por todos los continentes[3] de esta peste nueva. Contra la cual no hay ni vacuna, ni medicamento, ni cura, ni tratamiento que elimine el virus del organismo[4]… Y eso va a durar[5]… Mientras el germen siga presente en algún país, las re-infecciones serán inevitables y cíclicas. Lo más probable es que esta epidemia no logre pararse antes de que el microbio haya contagiado en torno al 60% de la humanidad.
Lo que parecía distópico y propio de dictaduras de ciencia ficción se ha vuelto ‘normal’. Se multa a la gente por salir de su casa a estirar las piernas, o por pasear su perro. Aceptamos que nuestro móvil nos vigile y nos denuncie a las autoridades. Y se está proponiendo que quien salga a la calle sin su teléfono sea sancionado y castigado con prisión.
El largo autismo neoliberal es ampliamente criticado, en particular a causa de sus políticas devastadoras de privatización a ultranza de los sistemas públicos de salud que han resultado criminales, y se revelan absurdas. Como ha dicho Yuval Noah Harari : « Los Gobiernos que ahorraron gastos en los últimos años recortando los servicios de salud, ahora gastarán mucho más a causa de la epidemia[6]. » Los gritos de agonía de los miles de enfermos muertos por no disponer de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) condenan para largo tiempo a los fanáticos de las privatizaciones, de los recortes y de las políticas austeritarias.
Se habla ahora abiertamente de nacionalizar, de relocalizar, de reindustrializar, de soberanía farmacéutica y sanitaria. Se vuelve a usar una palabra que los neoliberales estigmatizaron, acorralaron y desterraron : solidaridad. La economía mundial se encuentra paralizada por la primera cuarentena global de la historia. En el mundo entero hay crisis, a la vez, de la demanda y de la oferta. Unos ciento setenta países (de los ciento noventa y cinco que existen) tendrán un crecimiento negativo en 2020. O sea, una peor tragedia económica que la Gran Recesión de 1929. Millones de empresarios y de trabajadores se preguntan si morirán del virus o de la quiebra y del paro.
David Beasley, Director ejecutivo del Programa Alimentario Mundial (PAM), ha alertado sobre la situación catastrófica que se avecina : « Estamos al borde de una ‘pandemia de desnutrición’. El número de personas que sufren de hambre severa podríar duplicarse de aquí a final de año, superando la cifra de 250 millones de personas…[7] » Nadie sabe quién se ocupará del campo, si se perderán las cosechas, si faltarán los alimentos, si regresaremos al racionamiento… El apocalipsis está golpeando a nuestra puerta.
La única lucecita de esperanza es que, con el planeta en modo pausa, el medio ambiente ha tenido un respiro. El aire es más transparente, la vegetación más expansiva, la vida animal más libre. Ha retrocedido la contaminación atmosférica que cada año mata a millones de personas. De pronto, lavada del mugre de la polución, la naturaleza ha vuelto a lucir tan hermosa… Como si el ultimatum a la Tierra que nos lanza el coronavirus fuese también una desesperada alerta final en nuestra suicidaria ruta hacia el cambio climático : « ¡Ojo ! Próxima parada : colapso. »
En la escena geopolítica, la espectacular irrupción de un actor desconocido -el nuevo coronavirus- ha desbaratado por completo el tablero de ajedrez del sistema-mundo. En todos los frentes de guerra -Libia, Siria, Yemen, Afganistán, Sahel, Gaza, etc.-, los combates se han suspendido… La peste ha impuesto de facto, con más autoridad que el propio Consejo de Seguridad, una efectiva Pax Coronavírica…
En política internacional, la pavorosa gestión de esta crisis por el presidente Donald Trump asesta un golpe muy duro al liderazgo mundial de los Estados Unidos que no han sabido ayudarse ellos ni ayudar a nadie. China en cambio, después de un comienzo errático en el combate contra la nueva plaga, ha conseguido recobrarse, enviar ayuda a una centenar de países, y parece sobreponerse al mayor trauma sufrido por la humanidad desde hace siglos. El devenir del nuevo orden mundial podría estar jugándose en estos momentos…
De todos modos, la impactante realidad es que las potencias más poderosas y las tecnologías más sofisticadas han resultado incapaces de frenar la expansión mundial de la covid-19[8], enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2[9], el nuevo gran asesino planetario.
'El Zoom' regresa en el 2021 analizando la grave situación que vive EE.UU. tras las elecciones presidenciales y los sucesivos enfrentamientos políticos y sociales, que han tenido su clímax en el asalto al Capitolio donde se votaba la ratificación de Joe Biden como presidente electo. Javier Rodríguez Carrasco desgrana las claves de esta crisis y las razones de un caos en el que los fraudes electorales, los procesos de destitución y las acusaciones cruzadas se mezclan en un cóctel explosivo.
La esperanza de vida en EE.UU. puede experimentar su mayor caída en décadas por la pandemia
Publicado:
4
Los investigadores apuntan a disminuciones aún mayores entre las comunidades negra y latina, particularmente afectadas por la pandemia.
Un nuevo estudio estimó que en 2020 la esperanza de vida en EE.UU. experimentó su mayor disminución en cuatro décadas, al reducirse en más de un año (hasta 77,48 años) a causa de la gran cantidad de muertes ocasionada por la pandemia. Según el recuento de la Universidad Johns Hopkins, más de 395.000 personas perdieron la vida debido al covid-19.
El estudio, publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, proyecta que la esperanza de vida promedio en el país en 2020 se reducirá en 1,13 años. Esa es la mayor disminución de la esperanza de vida en un año en EE.UU. en al menos 40 años. Además, la esperanza de vida se reduce a su nivel más bajo desde 2003.
Las estimaciones mostraron disminuciones aún mayores entre las comunidades negra y latina, particularmente afectadas por la propagación de la enfermedad. De acuerdo con las proyecciones del estudio, la esperanza de vida de las personas negras se reducirá en 2,1 años, hasta 72,78 años, mientras que la de los latinos disminuirá en 3,05 años, hasta 78,77 años.
"El efecto desproporcionado de la pandemia de covid-19 en la esperanza de vida de los afroamericanos y latinos probablemente tenga que ver con su mayor exposición a través de su lugar de trabajo o contactos familiares extendidos, además de recibir una atención médica más deficiente, lo que lleva a más infecciones y peores resultados", explicó la coautora del estudio Theresa Andrasfay, becaria postdoctoral de la Universidad del Sur de California.
Los especialistas no anticipan que la esperanza de vida se recupere inmediatamente este año, pese a que las vacunas pueden reducir significativamente la transmisión de la enfermedad.
China superó a EE.UU. como principal socio comercial de la UE en 2020
Publicado:
China se convirtió en 2020 en el principal socio comercial de la Unión Europea, al desplazar a EE.UU., según la agencia de estadísticas Eurostat. Entre tanto, la UE y China buscan la ratificación del Acuerdo Integral de Inversión para promover un comercio equilibrado. El analista político y de mercados Félix Morales opina que el bloque quiere lograr mediante este tratado una estabilidad comercial tras las complicaciones surgidas por los aranceles establecidos bajo la Administración Trump.
"El dinero es basura": el multimillonario Ray Dalio aconseja dónde invertir ahora
Publicado:
16
El inversionista estima que EE.UU. puede considerarse "un lugar inhóspito" para los capitales y recomienda una cartera "bien diversificada" de activos.
El inversionista Raymond Dalio, fundador de la compañía Bridgewater Associates, estima que el dinero en efectivo "es y seguirá siendo basura" en términos de ahorro e inversión, mientras que las estrategias más recomendables hoy en día serían pedir préstamo y comprar activos de inversión que no generan deuda.
"La economía de invertir en bonos (y la mayoría de los activos financieros) se ha vuelto estúpida", escribió el multimillonario este lunes en su página en LinkedIn. "En lugar de cobrar menos que la inflación, ¿por qué no comprar cosas, cualquier cosa, que iguale la inflación o sea mejor?", se preguntó.
El inversionista admite que los rendimientos que ofrecen los mercados de bonos son "ridículamente bajos", siendo sus valores reales negativos y "los más bajos de la historia". Al mismo tiempo, el mundo afronta unos aumentos de impuestos "impactantes" y múltiples prohibiciones contra los movimientos de capital a distintos lugares y también hacia otros activos como el oro y el bitcóin.
Ya se puede percibir a Estados Unidos "como un lugar inhóspito para el capitalismo y los capitalistas", opinó Dalio. Su atención especial se enfocó en la propuesta de la senadora Elizabeth Warren de establecer un impuesto a la riqueza en Estados Unidos, que a su juicio solo contribuiría a la salida de capitales y las evasiones fiscales.
Bonos chinos o activos 'no deuda'
La respuesta más provechosa ante los desafíos mencionados y la "dinámica de burbuja clásica" sería una cartera "bien diversificada" de activos sin deuday sin dólares. Los inversores internacionales tienen cada vez más bonos chinos, recordó, y tienen razón porque "los activos de los países bien desarrollados con divisas de reserva tendrán un rendimiento inferior al de los mercados de países emergentes asiáticos (incluidos los chinos)".
La receta principal de Dalio se debe a los rendimientos "significativamente negativos en relación con la inflación" de la tenencia de dinero. Para evitar este efecto, el inversionista recomienda "a) pedir un préstamo en efectivo en lugar de mantenerlo como un activo y b) comprar activos de inversión con mayor rentabilidad que no generan deuda".
El inversionista, Ray Dalio, fundador de Bridgewater Associates, compartió en su blog algunas estrategias para combatir los bajos rendimientos en el mercado de valores.
El experto ve "la clásica dinámica de burbuja" en activos diferentes porque "hay tanto dinero inyectado en los mercados y en la economía que los mercados son como un casino con gente jugando con dinero". Explicó que esta actitud empuja los rendimientos de todo a la baja.
"El aumento de la oferta de dinero inyectado en el sistema hace subir los precios de los activos de inversión y puede provocar burbujas en los mercados financieros, incluso cuando las condiciones económicas reales siguen siendo débiles", escribió Dalio.
Asimismo, el multimillonario aseguró que los bonos también pueden ser una mala apuesta, al igual que cualquier activo denominado en dólares estadounidenses.
"La economía de la inversión en bonos (y en la mayoría de los activos financieros) se ha vuelto estúpida.... si usted compra bonos en [Estados Unidos, Europa, Japón o China] ahora, tendrá garantizado un poder adquisitivo mucho menor en el futuro", argumentó.
Un ciclo de deuda a largo plazo que ha visto a los inversores saturarse de bonos puede estar a punto de terminar, lo que podría ser "traumático para casi todo el mundo", advirtió.
El inversionista estima que el dinero en efectivo tiene rendimientos negativos en términos de ahorro e inversión, así que propone pedir prestado el efectivo y comprar activos sin deuda.
"Como creo que estamos en la última etapa de este 'gran ciclo de la deuda'..., creo que el efectivo es y seguirá siendo basura (es decir, tiene rendimientos que son significativamente negativos en relación con la inflación) por lo que vale la pena a) pedir prestado el efectivo en lugar de mantenerlo como un activo y b) comprar activos de inversión de mayor rendimiento, sin deuda", declaró en su publicación.
"En lugar de cobrar menos que la inflación, ¿por qué no comprar cosas —cualquier cosa— que iguale la inflación o sea mejor? Vemos un montón de inversiones que esperamos que lo hagan significativamente mejor que la inflación", agregó.
Asimismo aconsejó tener una cartera de activos bien diversificada "que no sean deuda y no sean dólares". Además es mejor incluir una posición corta de efectivo.
Recordó que los inversores internacionales tienen cada vez más bonos chinos, y tienen razón porque "los activos de los países bien desarrollados con divisas de reserva tendrán un rendimiento inferior al de los mercados de los países emergentes de Asia (incluida China)".
Por otro lado, el multimillonario recomendó observar las actividades de los bancos centrales.
"Si aumentan sus compras de bonos cuando los tipos de interés están subiendo, liderados por los tipos de interés a largo plazo, y cuando los mercados y la economía son fuertes significaría que experimentan problemas de oferta/demanda", explicó. "Cuantos más estimulantes se aplican por unidad de crecimiento, menos efectivos son y más grave es la situación", agregó.
Al mismo tiempo hay que tener en cuenta los cambios fiscales y la posibilidad de que haya controles de capital.
"Si la historia y la lógica sirven de guía, los responsables políticos que están escasos de dinero subirán los impuestos y no les gustarán estos movimientos de capital fuera de los activos de deuda y hacia otros activos de almacenamiento de riqueza y otros dominios fiscales, por lo que podrían muy bien imponer prohibiciones a los movimientos de capital hacia otros activos (por ejemplo, oro, bitcoin, etc.) y otros lugares. Estos cambios fiscales podrían ser más impactantes de lo esperado", expresó.
En este sentido, EEUU podría convertirse en un "lugar inhóspito para el capitalismo".
Dalio es clasificado por LCH Investments como el gestor de fondos de cobertura con mejor rendimiento de todos los tiempos.
MADRID (Sputnik) — La dirección del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) ha planteado a sus trabajadores el despido de 3.800 empleados en el marco del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que la entidad negocia para reestructurar su plantilla tras la crisis del coronavirus.
"Este excedente, que representa el 16% de la plantilla del banco, afectaría a 3.000 personas de la red de oficinas (más de un 21% de las personas que actualmente trabajan en ella) y las 800 restantes de servicios centrales (5% del total actual)", informó el sindicato Comisiones Obreras (CC.OO) a través de un comunicado.
El sindicato criticó el planteamiento de la entidad porque, a su modo de ver, se trata de unas cifras "escandalosas" que "se alejan de todo aquello que el banco ha querido hacer creer a su plantilla".
"Detrás de estos números hay personas y familias, que se van a quedar sin fuente de ingresos mientras la alta dirección mantiene e incrementa unos sueldos millonarios", añaden desde CC.OO.
Además, la propuesta de la empresa incluye el cierre de 530 oficinas, lo que supondría bajar la persiana en casi una de cada cuatro de sus locales en España.
El banco defiende la necesidad de estos despidos masivos por el contexto de "profunda transformación" del sector, sobre todo el uso cada vez más extendido de los canales digitales entre los clientes.
En 2020 el BBVA obtuvo un beneficio neto de 1.305 millones de euros, un 62,9% que el año anterior.
El del BBVA no es el único proceso de despido masivo activo en la banca española. Por ejemplo, Caixabank planteó este 20 de abril a sus sindicatos un plan para reducir más de 8.200 empleos.
Teniendo en cuenta los procesos de estas entidades y otros como los de Banco Sabadell o Unicaja, la banca española planteó ya casi 19.000 despidos de forma reciente.
La ministra de Trabajo y vicepresidenta tercera del Gobierno, Yolanda Díaz, manifestó este 22 de abril su rechazo a los procesos de despido en la banca.
"No son tiempos de estos planteamientos. Todo el país está sufriendo y se debe remar en una dirección, que es el mantenimiento del empleo", señaló en declaraciones a los medios desde Bruselas.
Por su parte, los sindicatos mayoritarios pidieron este jueves 22 la intervención del Gobierno para presionar a la banca en busca de soluciones alternativas, sobre todo después de que este sector fuese salvado en la última crisis económica con múltiples inyecciones de recursos públicos.
"Todas las élites podrían ser destronadas, porque estamos hartos de la opresión y de su dominio de la estructura de poder"
Publicado:
En la primera parte de este episodio, Max y Stacy hablan del fenómeno de las 'Guerras del hash', que ocurren cuando las naciones empiezan a adquirir y minar bitcoines. EE.UU. y China son los principales actores de esta carrera.
De acuerdo a Max, el país asiático, teniendo en cuenta la caída inminente del dólar, apuesta a instrumentos financieros alternativos, como el oro o el bitcóin. Refiriéndose a la reciente decisión del Banco Central de China, que empezó a considerar la criptomoneda más popular del mundo como "una alternativa de inversión", Stacy comentó que las autoridades pasaron de la etapa de crear su propia moneda a la de que el bitcóin sea parte de la base del futuro sistema de pagos internacional.
Max se mostró de acuerdo con esta opinión, y subrayó que crear monedas digitales nacionales significa aumentar la "basura centralizada", guiándose por la misma mentalidad que "los burócratas, que creen que saben más que nadie, intentan crear competencia y pierden".
La segunda parte del programa está dedicada a la problemática de las revoluciones culturales. Según Charles Hugh Smith, el experto invitado, este fenómeno tiene dos partes. Una consiste en "corrección política extrema, cuando cualquier desviación o desacuerdo con las relaciones públicas aprobadas acarreará un castigo instantáneo". Mientras que otro elemento tiene que ver con las condiciones, en los que surgen. Se producen cuando la gente "no tiene una voz política legítima".
Los presentes convinieron en que esta situación, que tuvo lugar en China en los años 50-60 del siglo XX, podría ocurrir en EE.UU. en un futuro próximo. "Todas las élites podrían ser destronadas, porque estamos hartos de la opresión y de su dominio de la estructura de poder", puntualizó Smith.
No obstante, en su intento de "mantenerse torpemente" en el poder, la élite estadounidense gobernante apela constantemente a la presencia de conflictos geopolíticos, confrontación con China y otros países a fin de encontrar un elemento unificador de la nación. En este sentido, no es la confrontación, sino la libre y justa competencia la que podría unificar al país de una manera más eficiente.
"La economía de EE.UU. se parece mucho a la de Arabia Saudita, con la diferencia de que no produce petróleo, sino dinero"
Publicado:
101
En este episodio de 'Keiser Report', Max y Stacy comentan el caso de un exbanquero de JP Morgan cuyo modelo de negocio fue estafar a su abuela. En la segunda parte, Max entrevista a Charles Hugh Smith, de OfTwoMinds.com, sobre las 'sinergias letales' y la 'olla a presión' que resulta cuando el sistema niega una solución a los sin voz o sin recursos. También debaten sobre la élite superpoblada y el caos que supone para la sociedad.
Empresas financieras como JP Morgan "manejan los hilos de toda la economía" de EE.UU. y sus beneficios se han disparado en los últimos años gracias a la emisión de moneda y otras políticas económicas que van en detrimento de la mayor parte de la población, critican los presentadores del programa.
"Cuando nos preguntamos cómo puede ser que haya tantos sintechos y tantas burbujas […], nos damos cuenta de que eso se debe a que la economía está demasiado financiarizada" y el sistema rescata únicamente a los bancos como JP Morgan, afirma Max.
Además, considera que la economía estadounidense "ha pasado a parecerse mucho a la de Arabia Saudita, con la diferencia de que, en lugar de producir petróleo, EE.UU. produce dinero gracias a la máquina de emitir moneda" de la Reserva Federal. "Los oligarcas de Estados Unidos son el equivalente a los príncipes sauditas, porque ambos tienen una visión muy particular de la vida y las libertades", agrega.
Por su parte, el invitado de este episodio, Charles Hugh Smith, opina que lo que predomina en el país norteamericano "son las sinergias letales, con la presencia de una élite controladora y rapaz y de un gobierno que solamente está al servicio de las élites financieras". Asimismo, sostiene que uno de los principales problemas actuales de EE.UU. es que "ya no se dedica a producir riqueza, sino a emitir moneda, como si fuera lo mismo".
"La Reserva Federal parece un almacén de plutonio enriquecido junto a una fábrica de pirotecnia: en algún momento se mezclarán y explotará todo"
Publicado:
En la década de 1920 se vivió un colapso de la economía y una depresión en medio de un mercado alcista especulativo derivado de la deuda. Ahora, la situación no se ve muy diferente y parece que la historia se está repitiendo, aseguran Max Keiser y Stacy Herbert en este nuevo episodio.
Al igual que hace 100 años, los ingresos y gastos de los consumidores están disparados, incluso actualmente han alcanzado máximos históricos. El Gobierno está entregando incentivos a la gente, que indiscriminadamente los está gastando en la compra de bienes. Sin embargo, también se ha dedicado al rescate de bancos. Esto da como resultado una deuda actual del 200 % respecto al mercado de valores, "que ha superado con creces la existente en esa otra década de los veinte", afirma Max.
Esa burbuja que terminará por estallar, como en aquellos años, solo está beneficiando a grandes inversores como Charlie Munger y Warren Buffet, de Berkshire Hathaway, ya que el 75 % de su cartera son bancos, que son los primeros que reciben el dinero de los rescates de los bancos centrales. "Sus ingresos han aumentado en miles de millones, porque no reciben 1.800 o 2.000 dólares del Gobierno, reciben 10.000, 15.000 o 20.000 millones de dólares", argumenta.
Entre tanto, los activos de la Reserva Federal técnicamente "no tienen ningún valor" porque en realidad tuvieron que ser comprados de instituciones en bancarrota como JP Morgan y Berkshire Hathaway. Estos conglomerados "intercambiaron los activos basura de sus cuentas por bonos del tesoro, dándole así liquidez a los bancos, explica Keiser.
"Así es como Warren Buffet acumuló sus millones, robándoles a los estadounidenses. Estos activos pasaron a formar parte de las cuentas de la Reserva Federal, que ahora parecen más bien un almacén lleno de plutonio enriquecido que colinda con una fábrica de fuegos artificiales. Llegará un momento en que ambas cosas se mezclarán y explotará todo", opina.
"Sí, estamos en los locos años veinte, literal y figuradamente, pero todavía queda mucho tiempo y podríamos incluso superar lo que ocurrió en la década de 1920. Si nos fijamos en las métricas relevantes, los mercados de valores ya están más sobrevalorados de lo que lo estaban en 1921. Ya nos hemos adelantado, así que ahora queda ver cómo superamos la apuesta", concluye Stacy.