"Creemos que los iniciadores de este proceso son las grandes empresas farmacéuticas y los círculos políticos antirrusos. Desde el principio, existió una campaña para socavar la confianza en el gran logro de nuestros científicos, en la eficacia de la vacuna", dijo Dmítriev en su entrevista al medio ruso RBC.
Según la teoría de la conspiración, Big Pharma incluye a unos 30 de los principales fabricantes de productos farmacéuticos del mundo, cuyas sedes se encuentran principalmente en Estados Unidos y los países de Europa occidental: Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Johnson & Johnson. Todas estas compañías han lanzado sus propias vacunas contra el COVID-19
Según Dmítriev, la campaña de desinformación contra la Sputnik V comenzó incluso antes de su registro en septiembre de 2020 con declaraciones "absurdas" de que la tecnología para su producción había sido robada.
"Las empresas farmacéuticas y los círculos políticos de Occidente, de hecho, tienen un enorme poder de información. Pero, a pesar de tal oposición, logramos transmitir nuestro punto de vista, incluso a través de los canales de nuestra vacuna en las redes sociales", dijo Dmítriev.
Recordó que muchos gigantes farmacéuticos en el pasado pagaron millones de dólares en multas por competencia desleal y "marketing ilegal"; de esta manera, intentaron destruir a sus competidores y crear un monopolio en el mercado con la ayuda de expertos comprometidos.
"Vemos ataques contra la Sputnik V principalmente en la prensa anglosajona; se trata de una especie de pulpo que combina los intereses del Big Pharma y varios actores políticos que se oponen a Rusia", dijo Dmítriev, añadiendo que la campaña tiene como objetivo incluirlos para reducir la tasa de vacunación en la propia Rusia.
Desde finales del año pasado, las autoridades rusas han anunciado repetidamente los intentos de los países occidentales de desacreditar la Sputnik V. En diciembre, el representante oficial del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konashenkov, dijo que Moscú conoce en detalle qué fondos y qué recursos se han lanzado desde el exterior para desacreditar la vacuna nacional en el mundo y en Rusia.
En marzo, una fuente de Sputnik en el Kremlin informó que Estados Unidos y sus aliados a través de organizaciones no gubernamentales controladas se están preparando para una campaña de desinformación a gran escala.
Más tarde, en abril estalló el escándalo político en Eslovaquia que aprobó la vacuna rusa sin esperar la decisión del regulador europeo. El incidente provocó la dimisión del primer ministro del país, Igor Matovic.
En aquel entonces la Embajada rusa en Eslovaquia dijo que los residentes de este país europeo se vieron privados de la oportunidad de recibir la vacuna debido a "una campaña dirigida por motivos políticos para desacreditar el medicamento". Esta versión fue confirmada por el propio Matovic. "Desafortunadamente, resultó que la vacuna Sputnik V en Eslovaquia tiene muchos enemigos de alto rango que hicieron todo lo posible para evitar su uso en la república", se quejó el político.