- Perdóneme Usted; es que busco a mi señora. - ¡Qué coincidencia, yo también! Estoy ya desesperado. - Bueno tal vez le pueda ayudar. ¿Cómo es su señora? - Es alta, de pelo castaño claro, piernas bien torneadas, pechos firmes, un culo precioso, en fin, muy bonita… ¿Y la suya?. - Olvídese de la mía, vamos a buscar la suya…
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