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BUSCANDO LA SANACIÓN DE LOS RECUERDOS.
A) LA AYUDA SICOLÓGICA
La sicología racionaliza el pasado y le anima a aceptar los recuerdos dolorosos o bien ayuda a aprender a vivir con ellos.
Los sicólogos ponen énfasis en el diálogo con ellos. Todo esto es a un nivel intelectual, cuando en realidad la dificultad se centra en lo emocional.
Los recuerdos son la base para nuestra vida emocional estable.
B) TODO BAJO LA MIRADA AMOROSA DE CRISTO.
No se trata de estar a cada rato recordando dolores pasados. Si estamos atentos a toda tristeza que nos aparezca dentro, terminaremos obsesionados.
Tampoco se trata de darles vueltas interiormente, sino de reconocer cosas viejas, que empujan desde dentro hacia fuera, hacia la luz.
Cuando deseemos entrar en nuestros recuerdos, (no olvidemos que nos podemos encontrar con algunos muy dolorosos) nunca debemos hacerlo solos sino acompañados siempre de Cristo Jesús.
Se trata de revivir hechos dolorosos ante la mirada de Cristo, y luego olvidarlos, confiando en la obra sanadora del Señor.
No debemos permitir que quede ninguna parte de nuestra vida, fuera de la mirada y de la luz del Señor.
Puede tratarse de cosas que nos den vergüenza, o que nos hagan sentir culpables, pero para alcanzar la paz, es necesario no esconderlas más.
La mirada de Jesús no hace daño; no nos hace sufrir; no busca lastimarme. Solo busca mi felicidad, mi sanación y mi liberación.
Justamente un signo de que hemos sanado la herida, es que podemos presentar serenamente aquel hecho ante la mirada del Señor.
Él conoce el hecho, no se lo podemos ocultar. Pero es necesario presentárselo, y permitirle que entre allí, para poder sanarme.
Es muy útil imaginarse ese momento del hecho doloroso, sólo y sufriendo; pero imaginar que en aquel momento se acerca Jesús, me abraza, consuela y acaricia mi herida. (Víctor Manuel Fernández)
C) LA PAZ DEL REINO DE DIOS.
"La paz os dejo, la paz os doy". Bellas palabras del Evangelio. Pero estas palabras deben ser una reflexión que los cristianos debemos hacernos.
Entregamos nuestras vidas a Dios, y no siempre gozamos de una profunda y verdadera paz interior. La santidad a que Cristo nos ha llamado es una armonía entre cuerpo, mente y espíritu. Una integración de los tres elementos.
Sabemos de la influencia que tiene en el hombre los recuerdos sensoriales.
Si los recuerdos son positivos y agradables, tendremos una persona positiva y feliz.
Si los recuerdos son negativos y dolorosos, la persona será negativa e infeliz.
El 90% de la mente humana es subconsciente, y allí está almacenada todas las experiencias de nuestra vida.
Los recuerdos tienen influencia en nuestra vida emocional, mente y cuerpo.
E) LA ORACIÓN CRISTIANA.
Puede sanar para siempre el dolor que producen los recuerdos.
Según personas experimentadas en sanación interior nos dicen que un resultado valioso de la identificación de los recuerdos es la posibilidad de orar específicamente por recuerdos bien identificados.
El orar por todos los recuerdos en general, no parece tan efectivo.
El sacerdote puede hacer algo de esto en el sacramento de la reconciliación.
El psiquiatra Hugh Missaldine, M.D., afirma que todos tenemos dentro de nosotros mismos al pequeño niño que fuimos, viviendo en nosotros con todas sus tensiones, odios, resentimientos, orgullo, dolores, amor propio, etc.
Muchos de los problemas de los adultos resultan de estos sentimientos y emociones negativas ocurridas en la niñez.
En esta oración de sanación del hombre interior, pedimos al Señor que sane estos recuerdos negativos profundos para que la persona sea libre de esas ataduras.
Ejemplo. Si un hombre tuvo padres perfeccionistas, conservará la tendencia al perfeccionamiento en todo lo que haga. Aunque las cosas estén bien hechas, él siempre tenderá a perfeccionarlas más, y esto le causará tensiones, dejándole un profundo sentimiento de imperfección.
Por medio de la oración, el Señor le sanará de esta conducta compulsiva hacia el perfeccionismo exagerado.
De la misma manera sucederá con los otros recuerdos dolorosos de la niñez como son los padres "severos", "poco amorosos", "posesivos", "tolerantes", "hipocondríacos", etc.
(Padre De Grandis.)
Si deseas, puedes hacer la oraciòn de Sanaciòn de los
Recuerdos del Padre Emiliano Tardif
ORACION DE SANACIÓN DE RECUERDOS.
(P. Emiliano Tardif)
Con la colaboracion de Siervos de Cristo Vivo.
Como todos estamos enfermos por heridas en nuestro pasado, a continuación hacemos una oración de curación interior para que el Señor sane el corazón de los que reconozcan necesitarlo.
Padre de bondad, Padre de amor,
te bendigo, te alabo y te doy gracias
porque por amor nos diste a Jesús.
Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu
comprendemos que él es la luz,
la verdad y el buen pastor,
que ha venido para que tengamos vida
y la tengamos en abundancia.
Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo(a).
Tú lo(a) conoces por su nombre.
Te lo(a) presento, Señor,
para que Tú pongas tus ojos de Padre amoroso
en su vida.
Tú conoces su corazón y conoces las heridas
de su historia.
Tú conoces todo lo que él ha querido hacer
y no ha hecho.
Conoces también lo que hizo o le hicieron
lastimándolo.
Tú conoces sus limitaciones, errores y su pecado.
Conoces los traumas y complejos de su vida.
Hoy, Padre,
te pedimos que por el amor que le tienes
a tu Hijo, Jesucristo,
derrames tu Santo Espíritu sobre este hermano(a)
para que el calor de tu amor sanador,
penetre en lo más íntimo de su corazón.
Tú que Sanas los corazones destrozados
y vendas las heridas
sana a este hermano, Padre.
Entra en ese corazón, Señor Jesús,
como entraste en aquella casa
donde estaban tus discípulos llenos de miedo.
Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste:
"paz a vosotros".
Entra en este corazón y dale tu paz.
Llénalo de amor.
Sabemos que el amor echa fuera el temor.
Pasa por su vida y sana su corazón.
Sabemos, Señor,
que Tú lo haces siempre que te lo pedimos,
y te lo estamos pidiendo con María,
nuestra madre,
la que estaba en las bodas de Caná
cuando no había vino
y Tú respondiste a su deseo,
transformando el agua en vino.
Cambia su corazón y dale un corazón generoso,
un corazón afable, un corazón bondadoso,
dale un corazón nuevo.
Haz brotar, Señor, en este hermano(a)
los frutos de tu presencia.
Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor,
la paz y la alegría.
Haz que venga sobre él
el Espíritu de las bienaventuranzas,
para que él pueda saborear y buscar a Dios
cada día viviendo sin complejos
ni traumas junto a su esposo(a),
junto a su familia, junto a sus hermanos.
Te doy gracias, Padre,
por lo que estás haciendo hoy en su vida.
Te damos gracias de todo corazón
porque Tú nos sanas,
porque tu nos liberas,
porque Tú rompes las cadenas
y nos das la libertad.
Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir
porque es la Casa de Dios.
Te damos gracias, Señor, por la fe.
Gracias por el amor
que has puesto en nuestros corazones.
iQué grande eres Señor!
Bendito y alabado seas, Señor.