Juan Pablo II y la Virgen de Fátima
El 13 de mayo de 1981, festividad de la Virgen de Fátima, a las 5:19 pm el Papa Juan Pablo II sufrió un atentado en Roma.
Juan Pablo II, el Grande por muchos motivos, subido en el papamóvil, recorría la plaza de San Pedro, saludando y bendiciendo a una multitud de veinte mil personas que le aclamaban. De pronto, sonaron los disparos del arma de fuego que impactaron en el cuerpo del pontífice, que fue rápidamente llevado al Policlínico Gemelli, donde llegó en estado gravísimo. El homicida, el turco Alí Agca, fue detenido con las manos en la masa.
El 14 de mayo, tras una intervención quirúrgica de cinco horas y veinte minutos en el Gemelli, su secretario y amigo Stanislaw Dziwisz velaba a la cabecera de su cama. Un día antes, le había dado al Papa la Unción de los Enfermos. Sabía que la vida de Juan Pablo II pendía de un hilo.
Cuando recobró el conocimiento, don Stanislaw le hizo el relato de los acontecimientos de la víspera, y subrayó el hecho de que la fecha coincidiera con la primera aparición de la Virgen en Fátima, Portugal, el 13 de mayo de 1917, o sea 64 años exactos antes. Inmediatamente, el Papa pidió que le trajeran al hospital toda la documentación referente a las apariciones de la Virgen de Fátima.
Desde entonces la imagen de la Virgen de Fátima tiene en su corona la bala que fue extraída del vientre de Juan Pablo II. El 13 de junio de 1994 el Papa, reunido en Roma con los Cardenales de todo el mundo, dijo: «A mí se me ha dado comprender, de modo especial, el mensaje de la Virgen de Fátima la primera vez el 13 de mayo de 1981 en el momento del atentado a mi vida, y después de nuevo hacia final de la década de los ochenta con ocasión del hundimiento del comunismo en los países del bloque soviético. Pienso que se trata de una experiencia bastante transparente para todos».
(Pequeñas Semillitas)