24 de diciembre
"Cuando se cumplieron los ocho días y fueron a circuncidarlo, lo llamaron Jesús." Lucas 2:21 Jesús
Creo que en ninguna casa de Argentina falta el arbolito de navidad o el pesebre. La fecha casi obliga a tenerlo armado. Independientemente de la cultura religiosa de cada familia o de la costumbre de cada hogar, es casi una obligación impuesta el armado de alguno de estos elementos para que se encuentren los regalos que serán repartidos.
Y este año no fue la excepción, largas colas en los supermercados donde la gente compraba comida y bebidas como si fuera la última vez en la vida. Incontables paquetes en las jugueterías que hicieron una vez más un gran negocio de temporada. Todos los lugares públicos decorados con rojo, luces de colores y guirnaldas.
Sin embargo, se escucha muy poco sobre Jesús. Las costumbres de cada lugar impulsan a hacernos olvidar cual fue el origen de la navidad. Demasiadas obligaciones familiares, demasiados mails para saludar a amigos y conocidos, demasiadas responsabilidades, nos hacen distraer la mirada de lo verdaderamente trascendente. Aquella primera navidad, María y José no tenían demasiado para celebrar. Eran señalados por conocidos y amigos como fornicarios, tuvieron que peregrinar hasta Belén por el censo de turno y cuando llegan a la ciudad, estaba abarrotada de peregrinos.
No había lugar para nadie más. Así que apenas consiguieron un lugar en un sucio establo. María ya estaba por parir y no se sentía bien. La panza pesaba mucho y no tenia experiencia. Estaba muy nerviosa. Finalmente, las contracciones anunciaron que el bebe estaba por llegar. José hizo lo mejor que pudo, pero el lugar no tenía demasiadas comodidades. Finalmente, el pequeño bebe apareció, sucio de sangre y placenta, llorando con voz fuerte. Cuando la partera se fue, ambos se quedaron en silencio mirando al niño.
Era una extraña sensación, ¡la promesa se había cumplido! Dios había nacido en la tierra, y se había acercado al hombre. Pero estaba muy lejos de parecer el gran Todopoderoso. La imagen de un bebe pidiendo la teta de su madre no era lo que ellos esperaban ver de Dios.
A pesar de eso, sus corazones estaban plenos. Había nacido Jesús, el que iba a salvar a su pueblo, el Redentor de la humanidad. Después de tanta espera, finalmente Dios había cumplido su promesa. Ya pasaron más de 2000 años, y tiene la misma vigencia.
REFLEXIÓN - ¿Te acordaste de Jesús hoy?
Un gran abrazo y bendiciones
Dany
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