"Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo." Gálatas 6:3 (NVI) Simulación
Hay una conducta reiterada en los políticos en campaña. Siempre su discurso es que van ganando en las encuestas y serán los vencedores en las urnas. Pero la realidad muestra que ese político jamás será ganador. Se escucha sus palabras pero suenan huecas. Se sabe que va a perder, sin embargo el político de turno sigue perjurando su victoria. La sentencia de las urnas es lapidaria.
Analizando la situación después de las elecciones, resulta infantil y hasta tonta la actitud de aquellos que sostenían una mentira sabiendo que era una mentira. Es el peor de los engaños. Porque sus consecuencias son nefastas para el mentiroso. Pierde toda credibilidad y queda inhabilitado para el futuro.
Pablo conocía muy bien este tema. Personas que se creen más de lo que en realidad son, que sostienen una mentira pero saben que la realidad a la corta o a la larga va a terminar descubriendo lo que quisieron tapar. La mentira tiene patas cortas. Es habitual que esta conducta se manifieste en las relaciones sociales donde cada uno desea mostrar su mejor faceta y ocultar los errores.
Pero este mal de la simulación se metió dentro de la iglesia. Y esto es lamentable. En el ámbito donde debería potenciarse las relaciones honestas y verdaderas, encontramos cristianos que simulan. No es solamente el adolescente que tiene una doble vida y muestra una cara espiritual en la reunión y sale al boliche el sábado a la noche.
Se ve también en lideres, responsables, maestros o pastores que se creen que son mucho, pero no son nada. Simulan. Y cuando la realidad sale a la luz, el daño que causan en la iglesia siempre es peor que el aporte que le hicieron. El desencanto de la simulación destroza. Y así como al político le quita credibilidad, a hijos de Dios más débiles puede hacerlos apartar del camino.
Pero el problema no es lo que los demás hacen. El verdadero problema es lo que vos y yo hacemos. Y cuanto de nuestra conducta demuestra lo que realmente somos. Es tiempo de dejar las mascaras y ser auténticamente cristianos. Dios lo exige. Si vos sos nada y te crees algo te engañas como el político en campana que sabe que va a perder y se vende ganador.
REFLEXIÓN - No te engañes, mejor deja de simular.
Un gran abrazo y bendiciones
Dany
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