En cada amanecer
En cada amanecer los seres humanos abrimos los ojos para enfrentarnos
a otro dia mas. La mañana se va llenando de un taconeo que marca
la carrera veloz de gente que marcha hacia sus tareas diarias.
Las calles se llenan de estudiantes, trabajadores y gente desempleada
que se afanan por llegar al lugar esperado. Tanta es la prisa que el tiempo
no es suficiente para detenernos a mirar el interior del ser humano que nos rodea.
Nuestros ojos se conforman con fijarse en el exterior solamente. Recordamos
el largo de una falda, la marca del pantalon, el color de la piel.
Comentamos el gesto huraño de algun compañero sin buscar la causa que lo provoco.
Transcurre el dia y no hemos mirado el interior del amigo
que nos acompaña diariamente.
Deberiamos jugar a descubrir lo hermoso de la gente.
Cada ser humano tiene dentro un pedazo de Dios.
¡Es lo que deberia llamar nuestra atencion diaria!
En lugar de ver el gesto agrio de alguien, entendamos el valor que tiene
para resistir las tensiones provocadas por situaciones que no conocemos.
Antes de burlarnos del que no aprende con la rapidez de los demas,
demos un aplauso a su magia para ser bueno con sus semejantes.
Todos los dias son buenos para comenzar a descubrir sonrisas hermosas,
manos habiles, actos valiosos, espiritus valientes, luchadores incansables.
Cada ser humano tiene un valor especial, un don divino que recibe al nacer
y que si se descubre, puede utilizarlo para su beneficio y para el de los que le rodean.
Todo ser humano, es superior a algo a los demas.
Nos complementamos.
Hagamos un alto en nuestra prisa diaria, miremos el interior de nuestros hermanos y aprendamos a valorarlos por lo que son y no por lo que quisieramos que fueran.
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