La Palabra de Dios es penetrante.
En muchos pasajes la Palabra de Dios es comparada a la espada de dos filos, porque penetra dividiendo el bien del mal, concediendo el discernimiento entre lo verdadero y lo falso. Cuando nos dejamos instruir y guiar por la fuerza de la Sagrada Escritura, la Biblia, percibimos los momentos en que el tentador actúa en nuestra existencia. Lo que a veces nos seduce y quita el lugar debido a Dios y al prójimo, pasa a ser visto como realmente es. La Palabra de Dios nos desinstala cuando penetra en nuestra alma Tal proceso puede ser doloroso, pero nada se compara con la alegría que sienten los liberados por la fuerza del Evangelio después de hacer espacio para el Cordero en sus vidas.
Sergio J. De Souza
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