"JESUS YO CONFIO EN TI"
“... Vi dos caminos; un camino ancho, cubierto de arena y flores, lleno de alegría y de música y de otros placeres. La gente iba por ese camino bailando y divirtiéndose, llegaba al final sin advertir que ya era el final. Pero al final del camino había un precipicio espantoso, es decir, el abismo infernal. Aquellas almas caían ciegamente en ese abismo; a medida que llegaban, caían. Y eran tan numerosas que fue imposible contarlas. Y vi también otro camino, o más bien un sendero, porque era estrecho y cubierto de espinas y de piedras, y las personas que por él caminaban tenían lágrimas en los ojos y sufrían distintos dolores. Algunas caían sobre las piedras, pero en seguida se levantaban y seguían andando. Y al final del camino había un jardín espléndido, lleno de todo tipo de felicidad y allí entraban todas aquellas almas. En seguida, desde el primer momento olvidaban sus sufrimientos” (Diario, 153).“...Todo lo que es terrenal dura poco. Y todo lo que parece ser grande se esfuma como el humo, y no da libertad al alma, sino cansancio. Feliz el alma que entiende estas cosas y toca la tierra con un solo pie” (Diario, 1141)“... Si el alma ama sinceramente a Dios y está unida a Él interiormente, entonces aunque por fuera vive en condiciones difíciles, nada tiene el poder de oprimir su interior. Y entre la corrupción puede ser pura e intacta, porque el gran amor de Dios le da fuerza para luchar y Dios Mismo la defiende de modo especial” (Diario, 1094).
“... El Señor me concedio mucha luz para que conociera sus atributos. El primer atributo que el Señor me dio a conocer fue su Santidad. Esta Santidad es tan grande que delante de Él tiemblan todas las Potencias y todas las Fuerzas. (...) Los espíritus puros encubren sus rostros y se sumergen en adoración permanente, y la única expresión de su adoración sin límites es Santo (...) La Santidad de Dios es derramada sobre la Iglesia de Dios y sobre cada alma que vive en ella pero no de grado igual. Hay almas completamente divinizadas, pero hay también almas apenas vivas. El segundo atributo que el Señor me dio a conocer fue su Justicia. Su Justicia es tan grande y penetrante que llega hasta el fondo de la esencia de las cosas y delante de Él todo se presenta en desnuda verdad (...) El tercer atributo fue el Amor y la Misericordia. Y entendí que el mayor atributo es el Amor y la Misericordia. Ella une la criatura al Creador. El amor más grande y el abismo de la misericordia los reconozco en la Encarnación del Verbo, en Su redención, y de esto entendí que éste es el más grande atributo de Dios” (Diario, 180).“Todo lo que es grande y bello está en Dios (...). Oh sabios del mundo y grandes intelectos- reconoced que la verdadera grandeza as amar a Dios” (Diario, 990).
“Oh Jesús, me das a conocer y entender en qué consiste la grandeza del alma: no en grandes actos, sino en amor grande. El amor tiene el valor y él confiere la grandeza a nuestras acciones; aunque nuestras acciones sean pequeñas y comunes de por sí, a consecuencia del amor se harán grandes y poderosas ante de Dios...” (Diario, 889).
“La verdadera grandeza del alma está en amar a Dios y en la humildad” (Diario, 427).
“Cuando el alma se hunde en el abismo de su miseria, Dios hace uso de su omnipotencia para enaltecerla. Si hay en la tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente un alma verdaderamente humilde. Al principio el amor propio sufre mucho a causa de eso, pero si el alma enfrenta valerosamente repetidos combates, Dios le concede mucha luz en la que ella ve lo miserable y engañoso que es todo” (Diario, 593).
“Sobre un alma humilde están entreabiertas las compuertas celestiales y un mar de gracias fluye sobre ella (...) A tal alma Dios no niega nada; tal alma es omnipotente, ella influye en el destino del mundo entero; a tal alma Dios la eleva hasta su trono y cuanto más ella se humilla tanto más Dios se inclina hacia ella, la persigue con Sus gracias y la acompaña en cada momento con su omnipotencia” (Diario, 1306).
“... En el corazón puro y humilde mora Dios que es la Luz Misma y todos los sufrimientos y todas las contrariedades existen para que se manifieste la santidad del alma” (Diario, 573).
“... La humildad es sólo la verdad, en una verdadera humildad no hay servilismo; aunque me considero la más pequeña (...) estoy contenta con la dignidad de ser esposa de Jesús...” (Diario, 1502).
“Oh Jesús mío, Tú sabes qué esfuerzos son necesarios para tratar sinceramente y con sencillez con aquellos de los cuales nuestra naturaleza huye, o con los que nos hicieron sufrir consciente o inconscientemente, esto es imposible en terminos humanos. En tales momentos más que en otras ocasiones, trato de descubrir a Jesús en aquellas personas y por este Mismo Jesús hago todo para ellas. En tales acciones el amor es puro, esta práctica de amor templa el alma y la refuerza. No espero nada de las criaturas, por lo tanto no experimento ninguna desilusión...” (Diario, 766).“Oh Jesús, mi ejemplo más perfecto, con la mirada clavada en Ti iré a través de la vida siguiendo Tus huellas, ajustando mi naturaleza a la gracia según Tu santísima voluntad y la luz que ilumina mi alma, confiando plenamente en Tu ayuda” (Diario, 1351).
“... El Señor me concedio mucha luz para que conociera sus atributos. El primer atributo que el Señor me dio a conocer fue su Santidad. Esta Santidad es tan grande que delante de Él tiemblan todas las Potencias y todas las Fuerzas. (...) Los espíritus puros encubren sus rostros y se sumergen en adoración permanente, y la única expresión de su adoración sin límites es Santo (...) La Santidad de Dios es derramada sobre la Iglesia de Dios y sobre cada alma que vive en ella pero no de grado igual. Hay almas completamente divinizadas, pero hay también almas apenas vivas. El segundo atributo que el Señor me dio a conocer fue su Justicia. Su Justicia es tan grande y penetrante que llega hasta el fondo de la esencia de las cosas y delante de Él todo se presenta en desnuda verdad (...) El tercer atributo fue el Amor y la Misericordia. Y entendí que el mayor atributo es el Amor y la Misericordia. Ella une la criatura al Creador. El amor más grande y el abismo de la misericordia los reconozco en la Encarnación del Verbo, en Su redención, y de esto entendí que éste es el más grande atributo de Dios” (Diario, 180).“Todo lo que es grande y bello está en Dios (...). Oh sabios del mundo y grandes intelectos- reconoced que la verdadera grandeza as amar a Dios” (Diario, 990).
“Oh Jesús, me das a conocer y entender en qué consiste la grandeza del alma: no en grandes actos, sino en amor grande. El amor tiene el valor y él confiere la grandeza a nuestras acciones; aunque nuestras acciones sean pequeñas y comunes de por sí, a consecuencia del amor se harán grandes y poderosas ante de Dios...” (Diario, 889).
“La verdadera grandeza del alma está en amar a Dios y en la humildad” (Diario, 427).
“Cuando el alma se hunde en el abismo de su miseria, Dios hace uso de su omnipotencia para enaltecerla. Si hay en la tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente un alma verdaderamente humilde. Al principio el amor propio sufre mucho a causa de eso, pero si el alma enfrenta valerosamente repetidos combates, Dios le concede mucha luz en la que ella ve lo miserable y engañoso que es todo” (Diario, 593).
“Sobre un alma humilde están entreabiertas las compuertas celestiales y un mar de gracias fluye sobre ella (...) A tal alma Dios no niega nada; tal alma es omnipotente, ella influye en el destino del mundo entero; a tal alma Dios la eleva hasta su trono y cuanto más ella se humilla tanto más Dios se inclina hacia ella, la persigue con Sus gracias y la acompaña en cada momento con su omnipotencia” (Diario, 1306).
“... En el corazón puro y humilde mora Dios que es la Luz Misma y todos los sufrimientos y todas las contrariedades existen para que se manifieste la santidad del alma” (Diario, 573).
“... La humildad es sólo la verdad, en una verdadera humildad no hay servilismo; aunque me considero la más pequeña (...) estoy contenta con la dignidad de ser esposa de Jesús...” (Diario, 1502).
“Oh Jesús mío, Tú sabes qué esfuerzos son necesarios para tratar sinceramente y con sencillez con aquellos de los cuales nuestra naturaleza huye, o con los que nos hicieron sufrir consciente o inconscientemente, esto es imposible en terminos humanos. En tales momentos más que en otras ocasiones, trato de descubrir a Jesús en aquellas personas y por este Mismo Jesús hago todo para ellas. En tales acciones el amor es puro, esta práctica de amor templa el alma y la refuerza. No espero nada de las criaturas, por lo tanto no experimento ninguna desilusión...” (Diario, 766).“Oh Jesús, mi ejemplo más perfecto, con la mirada clavada en Ti iré a través de la vida siguiendo Tus huellas, ajustando mi naturaleza a la gracia según Tu santísima voluntad y la luz que ilumina mi alma, confiando plenamente en Tu ayuda” (Diario, 1351).