"JESUS YO CONFIO EN TI"
Tu mirada
Jesús Misericordioso, divino Señor, que tu mirada jamás se aparte de mí, que me siga a todas partes porque así estaré protegido de todo mal.
Mírame día y noche, mientras trabajo y descanso, mientras duermo o estoy despierto, siempre Señor, porque tengo enemigos que me odian y buscan mi ruina material y espiritual, temporal y eterna. Son los demonios que quieren llevarme a la perdición. Pero si tú estás conmigo y me vigilas, no tengo temor y me animo a emprender las más difíciles misiones. Sé que por mí mismo soy menos que nada, pero si tú estás conmigo, si no me pierdes de vista, podré caminar en tu presencia por todos los días de mi vida.
Jesús, no apartes tu mirada de mí, y sé que lo harías si cometo pecados graves. ¡Ay de mí si tu mirada se aleja de mí! No mires con ira a tu siervo. Perdona mis pecados y ten misericordia de mí, e incluso si caigo en pecado, no te escondas de mí, no te alejes, sino corrígeme aunque sea duro para mí, castígame, lo que quieras pero te pido por favor que no me pierda, porque prefiero ser corregido por ti aunque duela, que muy tranquilamente seguir caminando hacia el abismo. Quiero ser del número de los hombres a los que corriges con tus castigos amorosos, porque sé que castigas a los que amas.
¡Te amo, Jesús Misericordioso, y espero seguirte amando por los siglos de los siglos! Amén.
Jesús Misericordioso, divino Señor, que tu mirada jamás se aparte de mí, que me siga a todas partes porque así estaré protegido de todo mal.
Mírame día y noche, mientras trabajo y descanso, mientras duermo o estoy despierto, siempre Señor, porque tengo enemigos que me odian y buscan mi ruina material y espiritual, temporal y eterna. Son los demonios que quieren llevarme a la perdición. Pero si tú estás conmigo y me vigilas, no tengo temor y me animo a emprender las más difíciles misiones. Sé que por mí mismo soy menos que nada, pero si tú estás conmigo, si no me pierdes de vista, podré caminar en tu presencia por todos los días de mi vida.
Jesús, no apartes tu mirada de mí, y sé que lo harías si cometo pecados graves. ¡Ay de mí si tu mirada se aleja de mí! No mires con ira a tu siervo. Perdona mis pecados y ten misericordia de mí, e incluso si caigo en pecado, no te escondas de mí, no te alejes, sino corrígeme aunque sea duro para mí, castígame, lo que quieras pero te pido por favor que no me pierda, porque prefiero ser corregido por ti aunque duela, que muy tranquilamente seguir caminando hacia el abismo. Quiero ser del número de los hombres a los que corriges con tus castigos amorosos, porque sé que castigas a los que amas.
¡Te amo, Jesús Misericordioso, y espero seguirte amando por los siglos de los siglos! Amén.