Donde hay amor ...
No hay deseos. Y por eso no existe ningún miedo. Si amas de verdad a tu amigo, tendrías que poder decirle sinceramente: así sin los cristales de los deseos, te veo como eres, y no como yo desearía que fueses, y así te quiero yo, sin miedo a que te escapes, a que me faltes, a que me quieras.
Porque en realidad, ¿qué deseas? ¿Amar a esa persona tal cual es, o a una imagen que no existe? En cuanto puedas desprenderte de esos deseos-apegos, podrás amar; a lo otro no se le debe llamar amor, pues es todo lo contrario de lo que el amor significa.
Entonces puedo decirle al otro: como no tengo miedo a perderte, pues no eres un objeto de propiedad de nadie, entonces puedo amarte así como eres, sin deseos, sin apegos ni condiciones, sin egoísmos, ni querer poseerte. Y esta forma de amar es un gozo sin límites.
(Anthony de Mello)
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