La Virgen llora, en sus imágenes, una y otra vez. En esta oportunidad, les enviamos dos videos de lacrimaciones, una en México y otra en Jordania, ambas muy recientes. Ustedes podrán juzgar lo que ocurre en esos lugares por el testimonio de las imágenes. Sin embargo, queremos invitarlos a meditar sobre lo que ocurre en el mundo, para que Dios llame nuestra atención con estos signos.
Podríamos relatar un largo rosario de calamidades que cubren los continentes, como el aborto creciente de millones de almas inocentes, o el avance de legislaciones que promueven abominaciones de toda clase. Sin embargo, en este momento nos viene a la mente el particular sufrimiento que Dios padece por los males que afectan a Su Iglesia.
Es difícil saber qué es peor, si los ataques de los de afuera, o las traiciones de los de adentro. La Iglesia, Cuerpo Místico del Señor, está siendo agredida en modo particular para el sufrimiento de nuestro Papa, y de tantas almas buenas que la integran. No tenemos duda nosotros que es mucho peor la traición de los propios, que la agresión de los ajenos. Aquellos que se suponen dan el ejemplo, la guía, el consejo, y sin embargo impulsan la confusión y el error, se transforman así en los peores enemigos. Si, pensamos que ese es el dolor más grande, que hace que Dios nos muestre las imágenes de Su Madre con lágrimas en sus ojos.
Los invitamos a rezar, y a ser fieles a Dios en esta hora, más que nunca. A Rezar por este mundo, y por la Iglesia, para que Dios nos ayude a obtener más y mejores sacerdotes. ¡Que los seminarios de todo el mundo se llenen de buenos seminaristas! Que los buenos sacerdotes tengan la fortaleza para seguir dándonos la Eucaristía a diario, el mayor don que Dios nos regala en forma gratuita. Y que nuestro Papa tenga la mano firme para guiar la barca de Pedro en medio de aguas tan difíciles.