"Al pasar otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió a su alrededor una gran multitud; y él estaba junto al mar." Marcos 5:21 (RVR)
Devuelta
El Señor Jesús y sus discípulos habían cruzado nuevamente el Mar de Galilea, un enorme lago en el que se desataban sorpresivas y poderosas tormentas. Cristo había liberado de una legión de demonios a un hombre gadareno y en lugar de agradecerle, todo el pueblo decidió echarlo. La respuesta egoísta y tonta de estos hombres desanima y desgasta. Dan ganas de abandonar la tarea y dedicarse a otra cosa. ¿Quién puede ser tan ingrato de devolver mal por bien? Cristo hizo un milagro increíble, y esta gente prefiere echarlo de su territorio.
La ingratitud de las personas es una constante en la conducta humana. En esas circunstancias, regresa Jesucristo a Galilea y Marcos rescata la grandeza de Cristo en una frase que a veces pasamos por alto. Dice que Jesucristo pasó otra vez por Galilea. No era la primera vez, ni iba a ser la última. Él siempre vuelve.
Es notable ver como las circunstancias no condicionan jamás al Hijo de Dios. No importa cual sea el recibimiento de la gente, ni la respuesta de sus coterráneos, Jesucristo siempre está de vuelta. Él no se cansa, ni se desanima. Cristo jamás se frustra aunque tiene razones de sobra para hacerlo. Su paciencia y su amor permanecen intactos, a pesar de nuestra indiferencia, egoísmo y desprecio. Él siempre vuelve.
Volvió a Galilea para curar a una mujer enferma y para resucitar a la hija de Jairo. Regreso a Gadara para ver como le había ido al ex endemoniado en su trabajo de anunciar las virtudes del Reino de Dios. Y también vuelve a pasar por tu vida hoy, con este devo.
Jesucristo nunca se va, nunca se duerme, nunca se aleja, nunca se olvida. Tal vez pienses que está lejos, del otro lado del lago de tus problemas, porque estás angustiado y sin respuestas. Él siempre está de vuelta. Nunca llega tarde, nunca sigue de largo. Hoy tampoco. Es el mismo Dios, Él no cambia, y su amor sigue siendo permanente y continuo.
Si crees que estás solo y abandonado, hoy Jesucristo te invita a mirar bien. Levantá la mirada, podés confiar en el Buen Pastor. Jesucristo pasa otra vez por la orilla de tu vida y jamás te abandona. Él es fiel.
REFLEXIÓN – Jesucristo está de vuelta.
Un gran abrazo y bendiciones
Dany