"Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor." 1 Corintios 13:13 (NVI) Mayor
Hubo varios triunviratos en los gobiernos del mundo. En Argentina hubo dos, pero el más famoso fue el triunvirato de Roma que conformaron Pompeyo, Craso y Julio Cesar entre el 60 AC y el 48 AC. Craso muere en combate cuando su ejército es derrotado por los partos. Eso generó una lucha interna entre Pompeyo y Julio Cesar, que terminó con la derrota de Pompeyo y la proclamación de Julio como el dictador permanente de Roma. Ningún triunvirato duró mucho tiempo. Este es el clásico ejemplo. El más poderoso es quien se queda con el poder.
Pablo tenía bien fresca la historia de este triunvirato que había dominado el mundo, cuando le escribe a los corintios sobre estas tres virtudes que deben ser el trípode sobre el cual se sustenta la vida cristiana. Dicen los que saben que el elemento de apoyo más seguro que se conoce es el trípode, porque siempre se sostiene firmemente sin tambalear. Vivir una vida cristiana sin estos tres valores, te condena a estar tambaleando y tropezando a diario.
Fe es la convicción de lo que no se ve. Es confiar que se va a recibir lo que se espera. Esperanza es la promesa que Dios nos dio, que será recibida por medio de la fe. Amor (agape) es la virtud de Dios para mantener relaciones que no se pueden sostener.
Sin fe, es imposible agradar a Dios, por lo tanto es fundamental tenerla para no desconfiar de Él. Si tenés fe en Dios, podés confiar tranquilo que va a cumplir lo que prometió. Por eso tu esperanza es segura. Todas las promesas de Dios se cumplen, siempre, porque Dios es quien prometió y Él no miente. Dios cumple siempre. Esto genera que amemos más a Dios, porque lo conocemos mejor. Y amar más a Dios implica también poder amar más al prójimo. Una trilogía perfecta, pero temporal.
Porque cuando estemos en el cielo, ya no vamos a necesitar la fe porque tendremos a Dios enfrente. Y se abrán cumplido todas las promesas por lo que se terminará la esperanza porque serán todas realidades. Pero el amor jamás se acabará. Se mantendrá para siempre, porque es la virtud mayor.
REFLEXIÓN — Viví bajo el triunvirato de Dios. Ojo que manda el Amor.
Un gran abrazo y bendiciones
Dany
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