Si crees en Dios,
por más que te amenacen
los anuncios del pesimismo,
con relación a probables calamidades futuras,
conservarás el corazón tranquilo,
en la convicción de que la
Sabiduría Divina sustenta y sustentará
el equilibrio de la vida,
por encima de toda perturbación.
Si crees en Dios,
en ningún lugar experimentarás soledad o tristeza,
porque te verás en ligación
constante con todo el Universo,
reconociendo que lazos de amor y
de esperanza te identifican con todas las criaturas.
Si crees en Dios, nunca te perderás en el
laberinto de la rebeldía o de la desesperación,
ante los golpes e injurias que se te
proyecten en el camino,
por cuanto interpretarás a ofensores y delincuentes,
en la condición de infelices,
mucho más necesitados de bondad
y protección que de hiel y censura.
Si crees en Dios,
vivirás en la Tierra sin adversarios,
a la vez que, por más que se
multipliquen en la senda
aquellos que te agredan o menosprecien,
aceptarás a enemigos y opositores,
a cuenta de hermanos nuestros,
situados en diferentes puntos de vista.
Si crees en Dios,
jamás te faltará confianza y trabajo,
porque te levantarás cada día,
en la certeza de que dispones de
oportunidades benditas de comunicación con
los demás, disfrutando el privilegio incesante de
auxiliar y bendecir, entender y servir.
Si crees en Dios,
caminarás sin aflicción y sin miedo en las
veredas del mundo,
por grandes que sean los peligros y riesgos
que te oscurezcan
el camino, por cuanto aún frente a la muerte,
reconocerás que permaneces con Dios,
tanto como Dios está siempre contigo,
más allá de pruebas y sombras,
limitaciones y cambios, en plenitud de vida eterna.
A/D