Elevemos juntos la mirada a Jesús Eucaristía; contemplémosle y
repitámosle juntos estas palabras de santo Tomás de Aquino, que
manifiestan toda nuestra fe y todo nuestro amor:
Jesús, ¡te adoro escondido en la Hostia!
En una época marcada por odios, por egoísmos, por deseos de falsas
felicidades, por la decadencia de costumbres, la ausencia de figuras
paternas y maternas, la instabilidad en tantas jóvenes familias y por
tantas fragilidades y dificultades que sufren los jóvenes, nosotros te
miramos a ti, Jesús Eucaristía, con renovada esperanza. A pesar de
nuestros pecados, confiamos en tu divina misericordia. Te repetimos
junto a los discípulos de Emaús «Mane nobiscum Domine!» , «¡Quédate con
nosotros, Señor!».
En la Eucaristía, tú restituyes al Padre todo lo que proviene de él y
se realiza así un profundo misterio de justicia de la criatura hacia el
creador. El Padre celeste nos ha creado a su imagen y semejanza, de él
hemos recibido el don de la vida, que cuanto más reconocemos como
preciosa desde el momento de su inicio hasta la muerte, más es amenazada
y manipulada.
Te adoramos, Jesús, y te damos gracias porque en la Eucaristía se
hace actual el misterio de esa única ofrenda al Padre que tú realizaste
hace dos mil años con el sacrificio de la Cruz, sacrificio que redimió a
la humanidad entera y a toda la creación.
«Adoro Te devote, latens Deitas!»
¡Te adoramos, Jesús Eucaristía! Adoramos tu cuerpo y tu sangre,
entregados por nosotros, por todos, en remisión de los pecados:
¡Sacramento de la nueva y eterna Alianza!
Mientras te adoramos, ¿cómo es posible no pensar en todo lo que
tenemos que hacer para darte gloria? Al mismo tiempo, sin embargo,
reconocemos que san Juan de la Cruz tenía razón cuando decía:
«Adviertan, pues, aquí los que son muy activos, que piensan ceñir al
mundo con sus predicaciones y obras exteriores, que mucho más provecho
harían a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios, dejado aparte el buen
ejemplo que de sí darían, si gastasen siquiera la mitad de ese tiempo
en estarse con Dios en oración».
Ayúdanos, Jesús, a comprender que para «hacer» algo en tu Iglesia,
incluso en el campo tan urgente de la nueva evangelización, es necesario
ante todo «ser», es decir, estar contigo en adoración, en tu dulce
compañía. Sólo de una íntima comunión contigo surge la auténtica, eficaz
y verdadera acción apostólica.
A una gran santa, que entró en el Carmelo de Colonia, santa
Benedicta Teresa de la Cruz, Edith Stein, le gustaba repetir: «Miembros
del Cuerpo de Cristo, animados por su Espíritu, nosotros nos ofrecemos
como víctimas con él, en él, y nos unimos a la eterna acción de
gracias».
«Adoro Te devote, latens Deitas!». Jesús, te pedimos que cada uno
desee unirse a ti en una eterna acción de gracias y se comprometa en el
mundo de hoy y de mañana para ser constructor de la civilización del
amor.
Que te ponga en el centro de su vida, que te adore y te celebre. Que
crezca en su familiaridad contigo, ¡Jesús Eucaristía! Que te reciba
participando con asiduidad en la santa misa dominical y, si es posible,
cada día. Que de estos intensos y frecuentes nazcan compromisos de
entrega libre de la vida a ti, que eres libertad plena y verdadera. Que
surjan santas vocaciones al sacerdocio: sin el sacerdocio no hay
Eucaristía, fuente y culmen de la vida de la Iglesia. Que crezcan en
gran número las vocaciones a la vida religiosa. Que broten con
generosidad vocaciones a la santidad, que es la elevada medida de la
vida cristiana ordinaria, en especial, en las familias. La Iglesia y la
sociedad tienen necesidad de esto hoy más que nunca.
Jesús Eucaristía, te confío a los jóvenes de todo el mundo: sus
sentimientos, sus afectos, sus proyectos. Te los presento poniéndolos en
manos de María, madre tuya y madre nuestra.
Jesús, que te entregaste al Padre, ¡ámales!
Jesús, que te entregaste al Padre, ¡sana las heridas de su espíritu!
Jesús, que te entregaste al Padre, ¡ayúdales a adorarte en la verdad y bendíceles! Ahora y siempre. ¡Amén!
A todos imparto mi bendición con afecto.
SS Juan Pablo II Homilía a los jóvenes. Vaticano, 15 de marzo 2005