Dios, ayúdame todo el tiempo a entender a mis amigos,
oír con paciencia lo que ellos tienen que decir y responderles siempre de forma gentil.
Que yo no los interrumpa mientras hablan,
yendo contra lo que dicen o colocando otro asunto.
Házme tan tolerante con ellos cuanto yo deseo que sean conmigo.
Dame coraje para reconocer mis errores contra ellos
y grandeza suficiente para pedirles perdón cuando perciba que les hice algún mal.
Que yo jamás hiera sus sentimientos vanamente,
que yo jamás reía de sus errores o los use para ridiculizarlos.
Que yo no abuse de su confianza en mí,
exigiendo que me cuenten cosas que desean guardar sólo para sí mismos.
Guía mis palabras en todo lo que digo:
que ellas tengan honestidad y produzcan alegría.
Aléjame, Dios, de la mesquindad y del egoísmo.
Que yo sepa abstenerme de críticas.
Cuando yo estuviera en desequilibrio, socórreme, Dios, y ayúdame a vigilar lo que digo.
Haz que yo releve los errores humanos de mis amigos y reconozca las cosas buenas que ellos hacen.
Dame la palabra lista para el sincero elogio.
Ayúdame a tratarlos como quiero ser tratado,
e impídeme de hacer juicios y de falsas convenciones.
No permitas que yo robe de ellos la oportunidad de hacer lo que pueden por sí mismos,
pensar, escoger y tomar decisiones.
Prohíbeme de abusar sólo por auto satisfacción.
Que yo pueda darles apoyo en la medida correcta,
haciéndolos sentir que sus más profundos ideales son sensibles de realización.
Que yo tenga coraje para decirles "no", cuando me pidan algo que veo no será bueno para ellos.
Dios, dame sabiduría para enseñarles el ejercicio del perdón.
Pero, antes y por encima de todo, que yo lo ejercite en mí mismo,
y sepa también perdonarlos en toda y cualquier situación.
Silvia Schmidt
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