REFLEXIÓN DEL DÍA
Ser buenos.
Ser buenos es trabajo de todos los días, porque todos los días se nos presenta la ocasión de tener que elegir entre el bien y el mal, entre ser buenos o ser malos. Es una lucha continua y tenemos que tener en cuenta que debemos perseverar en el bien, a pesar de las cosas malas que nos sucedan en la vida y que quieran volvernos malos, egoístas, violentos, vengativos.
Recordemos que el premio de ser buenos es el Cielo, es el Paraíso, donde seremos para siempre felices con una felicidad que ni siquiera podemos imaginar aproximadamente. Y el castigo de ser malos es el Infierno eterno, donde tampoco nuestra imaginación puede avizorar lo terrible que es.
A pesar de las cruces de la vida, de los sufrimientos y de la maldad humana y satánica que afecte nuestra vida, ¡no cedamos a la maldad!, sino sigamos perseverantemente siendo buenos, abriendo la mano al que nos necesita, dando hasta que duela, porque Dios ve y premia; y también castiga. Confiemos en Él y en su Justicia, y nosotros, de nuestra parte, perdonemos y olvidemos todo, para ser perdonados por Dios, y que Dios olvide todos nuestros pecados.