El mundo está lleno de gente que trabajará mañana, que mañana se
compondrá, que retornará a Dios mañana, que mañana... Pero no hoy.
En el fondo no existen deseos de superarse ni de mejorar. Entonces,
está uno muriendo y de prisa. La vida es desarrollo, crecimiento, la
vida se alimenta de esperanza, de metas que se persiguen, de
insatisfacción con lo alcanzado y de lucha por mejorar las marcas.
La muerte comienza cuando se pierde la ilusión y el anhelo de
crecer. Nadie está tan cerca de morir como el que ha perdido toda
esperanza. Si sientes deseos de superarte como ser humano, como
profesionista, como cristiano, estás vivo.
Ningún momento más oportuno para desear un cambio en la vida que el
inicio de una nueva semana. Nunca es tarde para empezar de nuevo. Es
tarde cuando pasan los días, y nada se hace. Es la mediocridad que
abunda tanto, porque nada cuesta ser mediocre. Consiste en las
medianías. Las grandes realizaciones no las logran los mediocres. El
mundo debe muy poco a los perezosos. Si quieres que el mundo te recuerde
y esté agradecido contigo, debes luchar y trabajar por mejorarlo.
Preguntas o comentarios al autor P. Mariano de Blas LC