Corazón dividido.
Yo los quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Les digo esto para su bien, no para tenderles un lazo, sino para moverlos a lo más digno y al trato asiduo con el Señor, sin distracciones. (1 Co 7, 32-35).
Comentario:
El hombre o la mujer que no se casan, tienen más tiempo y modo de dedicarse al Señor y a la extensión de su Reino en las almas y en el mundo. En cambio los casados, ya tienen que pensar en las cosas materiales, en el sustento de su familia, en las cosas del mundo.
Cada cual debe seguir la vocación que el Señor la ha dado. Pero aquí San Pablo nos dice que el no casarse es mejor para dedicarse por entero a la salvación de las almas.
Por eso los sacerdotes no deben casarse, porque ellos están dedicados al Señor y por entero tienen que consagrar su vida a la extensión del Reino de Dios en las almas, y no pueden tener el corazón dividido.
Pero el Señor dijo que no todos entienden este lenguaje, sino aquellos a los que se les ha concedido entenderlo.
¡San Pablo, ruega por nosotros!