
Cierro suavemente las puertas...
Cierro suavemente la puerta a todas las distracciones exteriores y me encuentro con Dios en el silencio de mi ser. En el silencio se renueva mi conciencia de Dios y de los dones que Él me ha brindado. En silencio, recibo el don de paz y lo acepto ahora en mi vida. La paz es la copa que presento para que sea colmada con todas las bendiciones que estoy dispuesto a recibir. En silencio recibo el don de la guía. Me colma, me rodea e ilumina mi camino. Avanzo, viviendo y marchando bajo la maravillosa luz reveladora de Dios. En silencio recibo el don de la curación. Ahora la curación brota desde lo más profundo de mí. Estoy sano, bien y fuerte. En silencio reclamo los dones que me ha dado Dios y digo: "Te agradezco, Señor, la paz, la guía y la curación". "Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto". Mateo 6, 6
(Pequeñas Semillitas)



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