Autor: P Mariano de Blas
LC | Fuente: Catholic.net ¡Gracias, por
haber dicho que sí!
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Meditaciones del Rosario. Primer
Misterio de Gozo. La Anunciación del Ángel a la Virgen
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¡Gracias, por haber dicho que
sí! | Eres la misma
que habías renunciado a ser madre: del Mesías y de otros posibles hijos, porque
Dios te pidió ser virgen. Pero Él hizo que pudieras seguir siendo virgen y que
al mismo tiempo fueras madre de Cristo y madre de todos los hombres.
Dios es un ladrón muy singular. Algunos roban y no devuelven. Son la
mayoría. Algún ladrón, arrepentido, devuelve lo que ha robado o parte de lo que
ha robado. Pero Dios devuelve lo que robó multiplicado al ciento por uno. En ese
sentido yo quisiera que Dios me robara todo para aumentarlo al cien por cien.
¡Gracias, por haber dicho que sí!
Un día llamaron a la puerta de
una casita de Nazareth. La niña abrió la puerta y escuchó al mensajero que le
pedía de parte de Dios: Se solicita una madre para el redentor de los hombres.
¿Aceptas ser su madre?...
Todos los hombres de todos los tiempos,
encadenados, infelices, destinados al castigo eterno, rodeaban la casita de
Nazareth. Gritaban angustiosamente a la niña inocente y asustada: Di que sí,
dilo pronto, y estaremos salvados... La respuesta fue tan sencilla como firme:
“He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.” Hoy todos los
hombres decimos a aquella mujer: ¡Gracias, madre, por haber dicho que
sí.”
Yo me uno a ese coro de voces que le dan las gracias. Santa María de
Guadalupe es el nombre de aquella maravillosa Niña que nos fue quitando las
cadenas de las manos y las cadenas dela cuello; la que no-s ha abierto a cada
uno las puertas de la gloria, hasta el punto de ser invocada como “Puerta del
cielo”. Hay que decirle con el corazón: ¡Gracias, Madre, por haber dicho que
sí”
El sí de María
María es un alma de aceptación: Pasó
por el susto, la sorpresa y la alegría del llamado como tú. Dijo sí con unas
palabras hermosas que eran su fórmula de consagración”:He aquí la esclava del
Señor...” En esas palabras había entrega total, confianza plena, amor muy
hondo...¿como tú?
Alma que alimentaba el amor y vivía del amor en su
vida.
Una lámpara en que reponía el aceite, una hoguera en que renovaba
la leña para alimentar la llama. El aceite era la oración rica, jugosa,
apasionante...¿cómo tú?. Y el sacrificio por amor la leña de la hoguera. Todas
las cosas que hacía llevaban un sello: Amor a Dios. Todo era razón y motivo para
amar: una escoba, un puchero, un cántaro.¿Para ti también?
Vivía de amor;
era su respiración, su vida, su sentido. Sin el amor a Dios, a su hijo, a san
José, a las almas, su vida no era nada... ¿cómo tú?
Y María era feliz en
medio del dolor, del trabajo, de la sencillez de su vida. ¿Cómo tú?
Alma
que de su consagración hizo su vida, su por qué, su alegría.
Demostró que
una vida entregada a Dios por amor es una vida hermosísima, muy valiosa, muy
rica, digna de imitarse. Tú eres uno de esos imitadores, imitadoras... Tienes
que seguir demostrándote a ti y al mundo que tu vida dedicada a Dios y a los
hombres es muy hermosa, valiosísima, riquísima, digna de vivirse e
imitarse. | |
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