María y
Marta
Jesús iba con placer a Betania, y se
sentía como en su casa. Marta, que se dedica con empeño a las faenas de casa,
está tan absorta en servirlo atentamente que no encuentra el tiempo de gozar su
compañía. En cambio, María prefirió sentarse junto a él para escuchar sus
enseñanzas. Jesús no quiere ser juez entre Marta y María: no manda a la primera
que se siente a escucharle, ni a la segunda que se levante a ayudar a su
hermana. Él les es amisto, pero aprovecha la ocasión para ofrecer un consejo
siempre válido: en nuestra peregrinación terrenal conviene sólo preocuparse de
escuchar la palabra del Dios, y respetar sus enseñanzas con nuestras obras.
¿Qué cuenta más, escuchar a Dios o trabajar por Él? ¿La vida activa o la
vida contemplativa? "Una sola es la cosa de que hay necesidad." Vida activa y
contemplativa no están en contraposición así como Marta y Maria, son" hermanas."
Cada fiel cristiano, en el estado de vida que le es justo, tiene que aprender a
ser contemplativo en el actuar y activo en la contemplación. El Maestro nos
enseña que no es necesario preocuparse excesivamente por las "obras de Dios", si
nos llevan a no tener tiempo para estar y para dialogar con el "Dios de las
obras." Si primera no hablamos con Dios, ¿cómo podremos hablar luego de él a los
otros? A menudo nos sentimos metidos en este conflicto: entre mil urgencias y
contingencias, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración, para hablar con
nuestro Padre bueno. Volvamos a atribuir el justo valor y el justo tiempo a la
vida interior.
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