"Vendría Bien"
Vendría bien, después de tantos discursos,
vendría bien para la Iglesia y el pueblo,
que fuésemos embajadores de Dios.
Y vendría bien para la gloria del Señor
que reinventásemos la paz
y mostrásemos el Cuerpo de Cristo
con todos sus miembros bien trabados,
tirando de la misma cuerda de la justicia,
aunque diferentes, en diversa lengua,
con distinto temple y original cultura,
disímiles gustos, ideas y programas;
pero tirando la misma cuerda,
avanzando, todos, al paso o a la carrera,
por el único camino.
Y vendría bien que tomáramos conciencia
del honroso encargo de servir,
en auténtica caridad, sin fingimiento.
Vendría bien para la Iglesia y el pueblo
estar lejos de la espada
y lejos de la puerta de la Banca;
y acompañar a los perseguidos en el nombre del Señor.
Vendría bien una y otra vez
redescubrir los senderos del pobre,
los avergonzados caminos de la miseria,
y encontrarnos, de repente, cara a cara,
con Jesús de Nazareth;
y, llenos de coraje, tomarle sus manos llagadas,
sus manos de pobre manchadas con sangre de hoy;
y mirar en sus ojos los ojos de los niños del Líbano,
y los ojos internacionales de los niños con hambre,
y los ojos de los niños de mi pubelo y mi ciudad.
Y vendría bien descender de nuestras cabalgaduras
a vendarle las heridas del costado,
las heridas del lado del corazón,
las heridas de los que claman sin respuesta,
de los que lloran sin consuelo,
de los que gritan enmurallados
en nuestros modernos castillos de silencio.
Vendría bien para la Iglesia y el pueblo
la Buena Noticia traducida a todos los llantos
a toda sed, a toda hambre, a toda soledad
a toda desesperanza.
Y vendría bien -te lo digo humildemente-
que tú y yo simplemente
nos pusiéramos a ser cristianos
con la gracia de Dios.
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P. Esteban Gamucio
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L. MARIO