Aprendemos sobre la marcha, y las experiencias van iluminando nuestros planes para seguir adelante. Los pasos que damos al unísono, así como en rutas separadas aunque paralelas, enriquecen los movimientos particulares de todos nosotros.
Con frecuencia esperamos la perfección en nosotros mismos, olvidándonos de que en esta vida todos somos principiantes. Lo mejor que podemos hacer es reconocer de buena gana nuestros errores, dar gracias de que siempre podemos empezar de nuevo cualquier tarea y de que contamos con las experiencias de otros para usarlas como guías.
La vida es un proceso. Aprendemos, crecemos, compartimos nuestras cargas, reformulamos nuestras ideas y reestructuramos nuestros valores. Todo cambio que hacemos modifica nuestros pasos, alterando al mismo tiempo los movimientos de alguien más.
Hoy descubriré un cambio que deba hacer, uno cuyo alcance esté más allá de mi propia tarea.
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