Queridos amigos,
Mientras estoy parado en la entrada del monasterio, justamente enfrente de mi está el nuevo refectorio; a mi derecha la nueva cocina. La visión del refectorio te deja sin aliento. Cubriendo toda la pared este, se encuentra una extraordinaria imagen de la Crucifixión, hecho por un artista local llamado Fabrizio Diomedi, en un estilo reminiscente de los pintores del siglo trece Giotoo y Duccio. No es una copia, sin embargo, son el propio estilo y técnica de Fabrizio, la que hemos acuñado «neo umbrían».
Las nervaduras de los techos abovedados están perfilados por un trabajo de estarcido elegante que enfatiza la solemnidad del espacio. En las paredes, a la altura de la cintura y construidos por un maestro carpintero, vamos a tener revestimientos (paneles) de madera, de alta calidad, lo que se suma a la dignidad de la sala. De hecho el refectorio es un lugar de sustento espiritual así como físico..
[Traducido por Gloria Gracia Pérez. Artículo original]