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Los Cinco Minutos de María
María Santísima es la Reina de todos los santos, a todos ellos los supera en gracia de virtud y santidad.
Por eso, si a los siervos de Dios los llamamos "santos", a ella la distinguimos con el superlatívo: "Santísima".
Es, pues, hoy la fiesta de todos los santos, pero en particular de la más santa de todos ellos: la Santísima Virgen María.
Nuestra Señora de la Fidelidad a la ley, pues la cumplió puntualmente y con espíritu de amor.
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Los cinco minutos de María
Noviembre 16
Hermosa costumbre la de ofrecer a Dios las oraciones matinales, para saludar a nuestro Padre celestial. Y si en las oraciones de la mañana saludamos al Padre que está en los cielos, ¿cómo no vamos a presentar también nuestro saludo a la Madre celestial?
¿Cómo no ofrecerle todas las obras del día, nuestros trabajos, el cumplimiento de nuestros deberes, los sufrimientos y las alegrías, nuestros deseos y nuestras ansias?
¿Cómo no encomendarnos a la buena Madre, pidiéndole que en el día no se olvide de nosotros, sobre todo en los momentos de mayor apuro o de más grave peligro? Como el niño que está en peligro llama a su madre, llamemos nosotros a la Madre del cielo y ella acudirá a socorrernos.
Virgen María, acrecienta nuestra fe en el amor del Padre, en la gracia de Jesús y en la presencia del Espíritu. Danos confianza en tu protección de Madre y guárdanos en tu corazón.
* P. Alfonso Milagro
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Los cinco minutos de María
Pasaste por el mundo en medio de tinieblas, sufriendo cada paso la noche de la fe, sintiendo cada día la espada del silencio, a oscuras padeciste el riesgo de creer.
Guardaste bajo llave las dudas y batallas, formándose el misterio al pie del corazón, debajo de tu pecho de amor inagotable, la historia se escribía de nuestra redención.
Nuestra Señora, Madre de los creyentes, enséñanos tu confianza, enséñanos a crecer en la fe.
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Los cinco minutos de María
Gracias Dios mío, por haber sido tan bueno que nos has dado por Madre a la Virgen María, tu propia Madre.
Gracias por habernos dado en ella la fuente de la gracia, la indulgencia bondadosa del perdón de todas nuestras culpas, la luz para las almas, la suave esperanza de nuestro corazón.
Gracias, Señor, te damos por tan solícita Madre, que a todos nos procura la eterna salvación. Gracias porque la hiciste tan grande y tan hermosa, gracias por su purísimo e inmaculado Corazón.
Te pedimos, Madre, que tu bondad nos aliente a vivir nuestra vocación cristiana en permanente acción de gracias.
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Los Cinco Minutos de María
Nunca diga tu boca lo que tu pensamiento acepta; nunca diga tu boca lo que tu vida no predica y nunca vivas como no piensas que se debe vivir.
Pocas son las ocasiones en las que el Evangelio nos menciona a la Virgen María; menos aún las veces en las que ella tomó la palabra; pero las pocas palabras suyas que nos han sido trasmitidas brillan por su prudencia y por su mesura, como dándonos ejemplo y enseñándonos el modo como nosotros debemos hablar siempre verdaderamente y con debida prudencia.
Nuestra Señora en el Magníficat cantó profeticamente la libertad de los hijos de Dios y el cumplimiento de la promesa.
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Los Cinco Minutos de María
La devoción que tengas a la Virgen María y la seguridad que por ello tengas de su protección no puede eximirte de poner tu esfuerzo personal, que te obligue a apartarte del pecado y a ejercitar tu alma en todas las virtudes.
La devoción a la Virgen potenciará y elevará tu acción personal, pero no se puede potenciar la nada, no se pueden elevar las obras si no las pones; haz tu esfuerzo personal y ofrecerlo a la Virgen; deja que lo demás corra por su cuenta.
Nuestra Señora en la Natividad dió a luz al Verbo de Dios y lo ofreció a la adoración de todos los que lo buscan.
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Los cinco minutos de María
María, consagrada totalmente a la persona y a la obra de Cristo, no tuvo otro deseo que colaborar activamente en el plan de salvación de Dios.
Para María, cumplir la voluntad de Dios no siempre fue agradable, por lo que Dios le pedía. Sin embargo, como Jesús, la voluntad del Padre celestial fue su alimento.
Nuestra Señora, que también nuestro alimento sea hacer la voluntad del Padre celestial.
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Los cinco minutos de María
Noviembre 22
Podemos imaginarnos, como lo han hecho los santos y santas, y los artistas cristianos, que María se recluía con frecuencia en su humilde casa de Nazaret, para entregarse a la oración y la alabanza a Yahvé.
Seguramente ninguna alabanza sería más grata a la divina Majestad que la oración ferviente de aquella jovencita de Nazaret.
Tan agradable fue aquella oración, que Dios envió al ángel Gabriel con un saludo jamás oído y nunca recibido por criatura alguna humana: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,28).
Nuestra Señora, que cuidemos la gracia de Dios en nuestro corazón.
* P. Alfonso Milagro
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Los Cinco Minutos de María
Los que no conocen el infierno, los que no tienen miedo de él son los verdaderos devotos de la Virgen María.
Los santos nos hablan de que la devoción a la Virgen María es prenda segura de salvación, que aquel por quien la Virgen interponga su valimiento, está seguro de su salvación.
María es el cielo de Dios; quien se acerca a María, se acerca al cielo.
Nuestra Señora se mostró en la cruz fuerte, fiel y abierta a la acogida maternal universal.
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Los cinco minutos de María
Vivir en gracia de Dios es vivir ya en el cielo, pues es vivir en Dios, que es la causa eterna de la felicidad.
A María Santísima la invocamos como “Madre de la divina gracia”; de ella esperamos conseguir la santidad de vida y la pureza de costumbres que nos hagan merecedores de la gracia divina, don sobrenatural otorgado por la infinita bondad del Señor del que la celestial Señora puede disponer y capacitar nuestra alma para recibir tan privilegiado regalo.
Nuestra Señora, que esperaste con toda la Iglesia la plenitud del Espíritu Santo, que apreciemos y hagamos crecer sus dones en nosotros.
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Los cinco minutos de María
La Virgen se dio a sí misma y nos dio lo que amaba más que a su propia vida, su Hijo Jesús, porque nos amaba entrañablemente; ese amor fue el que la invitó a sufrir por nosotros y a entregar a su Hijo para que nosotros fuéramos salvados.
Su amor fue un amor sincero y por lo tanto oblativo; el que ama, se da; María nos amó como hijos y se nos dio como Madre.
Nuestra Señora de la entrega, concédeme darme sin medida a los que me rodean.
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Los cinco minutos de María
María en su adolescencia seguramente había trazado para sí un hermoso proyecto de vida, similar al de tantas jovencitas de su pueblo.
Pero Dios modificó ese proyecto y, conservando milagrosamente su virginidad, hizo que su vida y su misión personal se centraran en su maternidad divina.
María aceptó la voluntad de Dios que cambiaba sus planes personales, y se entregó plenamente a lo que Dios quería de ella.
Nuestra Señora de los que siguen a tu Hijo Jesús, que estemos dispuestos a ceder nuestros planes, para aceptar los planes de Dios.
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Los cinco minutos de María
En la tradición de Israel las corrientes de agua son un símbolo de la vida que Dios da a su pueblo, especialmente en los tiempos mesiánicos anunciados por los profetas.
Cuando María llevaba su cántaro a la fuente para llenarlo de agua refrescante, llevaría al Niño Jesús consigo e iría pensando quizá este tema tan querido para su pueblo, y podemos pensar que se lo comentaría a Jesús.
Con el correr de los años María se iba a ver colmada por el agua de la vida que brotaría del misterio de la muerte y resurrección de Jesús, Pascua de la Nueva Alianza y realización plena de los símbolos y anuncios proféticos sobre su vida.
Nuestra Señora de Nazaret, llena el cántaro de nuestro corazón con el agua de la vida nueva que brota de la Pascua de Cristo.
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Los cinco minutos de María
Noviembre 28
El ángel saludó a María como “llena” de gracia. Dios concedió a la que iba a ser Madre de su Hijo esa plenitud de gracia desde el primer instante de su existencia, pero esa gracia también creció hasta alcanzar un grado que no puede llegar a comprender la mente humana.
Los cristianos también estamos llamados a crecer en la gracia y en la virtud, expandirlas y comunicarlas.
María, Virgen fiel, concédenos crecer en gracia y ser fieles administradores de los dones recibidos para bien del Reino de Dios.
* P. Alfonso Milagro
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Los cinco minutos de María
Noviembre 29
Cristo es el que te pide que en la vida llegues a ser fermento que haga levantar la masa, que la haga apta para formar un pan capaz de apagar el hambre del mundo de hoy.
La función y misión personal de María es esencialmente maternal: hace posible la vida de Cristo en nosotros. Como Madre nuestra, nos la da diariamente -y nos la aumenta-, de suerte que cada día vamos viviendo más y mejor.
María, que comuniquemos a los hombres la vida divina y seamos así “fermento” en la masa de la humanidad.
* P. Alfonso Milagro
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Los cinco minutos de María
Has de considerar que la Virgen, que participó en la cruz de Jesús, participó también en la glorificación de su Hijo resucitado por el poder del Padre. Ella es nuestra Madre no sólo desde la cruz sino desde la resurrección. La vida de la gracia brota, al mismo tiempo, de la muerte y la resurrección de Cristo: único e inseparable misterio de amor.
María, siendo de modo inseparable la Madre del crucificado y resucitado, es Madre de todos los hijos de Dios, nacidos de la Pascua de Jesús.
María vivió en su corazón el gozo de la resurrección y sus entrañas exultaron de júbilo por el triunfo del resucitado.
Madre nuestra, te decimos con la Iglesia: Reina del cielo, alégrate, aleluya, porque Cristo a quien llevaste en tu seno, aleluya, ha resucitado según su palabra, aleluya. Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
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