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Los Cinco Minutos de María
María Santísima es la Reina de todos los santos, a todos ellos los supera en gracia de virtud y santidad.
Por eso, si a los siervos de Dios los llamamos "santos", a ella la distinguimos con el superlatívo: "Santísima".
Es, pues, hoy la fiesta de todos los santos, pero en particular de la más santa de todos ellos: la Santísima Virgen María.
Nuestra Señora de la Fidelidad a la ley, pues la cumplió puntualmente y con espíritu de amor.
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Los Cinco Minutos de María
Ante el pensamiento de la muerte, debemos recordar que el alma del hombre es un vaso que sólo se llena de eternidad.
Al pie de la cruz estuvo su Madre Santísima con su Corazón lleno de pena, traspasado por la espada del dolor más acerbo, viendo morir a su Hijo. Allí ella recibió en sus brazos el cuerpo muerto de su Hijo Jesús; nadie sufrió como ella. Ella puede darnos a nosotros las pautas para nuestros momentos de dolor.
Suframos, lloremos si es preciso, pero siempre abierto nuestro espíritu a la esperanza.
Nuestra Señora de la audacia para subir al Calvario y estar de pie junto a la cruz.
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Los Cinco Minutos de María
Cuando María Santísima presenció la muerte de su Hijo, no perdió la fe, no olvidó sus palabras y sus promesas; esperó su resurrección, que cambió la derrota en triunfo, las lágrimas en sonrrisas, el dolor en alegría, las tinieblas en luz.
No lo olvide el cristiano: el término final no son los brazos de la cruz, sino la gloria de la resurrección final.
Nada debe alentarse tanto en las pruebas como esta idea de luz.
"Nuestra Señora de América, que vive tu devoción, arraigada en lo
más íntimo de su ser" (Juan Pablo II)
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Los cinco minutos de María
Siempre es la Palabra de Dios la que da sentido a la vida.
Cuando la Virgen María recibe la Palabra de Dios, dialoga con el ángel en un clima de absoluta serenidad.
En este mundo cargado de tensiones, en esta vida “sin tiempo”, encontremos como María, serenidad en Dios, en su Palabra.
Que nuestra vida gire también siempre en la órbita de Dios.
Señora, te ofrecemos toda nuestra vida como propiedad tuya y te rogamos nos muestres el camino de la serenidad en la aceptación de la voluntad divina.
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Los cinco minutos de María
Los Padres de la Iglesia nos dicen que la Virgen María concibió al Señor por la fe en su corazón antes que en sus entrañas. Su maternidad tiene sentido por la fe y su entrega al plan de Dios. En su vida acogió también las palabras de su Hijo que anunció un Reino superior a los lazos de la carne y de la sangre y declaró “dichosos” a los que, como ella, escuchan la Palabra de Dios y la practican (Lc 11, 27-28).
María vivió en la fe las obras realizadas en su persona por Dios y los acontecimientos de la vida de Jesús que superaban su comprensión. Así también ella avanzó en el camino de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz, donde Jesús la hizo madre del discípulo y, en él, de todos nosotros, con estas palabras: “Mujer, aquí tienes a tu hijo” (Jn 19,26).
Nuestra Señora de la fe, aumenta nuestra fe y nuestra docilidad al plan de Dios, sobre todo cuando aparece la cruz.
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Los cinco minutos de María
No puedo menos de pensar en la grandeza, la bondad y la hermosura de Dios. Mi entendimiento no puede comprenderlo, ni abarcarlo, sino apenas rastrear sus maravillas.
Y si Dios es así infinitamente hermoso en sí mismo, no lo es menos en las obras de sus manos. Él hizo a la Santísima Virgen y la hizo tan maravillosamente grande y hermosa que supera con creces cuanto podamos nosotros imaginar. La hizo Virgen y Madre llena de bondad.
Quiso hacer de ella su obra de arte predilecta y así le salió, como nadie podía soñar, como sólo él la pudo inventar.
Virgen María, te alabamos con la liturgia: “Pureza inmaculada, espejo del Señor… ¡Oh fuente de gracia unida al Redentor! Belleza sin mancilla, encanto virginal, tú eres la alegría, la gloria del mortal”
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Los cinco minutos de María
La Virgen María se dejó guiar en su vida por las luces de la fe. Ella se movió en todo por las inspiraciones de la gracia y por las mociones e impulsos de los dones del Espíritu Santo.
Si nosotros queremos adelantar por el camino de la santidad, seamos dóciles a la voz del Espíritu que resonará en nuestro interior.
Nuestra Señora del Evangelio, haznos dóciles a la Palabra y conviértenos en anunciadores de la Buena Noticia para nuestros hermanos.
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Los cinco minutos de María
Noviembre 8
A nadie podríamos proponer como ejemplar de vida espiritual que estuviese a la altura de la Virgen María. Ella vivió en la mayor intimidad, en lo más secreto de su Inmaculado Corazón, su relación personal con Dios; allí en su purísimo Corazón y en la paz de su alma bendita adoró a la augusta Trinidad.
Allí, en lo secreto de nuestro corazón, es donde nosotros deberemos amar y servir a Dios: luego saldrá a lo exterior, pero como una consecuencia de lo que vivimos dentro.
Nuestra Señora del silencio, concédenos un corazón limpio habitado por Dios Padre que está en lo secreto, ve en lo secreto y da su recompensa.
* P. Alfonso Milagro
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Los cinco minutos de María
Noviembre 9
La Virgen María vivió en profundidad la palabra recibida en el corazón y estuvo siempre iluminada por el Espíritu Santo. Pero fue una mujer lúcida y libre que realizó un discernimiento permanente de la voluntad de Dios. Así lo podemos entrever en la anunciación del ángel, en la profecía de Simeón, en la búsqueda angustiosa de Jesús en Jerusalén, en la huida a Egipto, en la escucha de las palabras de su Hijo cuando anuncia el Reino, en la inmolación de sí misma unida al sacrificio de la cruz, y en la espera orante de la venida del Espíritu después de la resurrección.
Puedes advertir, pues, que la fe de María incluyó una colaboración consciente y activa a la persona y a la obra de Jesús y que no fue un instrumento pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó a la salvación de los hombres con obediencia y libertad de corazón.
María, Madre de Jesús, aumenta nuestra fe, ilumina nuestra libertad y renueva nuestra colaboración activa en el plan de salvación de Dios.
* P. Alfonso Milagro
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Los cinco minutos de María
Noviembre 10
En la Virgen María podemos admirar muchas cosas, pero lo que más sobresale es su Corazón de Madre, su amor a Dios y a los hombres, amor simbolizado en su Corazón.
Hablar, pues, del Corazón de María es hablar del amor de María y hablar del amor de María es hablar de María como Madre de Dios y de los hombres.
El amor de la Virgen María por nosotros surge de una fuente inagotable, pues nos amó por Dios y para Dios.
Señora y Madre nuestra, concédenos ser como tú: “toda de Cristo y con Él toda servidora de los hombres”
* P. Alfonso Milagro
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Los cinco minutos de María
Para llevar una vida testimonialmente cristiana, podemos fijarnos en la Virgen María, que fue modelo de todas las virtudes; el Evangelio nos dice que María no sólo escuchó la Palabra de Dios, sino que la cumplió y la vivió; en todo cumplió la voluntad de Dios; por eso fue santa y santísima.
Ojalá nosotros los cristianos imitemos los ejemplos de santidad que nos dio la Virgen Santísima; para ello será preciso que conozcamos bien la vida de María; para conocerla, habrá que leer o escuchar algo sobre ella; es lo que estamos haciendo ahora.
Señora Nuestra, concédenos un corazón limpio para conocerte mejor y amarte siempre más.
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Los cinco minutos de María
Después de Jesucristo, nadie ha sufrido tanto como la Santísima Virgen María. La piedad cristiana la suele denominar “la Dolorosa”, o la Virgen de los Dolores, o la Reina de los mártires. Y se la suele representar con su Corazón atravesado por siete espadas.
María al pie de la cruz es la imagen más sublime del dolor humano; una Madre que ve morir a su Hijo; cuando ese Hijo es nada menos que Dios y esa Madre es la Madre de Dios, el dolor no tiene límites.
El Corazón de María fue el Corazón que más sufrió, porque fue el Corazón que más amó.
Concédenos, Virgen Santa, comprender que para seguir a tu Hijo Jesús tenemos que tomar la cruz y ofrecer nuestra vida.
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Los Cinco Minutos de María,
13 de Noviembre
Si quieres conseguir un boleto de entrada en el cielo, fomenta en tí la verdadera y profunda devoción a la Virgen María.
Ella es la Puerta del cielo; quien desee entrar en el cielo, ineludiblemente debe pasar por esa puerta.
Los santos padres de la Iglesia llamaron a María "la prenda segura de la salvación"; nunca jamás se ha oído que añgún verdadero devoto de María haya sido abandonado por ella; animados por esa confianza, acudamos a María seguros de que no seremos desechados, sino que seremos recibidos y salvados por ella.
Nuestra Señora con su Magníficat anuncia el nuevo Evangelio de Jesucristo; es el preludio del Sermón de la Montaña.
*P. Alfonso Milagro
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Los cinco minutos de María
El pensamiento afectuoso que cada día ofrecemos a la Virgen en estos cinco minutos con ella, teniéndola presente en nuestra vida, esforzándonos por imitarla en todas nuestras obras, nos elevará sobre todas las cosas de este mundo y nos capacitará y dispondrá para mirar al cielo y vivir de un modo diferente.
Encontraremos a la Estrella de los cielos, la dulce Virgen María, que ilumina y marca el camino para llegar allá, donde ella está.
Virgen María, estrella de la mañana, haz que caminemos en la vida como hijos de la luz nacidos de la Pascua de Jesucristo.
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Los cinco minutos de María
Noviembre 15
El Evangelio debe ser la norma de tu conducta, el fundamento de tus criterios, la escala de tus valores, al fin y al cabo el Evangelio es Cristo viviendo, enseñando, muriendo, resucitando y salvando a los hombres de todos los tiempos.
En el Evangelio hallamos a su Madre Santísima, la Virgen María. Allí se nos narran las virtudes de la Virgen, ya en su vida privada de Belén y de Nazaret, ya en la vida pública y apostólica de Jesús. Su humildad, su sencillez, su silencio y mansedumbre, su disponibilidad a la voluntad de Dios trazan lo que podríamos llamar “el evangelio mariano”.
María del Evangelio, conviértenos en anuncio viviente del Reino.
* P. Alfonso Milagro
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