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Lecturas de hoy Lunes de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 10 de febrero de 2020
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (8,1-7.9-13):
En aquellos días, Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a los jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el Arca de la Alianza del Señor desde la Ciudad de David (o sea Sión). Todos los israelitas se congregaron en torno al rey Salomón en el mes de Etanín (el mes séptimo), en la fiesta de los Tabernáculos. Cuando llegaron los ancianos de Israel, los sacerdotes cargaron con el Arca del Señor, y los sacerdotes levitas llevaron la Tienda del Encuentro, más los utensilios del culto que había en la Tienda. El rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel reunida con él ante el Arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes. Los sacerdotes llevaron el Arca de la Alianza del Señor a su sitio, el camarín del templo, al Santísimo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines extendían las alas sobre el sitio del Arca y cubrían el Arca y los varales por encima. En el Arca sólo había las dos Tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con los israelitas al salir del país de Egipto, y allí se conservan actualmente. Cuando los sacerdotes salieron del Santo, la nube llenó el templo, de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo. Entonces Salomón dijo: «El Señor quiere habitar en las tinieblas; y yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para siempre».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 131, 6-7. 8-10
R/. Levántate, Señor, ven a tu mansión
Oímos que estaba en Éfrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies. R/.
Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,53-56):
En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio de hoy lunes, 10 de febrero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf
Queridos hermanos, paz y bien.
Comenzamos las reflexiones de esta semana contemplando el arca de la alianza en el templo de Jerusalén, por un lado, y por otro, a Jesús en camino.
El templo de Jerusalén era un lugar de peregrinación, alrededor del cual se reunían los fieles. Un símbolo, el símbolo mucho tiempo esperado. La culminación del éxodo, de la liberación del pueblo de Israel, y la llegada a la tierra prometida. Y depositar en este templo el Arca de la Alianza era el culmen, tan largamente esperado. Ofrendas, sacrificios, bailes, cánticos… Un gran día de fiesta, sin duda.
La superación del templo de Jerusalén, su culminación, fue Jesús. Todo lo que el templo representaba en el Antiguo Testamento, lo encarna Jesús en el Nuevo. Lo vemos en este pasaje evangélico de hoy. Su fama se ha extendido, y todos quieren verlo, y que sane a los enfermos. Se arremolinan a su alrededor. Y Jesús se pone a ello, como siempre, en cuerpo y alma. Basta con tocar el borde de su manto para ser sanado.
Los hebreos reconocían la presencia divina en las Tablas de la Ley, guardadas en el Arca y por ello respetaban el templo y acudían allí a orar. Hoy no necesitamos un lugar concreto para dar gloria a Dios. Gracias a Él, en todas partes podemos encontrarlo. Por supuesto que hay lugares sagrados, las iglesias, las capillas, pero es posible adorarlo en cualquier lugar. Es un buen día para plantearse con qué ánimo y dónde busco a Jesús. ¿Lo busco siempre, en todos los momentos de mi vida, o solo cuando me encuentro mal? ¿Lo veo presente en los acontecimientos de mi vida? ¿Comienzo la jornada en su presencia, con una oración? Que no se nos olvide. Aprovechemos que Dios se encuentra siempre cerca de nosotros.
Que no se nos olvide, por otra parte, que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. Tenemos que cuidarlo, evitar aquello que nos perjudica, y dar gracias por todo lo que podemos hacer. Hay cosas que nos dañan, y hay otras que nos ayudan. Cada uno sabe lo que es. E, igual que vamos al médico cuando nos duele algo, podemos ir al sacramento de la Reconciliación, si tenemos dolor en el alma.
Hoy celebramos la memoria de santa Escolástica, hermana de san Benito. Aquí puedes leer algo de su vida. Un ejemplo para todos nosotros.
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.
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Lecturas de hoy Martes de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, martes, 11 de febrero de 2020
Lectura del primer libro de los Reyes (8,22-23.27-30):
En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo: «¡Señor, Dios de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia. Aunque, ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido! Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo. Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio! Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú, desde tu morada del cielo, y perdona.»
R/. ¡Qué deseables son tus moradas,
Mi alma se consume y anhela
retozan por el Dios vivo. R/.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Dichosos los que viven en tu casa,
Fliate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido. R/.
Vale más un día en tus atrios
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,1-13):
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos (los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.»
Comentario al Evangelio de hoy martes, 11 de febrero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf
Queridos hermanos, paz y bien.
“Ubi societas, ibi ius”, decían los latinos. Donde hay un grupo social, ahí hay normas. Y las normas, en el tiempo de Jesús, eran muchas y muy estrictas. Resultaba complicado cumplirlas todas. Incluso, muchas habían perdido el significado o sentido que tenían cuando se instauraron. Basta recordar, siquiera brevemente, el origen del “sabath”, del descanso del sábado, recuerdo y agradecimiento por la liberación de la esclavitud en Egipto, y que había acabado transformándose en una nueva esclavitud.
Jesús vino a dar sentido a todas las normas. No vino a derogarlas, sino a colmarlas de significado. Y eso se nota en algunos momentos de manera especial. Hoy y mañana va a discutir sobre algunas costumbres que se habían convertido en “excusas” para eludir los deberes que el sentido común y las relaciones familiares generan.
Claro que hay que lavarse las manos antes de comer. Sobre todo, en los tiempos del “coronavirus”. Y lavar los platos y los cubiertos. Claro que hay que ayudar a la Iglesia, los donativos son necesarios. Pero no se puede poner por encima de las obligaciones de los hijos con los padres, por ejemplo. Si se pierde de vista el significado profundo de la norma, o si la cumplimos con una finalidad espuria, entonces estamos faltando a la misma norma. No se puede jugar con las personas. Tenemos que hacer lo que tenemos que hacer, porque tenemos que hacerlo. No para que nos vean, no para que piensen que somos buenos, ni para aparentar. Hay que hacer las cosas, como se solía decir antes, “por el amor de Dios”, Y, entonces, todo irá bien.
Hoy celebramos la memoria de Nuestra Señora de Lourdes. . Pinchando aquí puedes leer algo de la historia de esta fiesta. Es el día de los enfermos; en las iglesias se suele impartir el sacramento de la Unción de Enfermos. Oremos por los que carecen de salud, y también por sus cuidadores. Que sientan cerca el consuelo del Señor, y que sumen sus dolores al sufrimiento de Cristo, para contribuir al crecimiento del Reino de Dios.
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.
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Lecturas de hoy Miércoles de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 12 de febrero de 2020
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (10,1-10):
En aquellos días, la reina de Sabá oyó la fama de Salomón y fue a desafiarle con enigmas. Llegó a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes y oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le propuso todo lo que pensaba. Salomón resolvió todas sus consultas; no hubo una cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver.
Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada y dijo al rey: «¡Es verdad lo que me contaron en mi país de ti y tu sabiduría! Yo no quería creerlo; pero ahora que he venido y lo veo con mis propios ojos, resulta que no me habían dicho ni la mitad. En sabiduría y riquezas superas todo lo que yo había oído. ¡Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos que están siempre en tu presencia, aprendiendo de tu sabiduría! ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia!»
La reina regaló al rey cuatro mil quilos de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca llegaron tantos perfumes como los que la reina de Saba regaló al rey Salomón.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 36,5-6.30-31.39-40
R/. La boca del justo expone la sabiduría
Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho, como el mediodía. R/.
La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho:
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan. R/.
El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva,
porque se acogen a él. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,14-23):
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.»
Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 12 de febrero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf
Queridos amigos, paz y bien.
Siguen las explicaciones de Jesús, para que se le entienda de forma correcta. Para que las normas tengan sentido, para devolver el significado que, con el paso del tiempo, muchas habían perdido.
Y también quiere que pensemos más en nosotros y menos en los demás. Todos los que se oponían a Jesús estaban pendientes de Él, observándole, y buscando cómo atacarle. No tenían ninguna capacidad de reflexión, de autocrítica. Como los adolescentes, no escuchaban lo que Jesús decía. Lo rechazan simplemente porque lo decía Jesús.
Palabras, las de Cristo, pronunciadas hace más de 2000 mil años, pero que siguen siendo muy actuales. Nos cuesta mucho mirar en nuestro interior, y aceptar nuestros errores, nuestras culpas. No sabemos, o no queremos reconocer el motivo profundo de lo que hacemos. Las motivaciones siempre hay que depurarlas. Es bueno pararse, pensar en el motivo que nos lleva a hacer algo.
Estaría muy bien, al final del día, hacer un examen de conciencia. Pensar en lo que hemos hecho, a lo largo de la jornada, y por qué y para qué lo hemos hecho. Dar gracias a Dios por lo bueno que hemos vivido, por el bien que hayamos podido hacer, y pedir perdón por lo que hayamos hecho mal, o por lo que no hayamos hecho. Y si hemos obrado con aviesa intención, por quedar bien o por aparentar, hacer propósito de enmienda, y, como decíamos ayer, procurar hacer todo “por el amor de Dios”.
Quizá nosotros no seamos tan sabios como Salomón, pero podemos avanzar por el camino de la sabiduría, revisando nuestra vida y sabiendo leer nuestras motivaciones. Y, con humildad, reconocer que no siempre lo hacemos todo bien. La sabiduría es un don de Dios, conviene pedirla a menudo. A no ser que lo sepas ya todo. Que me extraña mucho…
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.
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Lecturas de hoy Jueves de la 5ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, jueves, 13 de febrero de 2020
Lectura del primer libro de los Reyes (11,4-13):
Cuando el rey Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras dioses extranjeros; su corazón ya no perteneció por entero al Señor como el corazón de David, su padre. Salomónón siguió a Astarté, diosa de los fenicios, y a Malcón, ídolo de los amonitas. Hizo lo que el Señor reprueba; no siguió plenamente al Señor como su padre David. Entonces construyó una ermita a Camós, ídolo de Moab, en el monte que se alza frente a Jerusalén, y a Malcón, ídolo de los amonitas. Hizo otro tanto para sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y sacrificaban en honor de sus dioses. El Señor se encolerizó contra Salomón, porque había desviado su corazón del Señor Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y que precisamente le había prohibido seguir a dioses extranjeros; pero Salomón no cumplió esta orden.
Entonces el Señor le dijo: «Por haberle portado así conmigo, siendo infiel al pacto y a los mandatos que te di, te voy a arrancar el reino de las manos para dárselo a un siervo tuyo. No lo haré mientras vivas, en consideración a tu padre David; se lo arrancaré de la mano a tu hijo. Y ni siquiera le arrancaré todo el reino; dejaré a tu hijo una tribu, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, mi ciudad elegida.»
R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo
Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo,
visítame con tu salvación. R/.
Emparentaron con los gentiles,
y cayeron en sus lazos. R/.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,24-30):
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo: «Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella replicó: «Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.»
Él le contestó: «Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija». Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 13 de febrero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf
Queridos amigos, paz y bien.
Seguro que no era fácil estar al lado de Jesús. Los Discípulos estaban acostumbrados a vivir según unas normas claras. Pero para Él no había nada sagrado, sino Dios. Antes que la norma muerta, lo primero, la persona. Sobre todo, los más débiles.
Incluso después de la muerte y resurrección de Jesús, cuando la Iglesia daba sus primeros pasos, eran frecuentes las discusiones sobre lo que se podía o no se podía hacer. Para eso se celebró el Concilio de Jerusalén (Hechos de los apóstoles, cap. 15), para decidir cómo debían vivir los cristianos. Sin imponer más normas que las estrictamente necesarias. En diálogo y escuchando a todos. Buen ejemplo para resolver las nuevas situaciones.
En tiempos de Jesús también había problemas territoriales. No se llevaban bien entre sí los vecinos, y no parecía fácil que se pudieran arreglar las cosas. Con esta situación se enfrentó la mujer sirofenicia. Sabiendo que Jesús puede curar a su hija, se acerca a Él, para implorarle. Y la respuesta de Jesús hubiera bastado para desanimar a cualquiera. Pero no a una madre desesperada. Tan bien argumentó, que a Jesús no le quedó más remedio aceptar sin discusiones. Porque la fe todo lo puede, sobrepasa barreras, fronteras y prejuicios.
Nosotros quizá todavía estamos limitados por nuestra percepción del mundo, a veces demasiado estrecha. Los discípulos de Jesús estamos llamados a ser continuadores de su modo de vida. A “revolucionar” nuestras relaciones humanas. Dar pasos concretos hacia los otros, hacia los que tenemos más cerca, pero también hacia aquellos nuevos horizontes que nos dan miedo. Animarse a hacer algún voluntariado, colaborar con alguna asociación, ayudar a alguna persona con problemas de movilidad, por ejemplo. Porque la fe ha de vivirse en un marco concreto, cercano, y a la vez universal. Ecuménico. Católico. Como Jesús.
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.
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Lecturas de hoy Santos Cirilo, monje, y Metodio, obispo
Hoy, viernes, 14 de febrero de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,46-49):
En aquellos días, Pablo y Bernabé dijeron a los judíos: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 116,1.2
R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-9):
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy viernes, 14 de febrero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf
Queridos hermanos, paz y bien.
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio. Sabemos lo grande que es el mundo. Cada día más, como podemos comprobar en persona, en muchas ocasiones. Todo lo que ocurre en una parte, lo vemos en directo. Al instante.
El mundo en tiempo de Jesús no era tan grande. No se conocía América, por ejemplo. Pero hacía falta que la Buena Nueva se extendiera. Y para eso, desde el principio, se rodeó de colaboradores. Qué suerte poder estar al lado de Jesús, ver cómo se relacionaba con todos y cómo a cada uno le dedicaba su tiempo y su atención.
Cuando consideró el Maestro que ya estaban preparados, los envía. Y las condiciones del envío son draconianas. En palabras llanas, “con lo puesto”. Porque los destinatarios no debían ver grandes medios en la difusión del mensaje. La Buena Nueva se propaga por la propia fuerza del mensaje, por el testimonio de los evangelizadores y por la gracia del Espíritu Santo.
A los evangelizadores del siglo XXI, se nos pone la carne de gallina al pensar en hacer las cosas con esa sencillez. Si no puedes dar una fotocopia, si no tienes una proyección en pantalla grande, o si falta un aparato de música, parece que no es posible hacer nada. Quizá nos falta la confianza, o nos falla el testimonio personal. Quizá no nos damos cuenta de que, por poco que sea, sabemos de Jesús mucho más que esos primeros enviados. Puede que no nos creamos capaces de dar testimonio. Es con nuestra vida, la mayoría de las veces, y con nuestra palabra, en ocasiones, como podemos decir al mundo que se puede vivir de otra manera. Hacen falta testigos, personas que sean modelos de vida para otros. Porque el Espíritu del Señor está sobre cada uno de nosotros. Y Él nos hará “luz de los gentiles”.
Hoy no es jueves, pero es un buen día para pedir al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Que buena falta hace. Recemos por las vocaciones a la vida religiosa y al sacerdocio. Para que sean muchas y santas, y sigan llevando al mundo entero el Mensaje de Jesús.
Muchos lugares celebran hoy a san Valentín. Los católicos recordamos en esta fecha a dos verdaderos “misionerazos”, Cirilo y Metodio. Aquí puedes leer algo de sus vidas. A los que vivimos y trabajamos en Rusia, nos son santos muy cercanos. Con su alfabeto, el cirílico, vimos, nos movemos y existimos. Y ellos supieron adaptarse a lo que el medio les pedía.
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.
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Lecturas de hoy Sábado de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 15 de febrero de 2020
Lectura del primer libro de los Reyes (12,26-32;13,33-34):
En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros: «Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá.»
Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: «¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!»
Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido. Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo deseaba lo consagraba sacerdote de los altozanos. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.
Sal 105, 6 7a. 19-20. 21-22
R/. Acuérdate de mí, Señor,
Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas. R/.
En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R/.
Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el pais de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R/.
Lectura del Evangelio según san Marcos (8,1-10):
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discipulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente; llevan ya tres dias conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.»
Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aqui, en despoblado, para que se queden satisfechos?»
Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete.»
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discipulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Comentario al Evangelio de hoy sábado, 15 de febrero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf
Queridos hermanos, paz y bien. Terminamos la semana como la empezamos, contemplando a Jesús ocupándose de los que más lo necesitan. No se conforma solo con hablar de lo que significa el Reino de Dios, sino que procura que a sus oyentes no les falte de nada. Alimento espiritual y alimento corporal. Porque la salvación de la persona es íntegra, no se puede separar el alma del cuerpo.
A Jesús le da lástima de la gente. Aquí se puede ya hacer una primera pregunta, ¿tengo yo compasión de la gente? ¿Me preocupo por los que tengo alrededor?
Cristo quiere que las cosas mejoren, que les vaya bien, que no pasen hambre. Y se lo cuenta a los Discípulos. Y pretende que sus amigos ayuden, que les den de comer ellos. A los Discípulos les resulta imposible. Mucha gente, en un lugar despoblado. Pero se produce el milagro. De lo poco que tienen, comen todos. Es cuestión de compartir. Segunda pregunta, ¿comparto lo que tengo, sea poco o mucho? ¿Ayudo con mis capacidades, o soy de los que creen que “en comunidad, no muestres tu habilidad”?
Comen, quedan satisfechos, y recogen siete canastos. Y después sigue su camino. Como se dice ahora, sale de su zona de confort. Quizá a esto se refiere el papa Francisco, al hablar de la “Iglesia en salida”. Va a llevar la Buena Noticia a todos los que lo necesitan. Tercera pregunta. ¿Me cuesta mucho salir de mí, ir al encuentro de los otros, hablar de lo que a mí me llena? ¿Soy capaz de hablar de Cristo en mi entorno, en mi trabajo, en mi universidad…? Esto lo podemos hacer con nuestras palabras, o con nuestras obras. Pero hay que hacerlo. Hay que compartir lo que tenemos, y hacerlo con valentía, como Jesús.
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.
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Lecturas de hoy Domingo 6º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 16 de febrero de 2020
Lectura del libro del Eclesiástico (15,16-21):
SI quieres, guardarás los mandamientos
y permanecerás fiel a su voluntad.
Él te ha puesto delante fuego y agua,
extiende tu mano a lo que quieras.
Ante los hombres está la vida y la muerte,
y a cada uno se le dará lo que prefiera.
Porque grande es la sabiduría del Señor,
fuerte es su poder y lo ve todo.
Sus ojos miran a los que le temen,
y conoce todas las obras del hombre.
A nadie obligó a ser impío,
y a nadie dio permiso para pecar.
Sal 118,1-2.4-5.17-18.33-34
R./ Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
V/. Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.
V/. Tú promulgas tus mandatos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus decretos. R/.
V/. Haz bien a tu siervo: viviré
ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu ley. R/.
V/. Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón. R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,6-10):
Hablamos de sabiduría entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido, pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino que, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman».
Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,17-37):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas:
no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.
Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.
Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehenna” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.
Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”.
Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.
Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio.
También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.
Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».
Comentario al Evangelio de hoy domingo, 16 de febrero de 2020
Más allá de la letra de la ley: el espíritu del amor
En la Iglesia hemos vivido muchas veces pendientes de la ley. Cuando éramos pequeños, nos enseñaron el catecismo y, en aquellos tiempos, de memoria aprendimos los mandamientos de la ley de Dios, los mandamientos de la Iglesia y muchos otros. Sabíamos que eran las normas básicas por las que se debía regir nuestra vida. Hacer lo contrario estaba mal, era pecado. Había que confesarse de esas cosas. Pero lo malo es que no nos explicaron la razón por la que debíamos obedecer aquellas leyes, cuál era la motivación, la causa. Y mucho menos nos explicaron qué había que hacer en los muchos casos que nos encontraríamos en la vida de los que la ley no decía nada.
Las lecturas de hoy, sobre todo el Evangelio, nos sitúan frente a lo más básico de la ley. En realidad la ley no es más que una andadera, un taca-taca, como los que usan a veces los ancianos. Ayuda a caminar pero la persona es la que tiene que decidir hacia dónde quiere dirigirse. No se trata de hacer esto o de no hacer lo otro simplemente porque está prohibido o porque la ley dice que se haga. Hay que levantar los ojos más allá de la letra de la ley y, como dice la primera lectura del libro del Eclesiástico, darnos cuenta de que lo que tenemos delante es la decisión básica por la muerte o la vida: “ante ti están puestos fuego y agua, echa mano de lo que quieras”. En el fondo, somos libres para tomar nuestras propias decisiones. Y en nuestras decisiones nos jugamos cómo queremos vivir. Si queremos vivir para la vida o si queremos vivir como muertos. Si queremos vivir en el amor, la fraternidad, la familia de los hijos de Dios o si queremos vivir en la muerte del aislamiento, el egoísmo... Esa decisión es nuestra y la vamos haciendo realidad en nuestra vida. Cada vez que ayudamos al hermano necesitado o luchamos por establecer la justicia, estamos optando por la vida. Cada vez que pensamos que no hay razón para preocuparse de los demás, que cada uno en su casa y que ocupado en mis cosas se vive mejor, estamos optando por la muerte. Nos morimos porque nos cerramos a la fraternidad, al amor y, por tanto, a Dios.
Esa opción nos lleva a cumplir algo más que la letra de ley. Es lo que Jesús nos dice en el Evangelio. Vale la pena leerlo con detención. Jesús nos dice que no basta con cumplir la letra de la ley. Hay que hacerlo de corazón. Porque no sólo mata el que clava el puñal. También mata el que odia. Hoy el Evangelio nos invita a vivir en plenitud la ley de Jesús que es la ley de amor.
¿Alguna vez me he encontrado con que no sabía qué decisión tomar porque la ley que me habían enseñado no decía nada al respecto? ¿Qué he hecho al final en esa situación? ¿He tratado de ser fiel al espíritu de Jesús? ¿He optado por la vida en mi forma de comportarme?
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Lecturas de hoy Lunes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 17 de febrero de 2020
Primera lectura
Comienzo de la carta del apóstol Santiago (1,1-11):
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus dispersas. Hermanos míos, teneos por muy dichosos cuando os veáis asediados por toda clase de pruebas. Sabed que, al ponerse a prueba vuestra fe, os dará constancia. Y si la constancia llega hasta el final, seréis perfectos e íntegros, sin falta alguna. En caso de que alguno de vosotros se vea falto de sabiduría, que se la pida a Dios. Dios da generosamente y sin echar en cara, y él se la dará. Pero tiene que pedir con fe, sin titubear lo más mínimo, porque quien titubea se parece al oleaje del mar sacudido y agitado por el viento. Un individuo así no se piense que va a recibir nada del Señor; no sabe lo que quiere y no sigue rumbo fijo. El hermano de condición humilde esté orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su pobre condición, pues pasará como la flor del campo: sale el sol y con su ardor seca la hierba, cae la flor, y su bello aspecto perece; así se marchitará también el rico en sus empresas.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 118,67.68.71.72.75.76
R/. Cuando me alcance tu compasión, viviré, Señor
Antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa. R/.
Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes. R/.
Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R/.
Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.
Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.
Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,11-13):
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy lunes, 17 de febrero de 2020
Juan Carlos Rodriguez, cmf
Queridos hermanos:
Impresiona ese “¿Por qué?” de Jesús acompañando su profundo suspiro.
Comencemos entrando en la escena. Puede ser saludable que dejemos resuene con fuerza el interrogante del Maestro y que nos interpele.
¿Por qué reclamamos signos? ¿Es que no nos fiamos? ¿No es de fiar este Maestro? ¿No es coherente su predicación? ¿No hay congruencia entre lo que dice y lo que hace? ¿Será que nos sentimos con derecho a reclamar, a exigir?
La pregunta de Jesús me hace pensar en lo que enseña el apóstol Pablo. Al escribir a los de Corinto, les dice que hay una tendencia propia de los judíos y otra de los griegos. Para creer en el mensaje los judíos quieren ver milagros y los griegos quieren un mensaje que suene razonable e inteligente (Cf 1 Co 1, 22).
Puede que esta sea la situación de esta orilla de nuestro mundo, de nuestra cultura, de nuestro tiempo también…
Los hay que piden signos. Ansían lo extraordinario, lo superespecial, lo llamativo, lo sensacional, lo milagroso… ¿Te sientes uno de ellos, cercano a ellos?
Los hay que reclaman razonabilidad y nivel intelectual. Sin estridencias, con mesura; tras sesudos estudios contrastados, plausibles… ¿Te sientes más cerca de estos?
Y la Palabra nos alerta, pues parece que el Maestro está en la otra orilla. Y su persona, su mensaje y su destino es escándalo y locura (Cf 1 Co 1, 23); fuerza de Dios y sabiduría de Dios, sí, pero desde el vértigo de la entrega, en la donación de la propia vida.
¿Por dónde caminan mi fe y la tuya? ¿Por el anhelo del milagro? ¿Por el prestigio del intelecto? ¿Por la razonabilidad? ¿Por el ‘maravillosismo’?
¿Qué pasa si Jesús no nos regala mas signo que el de su vida entregada? ¿No será que la verdadera confianza no reclama signos?
¿Seremos capaces de irnos tras El a la otra orilla: la del claro-oscuro de la fe, la del riesgo de la confianza, la de la apuesta del amor?
Vamos a hablarlo con El. ¿Os parece?
Vuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf
jcracmf@gmail.com
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Lecturas de hoy Martes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, martes, 18 de febrero de 2020
Lectura de la carta del apóstol Santiago (1,12-18):
Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la tentación al mal y él no tienta a nadie. A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y seduce; el deseo concibe y da a luz el pecado, y el pecado, cuando se comete, engendra muerte. Mis queridos hermanos, no os engañéis. Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni periodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.
Sal 93,12-13a.14-15.18-19
R/. Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor
Dichoso el hombre a quien tú educas,
dándole descanso tras los años duros. R/.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón. R/.
Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene;
cuando se multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son mi delicia. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,14-21):
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían mas que un pan en la barca.
Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»
Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.»
Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?»
Ellos contestaron: «Doce.»
«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»
Le respondieron: «Siete.»
Él les dijo: «¿Y no acabáis de entender?»
Comentario al Evangelio de hoy martes, 18 de febrero de 2020
Juan Carlos Rodriguez, cmf
Yo tampoco termino de comprender. Os lo confieso. Esta lógica del Maestro es bien extraña. Como especial resulta su modo de entender las cosas, como diferente es su manera de enfocar la vida.
Vamos con la “levadura” y la (in)comprensión.
Resulta que hay una “levadura” que fermenta la masa, pero que no es levadura limpia. Levadura farisea que vive del cumplimiento, del auto-centramiento; amasada con los méritos personales, con la autoconciencia de superioridad... Levadura herodiana que vive de la pulsión del poder, para el sometimiento, para la imposición, para mantener el ‘orden’… Esas “levaduras” son peligrosas, son dañinas, pero son enormemente seductoras…
Haremos bien en acoger el aviso del Maestro: “tened cuidado, tened mucho cuidado…”
En los signos del Maestro se puede descubrir que hay otra “levadura”; la que nace del reconocimiento de la propia carencia, de la propia necesidad; la que se mete en la masa de la confianza en la novedad que trae el Reino. Esa “levadura” fermenta y multiplica el pan para todos, el que se parte y se reparte, y llega y sobra…
Es la “levadura” nueva del Reino que viene como pura gratuidad en las manos del Maestro. Es la “levadura” nueva de la bendición que desciende sobre lo poco que somos y tenemos y fermenta en fraternidad, en inclusión, en un ‘nuevo’ orden…
Aunque sea sin acabar de entender, vamos a fiarnos del Maestro, vamos a acoger la novedad que trae.
Que su “levadura” nueva fermente la masa de nuestros corazones y nos haga pan partido y repartido para los demás.
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Lecturas de hoy Miércoles de la 6ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 19 de febrero de 2020
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (1,19-27):
Tened esto presente, mis queridos hermanos: sed todos prontos para escuchar, lentos para hablar y lentos para la ira. Porque la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere. Por lo tanto, eliminad toda suciedad y esa maldad que os sobra y aceptad dócilmente la Palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos, pues quien escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a aquel que se miraba la cara en el espejo, y apenas se miraba, daba media vuelta y se olvidaba de cómo era. Pero el que se concentra en la ley perfecta, la de la libertad, y es constante, no para oír y olvidarse, sino para ponerla por obra, éste encontrará la felicidad en practicarla. Hay quien se cree religioso y no tiene a raya su lengua; pero se engaña, su religión no tiene contenido. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 14,2-3ab.3cd-4ab
R/. ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo Evangelio según San Marcos (8,22-26):
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Le trajeron un ciego pidiéndole que lo tocase. Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: «¿Ves algo?»
Empezó a distinguir y dijo: «Veo hombres, me parecen árboles, pero andan.»
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró; estaba curado, y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a casa diciéndole: «No se lo digas a nadie en el pueblo.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 19 de febrero de 2020
Juan Carlos Rodriguez, cmf
Queridos hermanos:
¿No os parecen preciosos los encuentros con Jesús que se nos narran en la Palabra? Creo que son joyas para nuestro camino de creyentes.
Encuentro con Jesús. Sin esa realidad no hay fe, no hay seguimiento, no hay vida cristiana.
Encuentros. Cuando el Señor se cruza en nuestra vida… De eso nos habla la Palabra, ¿verdad?
Tu y yo somos ese “uno” que traen hasta el Maestro. Qué bueno poder poner nombre a aquellos que me acercaron a Él. Hoy repasamos con gratitud esos rostros concretos, con nombre y apellido. Y componemos un himno de alabanza por tanto „acercador“ anónimo y sencillo que existe a nuestro alrededor, en nuestras comunidades…
A ti y a mi el Señor nos tocó. Y no todo se dio de golpe. Hubo etapas en ese proceso nuestro de clarificación. Desde la oscuridad de la ceguera, pasando -quizá- por la mediocridad de los tonos en gris, hasta la viveza de claridad cuando la luz de fe es estallido multicolor que baña toda la realidad y todas las cosas del diario vivir...
Proceso de clarificación que es también un progresivo crecimiento en el conocimiento. Sí, porque los encuentros son siempre fuente que mana, regalo de gracia, que anima a seguir, que abre más el apetito…
Esas manos que se han ido posando sobre nuestros ojos… Y resulta que van quedando atrás el no entender nada, el hacerse todo cuesta arriba…
Qué alegría, qué gozo… cuando empezamos a distinguir: que no todo vale, que lo primero es el don, que se trata de corresponder, que a generosidad nunca le daremos alcance…
Necesitamos más encuentros con El. Para seguir distinguiendo, para que llegue un día en que desde la fe lo veamos todo con claridad.
Maestro, vuelve a poner tus manos sobre nuestros ojos. También hoy. Amén.
Vuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf
jcracmf@gmail.com
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Lecturas de hoy Jueves de la 6ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, jueves, 20 de febrero de 2020
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (2,1-9):
No juntéis la fe en Nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas. Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado. Al otro, en cambio: Estate ahí de pie o siéntate en el suelo. Si hacéis eso ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos? Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre. Y sin embargo, ¿no son los ricos los que os tratan con despotismo y los que os arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que denigran ese nombre tan hermoso que lleváis como apellido? ¿Cumplís la ley soberana que enuncia la Escritura: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo?» Perfectamente. Pero si mostráis favoritismos, cometéis un pecado y la Escritura prueba vuestro delito.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 33,2-3.4-5.6-7
R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha v lo salva de sus angustias. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo Evangelio según San Marcos (8,27-33):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.Y empezó a instruirlos: «El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días. Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Jesús se volvió, y de cara a los discípulos increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 20 de febrero de 2020
Juan Carlos Rodriguez, cmf
Queridos hermanos:
Qué bueno que para nosotros esta reiterada pregunta de Jesús no nos fastidie, ni nos hastíe, ni se nos antoje caduca. Aunque seamos una minoría en esta sociedad nuestra, la persona, la figura y el destino de Jesús nos siguen apasionando. (Y el Maestro lo sabe).
Qué bueno cuando acogemos su pregunta, una vez más, y sentimos que sabe a apertura de relación. Sí. Esa que el Maestro sigue queriendo establecer con nosotros: acercándose a nuestra vida concreta, iniciando diálogos que quieren recorrer caminos de amistad y de comunión, de adhesiones vitales y de respuestas libres.
Al Maestro le importa que le digamos si hoy también se habla de Él; cómo está considerado por la gente que tenemos alrededor… Si se lo figuran como gurú, como influencer, como coach… Si su huella, aunque bastante oculta -según parece-, se puede llegar a intuir en tantos corazones inquietos, insatisfechos, frustrados…
Y al Maestro, por supuesto, le sigue interesando que hoy le digamos quién está siendo El para nosotros. Y que se lo narremos con las fibras del corazón y que se lo cantemos con las melodías del alma; y que le señalemos a dónde se encaminan nuestros pies y a quiénes abrazan nuestras manos, y que le pongamos delante los nombres de aquellos a quienes colmamos de besos en su Nombre, movimos por lo que su presencia viva es y nos supone en el día a día.
Mirad. Vamos a decírselo.
Pero no con ortodoxas afirmaciones formales. No lo hagamos tampoco sin confesarle que, en ocasiones, ese estilo suyo de mesianismo, se nos hace costoso; que también –como a Pedro- nos tienta ser „políticamente correctos“ y funcionar con los criterios de la mundanidad. Así es; pero resulta que seguimos fascinados, cautivados y enamorados de su persona y de su estilo, y eso es lo que nos hace rectificar.
Maestro, ¡es que sin Ti no sabemos vivir!
Vuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf
jcracmf@gmail.com
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Lecturas de hoy Viernes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 21 de febrero de 2020
Lectura de la carta del apóstol Santiago (2,14-24.26):
De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta. Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.» Tú crees que hay un solo Dios; muy bien, pero eso lo creen tambien los demonios, y los hace temblar. ¿Quieres enterarte, tonto, de que la fe sin obras es inútil? ¿No quedó justificado Abrahán, nuestro padre, por sus obras, por ofrecer a su hijo Isaac en el altar? Ya ves que la fe actuaba en sus obras, y que por las obras la fe llegó a su madurez. Así se cumplió lo que dice aquel pasaje de la Escritura: «Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la justificación.» Y en otro pasaje se le llama «amigo de Dios.» Veis que el hombre queda justificado por las obras, y no por la fe sólo. Por lo tanto, lo mismo que un cuerpo sin espíritu es un cadáver, también la fe sin obras es un cadáver.
R/. Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R/.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
su recuerdo será perpetuo. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,34–9,1):
En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada, también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de su Padre entre los santos ángeles.»
Y añadió: «Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia.»
Comentario al Evangelio de hoy viernes, 21 de febrero de 2020
Juan Carlos Rodriguez, cmf
Habla claro nuestro Maestro. Nunca ha sido de los que „doran la píldora“. Y pone las cartas sobre la mesa, sin rodeos.
Negarse. Cargar con la cruz. Perder la vida… Seguirle.
¿Necedad? ¿Locura? ¿Ingenuidad? ¿Absurdo?
Quizá sea bueno comenzar dejando que nos venga, a primer plano de conciencia, lo que las propuestas de Jesús, sus llamadas y sus condiciones han provocado en nosotros. Dejemos que afloren los sentimientos que suscitaron y las argumentaciones que cada uno hemos ido haciendo ante esas condiciones, esas exigencias…
Incomprensión. Resistencias. Explicaciones plausibles. Racionalizaciones, Literalismo. Huídas. Acogida…
Llamados a vivir el Evangelio sin glosa, nos preguntamos dónde está el secreto de esa contra-cultural, alternativa y a contra-corriente propuesta del Maestro.
¿No será que eso que llamamos vida solo es vida cuando se vive desviviéndose por el otro, por los otros, (por el que es la Vida de y para todos)? ¿No será que cuando damos y nos damos, entregamos y nos entregamos, regalamos y nos regalamos es cuando nos vamos haciendo con la consistencia de verdadera humanidad? ¿No será que el antídoto contra la exclusión, la indiferencia y todo tipo de inhumanidad es hacerse cargo, encargarse y cargar con el dolor ajeno, con las lágrimas del otro, con la postración de la mayoría?
Quizá la cosa sea bien sencilla. El que nos hace la propuesta es de fiar. Podemos lanzarnos a vivir a su aire, con su estilo, porque nos ha regalado el Espíritu que transforma desde dentro, que nos otorga una nueva mentalidad: la que contiene la clave con la que fueron creadas todas las cosas, la del sueño originario de Dios para la humanidad y para la entera realidad.
Maestro, contigo y en Ti.
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Lecturas de hoy La Cátedra del apóstol san Pedro
Hoy, sábado, 22 de febrero de 2020
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5,1-4):
A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R/.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»
Comentario al Evangelio de hoy sábado, 22 de febrero de 2020
Juan Carlos Rodriguez, cmf
La experiencia de la fe, el encuentro y trato con el Señor nos lleva a la confesión. Claramente.
Hay un dinamismo interior que parte del regalo que ha supuesto haber sido llamados, elegidos, nombrados por el Maestro y que va llenando los huecos del corazón hasta desbordarse para brotar en los labios como confesión sentida.
La Palabra hoy nos acerca a la confesión de Pedro. Ese discípulo de la primera hora al que el Señor envuelve con una bienaventuranza especial: “dichoso tú, Simón”. Ese discípulo, generoso y torpe a la vez; entusiasta y cobarde al mismo tiempo; discípulo que ha sido agraciado con una intuición-revelación que es regalo del Padre: “eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre”.
La confesión de Pedro es el fruto de ese delicado engarce que hace el Espíritu del Señor en la realidad de nuestra humanidad limitada y pecadora, lenta a la gratuidad del don, torpe para llegar a el entendimiento de los “secretos” del Reino y para abrirse a la novedad.
En el itinerario de Pedro lo vemos plasmado y nos sentimos identificados. Siempre discípulos, siempre aprendices en la escuela del Maestro.
La confesión de Pedro es también estímulo para nosotros. En él, el Maestro estaba incluyéndonos; nombrándonos bienaventurados por haber sido alcanzados, atraídos por el Padre hacia Él. Confesar la filiación divina de Cristo viene tras un camino de profundización en la riqueza del ser de Jesús hasta identificarnos con él.
Hoy es un día precioso para agradecer al Señor la fe de aquel pescador de Galilea; para agradecer también nuestra fe, nuestro tesoro; para orar por Francisco, Obispo de Roma, para que siga confesando la fe, confirmándonos en ella y alentando nuestra confesión creyente.
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